CAPÍTULO 5. BODA

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Yara no podía creer lo que escuchaba, vio a Igor vestido de médico y comprendió que era quien atendía a su gemela.
Corrió a su encuentro y lo detuvo en la puerta.
—Doctor, ¿Cómo está mi hermana? ¿Qué tiene?  dígame por favor.
Igor la miró y luego a Mikayl.
—Hola Yara, ella está estable, está fuera de peligro, si ella acepta comer algo se le retira la vía, pero si no lo hace, seguirá con este método de alimentación e hidratación.
—¿Me está diciendo que no a probado nada?
—Desde que llegó aquí.
—¿Y cuando llegó aquí?
—El mismo día que tú. —respondió Mikayl.
—Son unos desgraciados, ¿Quién carajo sabe por qué estamos aquí? necesito una respuesta. —habló Yara caminando de un lugar a otro.
—Vamos el juez nos está esperando.
Yara lo miró furiosa y se negó
—No voy a casarme contigo. ¿Entendiste?
—Entonces no podré interceder por tu hermana.
—¡Te odio Alexey! Creí que eras mi amigo.
—¿Amigo? No sabía que te gustaba dejarte besar por tus amigos.
Yara no pronunció palabra para defenderse, entró a la habitación y vio a Aylin esposada y dormida
—¿Por qué está  esposada.
—Ella se arranca la vía, y para evitar eso le esposamos esa mano.
—Pero si se recuperará ¿cierto?
—Todo depende de que ella se alimente y salga de aquí.
Yara miró a Mikayl parado en la puerta y se acercó a él.
—¿Si me caso contigo sacarás a mi hermana de aquí?
—Si, en el mismo instante la van a dejar donde tú lo pidas.
—Eres despreciable, solo por su libertad acepto esa estupidez de casarme contigo.
Mikayl cogió la mano de Yara y caminó a paso largo para salir de ahí.
Estaba furioso por como lo tomó ella,
—Quiero ver a tu jefe.
—El no ve a nadie, solo ordena y ya.
—¿Con que propósito estamos aquí? No comprendo, papá no tiene enemigos.
—No conozco personalmente a tus padres, pero si escuché de ellos por las tiendas de joyerías que tienen en toda Europa.
El resto del trayecto fue en completo silencio llegaron a las oficina del registro matrimonial para firmas el acuerdo de matrimonio.
El juez  ya tenía realizado el contrato de matrimonio y empezó a decir las palabras correspondientes y fue interrumpido por Yara.
—¿Dónde firmo? No tengo tiempo para escuchar mentiras. —habló Yara sin mirar a nadie.
El juez indicó donde firmar , Yara lo hizo y salió de la oficina a paso largo, pidió un Uber subió a él fío la dirección que memorizó y regreso a la mansión.
Llegó, salió del Uber y corrió para subir a la habitación de Aylin.
Entró y la vio de que ya había despertado.
—¡Yara! Yara está aquí hermanita, creí que no te volvería a ver.
—Lin, mi Lin, todo está bien, ya saldrás de aquí, estarás mejor.
—No entiendo que sucedió. ¿Por qué estamos aquí? ¿Sabes que sucede? Tenemos que hablar con papá.
—Todo está listo para que regreses a tu vida normal Aylin.
—Ves ya podrás irte hermanita.
—¿Cómo que me iré, y tú te quedarás?
—El que me quede aquí es parte del trato para tu liberación.
—¿Liberación? ¿Cómo que liberación? ¿Acaso estamos secuestrada?
Yara miró a Mikayl y luego a Aylin.
—Ni yo se lo que hacemos aquí. —dijo Yara abrazándose a su hermana.
—No me voy Yara, si tú te quedas aquí lo haré yo también, no te dejaré.
—Tienes que irte Lin.
Yara salió de la habitación miró a Mikayl furiosa y siguió sin mirar a pesar de que la llamó.
—Yara, ven aquí. ¿Acaso no me escuchas?
Yara entró a la habitación intentó cerrar la puerta pero Mikayl lo impidió.
—Te estoy llamando y no me respondes. —dijo agarrando su brazo  atrayendo la a su cuerpo y rodeando su cintura.
Su cercanía era tanta que sus alientos se mezclaban, se miraron fijamente, Mikayl bajó la mirada y se quedó mirando sus labios entreabiertos.
—Ahora eres mi esposa muchachita.
—¿Y que? Tengo una vida, no soy tu esclava, así que voy a continuar con mi vida, voy a terminar mi especialización, terminará el plazo de esta locura y me iré muy lejos de ti.
Yara se zafó del agarre de Mikayl y volvió a salir de la habitación.
Mikayl salió y fue a la oficina donde lo esperaba su padre.
—Padre, ¿A qué debo el honor de tu visita?
—Te envié un mensaje con tu hermano y no te presentaste.
—Lo recibí pero no quise ir, estaba atendiendo asuntos personales.
—Un jefe le da prioridad a los negocios, no a las cosas pequeñas.
—Talvez tú nos veías como cosas pequeñas, pero yo no, mi esposa no está en segundo plano.
—¿Qué estás diciendo Mikayl? ¿Cómo que tu esposa? ¿Con quién te has casado?
—Mi matrimonio no es ninguna alianza comercial padre.
—No me digas que es por esa estupidez llamada amor. Tienes que divorciarte y cumplir con la palabra dada a Mondragón.
Mikayl miró a su padre y le contradijo.
—Aquí está tu lugar, tu puesto de jefe, cásate tu con la hija de tu socio, yo no estoy en venta, no necesitamos a Mondragón para extender nuestro territorio.
El mayor de los Shevchenko dio un golpe en el suelo con la punta de su bastón.
—No puedes contradecir a una orden, porque aunque tú estés en ese lugar por ser mi primogénito no te da derechos de decidir o de contradecir una orden mía.
—¡Padre! No voy a dejar a mi esposa. Toma tu lugar no lo necesito.
Mikayl salió de la oficina y fue a ver a Igor, llamó a Víctor y les ordenó sacar de ahí a Aylin para llevarla a su departamento.
Mikayl volvió a la habitación donde estaría Yara pero no la encontró. Vio a través del ventanal y la vio en el jardín.
Bajó y fue a su encuentro.
—Yara, ya tu hermana fue trasladada a su departamento, tu y yo nos vamos de aquí.
—¿De verdad? Me sacarás de aquí, pero tú ya no regresarás cierto?
Mikayl se acercó a ella, el viento revoloteaba en su cabello y el dejó un mechón detrás de su oreja.
—Renuncié a este trabajo, no volveré aquí.
Yara se colgó de su cuello y fue a preparar sus cosas, Mikayl ordenó preparar uno de sus departamentos en el centro de la cuidad, sería su residencia temporal.
Yara bajó con una pequeña maleta donde guardó lo poco que le había dado durante el tiempo que estuvo ahí
—Estoy lista, nos vamos a mi departamento.
—No, nos vamos al mío, eres mi esposa y estarás donde yo esté
—Esposa de papel, tu vivirás en tu departamento y yo en el mío.
—Escoge, tu departamento o el mío, por que no te puedes alejar de mi si no quieres que tu hermana regrese aquí.
—Eres insoportable, te odio. —habló con los dientes apretados.
—¿Cómo les voy a decir a mis padres de ti? Casada con un desconocido.
—Todos somos desconocidos antes de conocer nos. Y a tus padres le diremos que nos amamos tanto que no pudimos esperar una gran boda.
—No voy a mentirle a mis padres, nunca lo hice, no lo haré ahora y mucho menos por ti.
Mikayl subió al auto y Yara lo miró.
—Para ser un empleado tienes un auto muy costoso.
Mikayl la miró y respondió algo improvisado
—Es de mi jefe, lo devolveré cuando pueda.
—Pues déjalo, si me voy de este horrible lugar no quiero nada de aquí.
Mikayl salió del auto la tomó en brazos y la subió al lado del copiloto.
—No tengo tiempo para tus caprichos sube al auto que nos vamos.
Mikayl miró a lo lejos el auto de su padre que se acercaba, subió a suyo y salió tan pronto para no se alcanzado por el mayor Shevchenko.
Los autos se cruzaron Yara miró fijamente al viejo general.
—¿Ese es tu jefe? —preguntó Yara mirando a Mikayl atentamente, dejando pasar esa impresión que tuvo al verlo. El parecido de Mikayl con su jefe
—Ya no lo es, desde hoy no soy nadie aquí.
Mikayl manejó y llegó al edificio donde viviría con Yara.
—Te dije que quería ir a mi departamento.
—Aquí tienes todo ya. No necesitar ir a tu antiguo departamento.
—Necesito ver a mi hermana.
—Ella está con Igor, el nos informará todo lo que pase con ella.
Yara bajó del auto furiosa, dejó todo cartera y maleta, Mikayl liri apretando el volante y suspirando profundo.
—Niña malcriada, ya te bajaré esos caprichos que te gastas.
Salió del auto cogió la cartera y la maleta de Yara y la siguió.
"Pero qué carajos, yo haciendo de mozo de la niña." Pensó y dejó tirado todo nuevamente en el auto.
Yara entró en el ascensor luego lo hizo Mikayl.
—¿Dónde degastes mis cosas?
—No soy tu empleado para cargar con ellas. —respondió sin mirarla.
Yara apretó el botón para que las puertas se abrieran y Mikayl paró el ascensor.
La levantó y la empotró contra la pared y su cuerpo, abrió su blusa de un tirón y empezó a besar su boca apasionadamente mientras masajeaba sus pechos.
Yara respondió desesperadamente ese beso urgido y lleno de deseos por él, que no dejó de pensar en esos pechos  y ella no olvidó la sensación que le hizo sentir esos labios en sus pezones.
—Alexey, no, déjame.  —decía en susurros y gemidos.
—¿Segura que desea que pare?
Mikayl encendió el ascensor que siguió subiendo hasta llegar al piso. El no dejo de besar su cuello bajando por su pecho y llegar a sus senos de miel.
Yara envolvió  sus piernas en las caderas de Mikayl, se perdieron en la sensaciones que sentían cuando las puertas metálicas se abrieron y al suelo cayeron, uno encima del otro.

COMPRADA. En Las Manos Del .Mafioso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora