Capitulo tres

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                                Capítulo Tres "Mis Ojos"

—¡Hola! —grité entrando a casa.

Estaba todo muy quieto, y se escuchaba el televisor del living, seguro sería mi abuela, nadie más lo escuchaba a ese volumen. Subí las escaleras para dejar todo en mi cuarto y cambiarme, y me puse mis tenis de andar por casa, un pantalón deportivo. Bajé las escaleras bastante rápido y sentí como se abría y cerraba la puerta de entrada.

—¿Alicia, Luna, ¿alguien...? —gritó mi madre.

—Voy, estoy cerca, aguarda –respondí.

—¿Cómo estas, cielo?

—Luna, mamá, Luna –bromeé.

—Cada día más grande y más tonta —respondió alegre—, ¿puedes poner la leche, la mantequilla y la carne en la nevera?, iré a cambiarme y preparare un té o algo, ¿te apetece? —dijo, y subió las escaleras.

—iSí! Quiero hablar contigo... —grité yendo hacia la cocina.

No tenía idea de si había escuchado, pero ya volverá a bajar de todos modos y se lo volvería a decir. Pasaron unos diez minutos, los "voy a cambiarme" de mi madre incluían: ir al baño, deshacerse el peinado, escoger la ropa para el otro día, y bueno, así tardaba bastante. Puse a calentar agua, y, como predije, cuando la caldera sonó, ella bajó.

—¿Has calentado agua? –preguntó.

—Sí... —respondí. Esas cosas que te preguntan y son totalmente obvias y respondes sí por no decir "¿eres idiota?". Ésta era una de esas preguntas, la caldera había sonado, y las probabilidades del 99% apuntaban a que era porque estaba calentando agua, pero sin embargo ahí estaba la pregunta, como cuando preguntan "¿te has cortado el pelo?" y debes responder que sí para no ser descortés, era igual.

—Hoy por la noche voy a ir con Erik y Sara a BOOX. Solté sin dar vueltas.

—No, no me parece buena idea, la verdad —Contestó al instante.

—¿Por qué? —pregunté con cara de pocos amigos, aunque ya me venía venir la respuesta.

—Porque no. No es seguro que andes por discotecas en la noche, pero pregúntale a tu padre... seguro está de acuerdo conmigo.

—¿Mi padre?, no me habla hace un año practicante, no creo que le sea relevante el hecho de que salga o...

—No seas así, sabes que no la está pasando bien —me interrumpió.

—Claro, porque yo sí, me encanta la situación. Me encanta estar aquí, ver como me echa la culpa de todo, como me mira, pasar por el cuarto de Lucas y desviar la mirada para que las lágrimas no empiecen a caer... tengo 18 años y no salgo nunca, no puedo hacer nada, entiendo que estés asustada, pero...

—No, no entiendes, no tienes idea el miedo que siento de perderte a ti también —dijo mi madre intentada detener las lágrimas.

Me acerqué a ella, tomé su mano y proseguí hablando.

—No me pasara nada, son cosas que hacía antes, no tiene por qué pasar nada, no puedo estar encerrada por miedo a morir, no puedo, porque no estoy viviendo por miedo a dejar de vivir, ¿entiendes? Te amo y desearía que nada de lo que ocurrió hubiese pasado, pero no puedo hacerlo.

Mi madre me miró en silencio durante unos minutos.

—Llévate el auto e intenta no beber... —concluyo al final.

Luna ( La comunidad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora