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No tengo a quien llamar y pedir ayuda.

Quería seguir dormido, su cuerpo aun se sentía cansado y, bueno hay que suponer que cuando estás algo adormilado no sabes, no recuerdas o no te das cuenta de la situación en la que estás a no ser que despiertes por completo.

La mañana estaba muy fresca, no hay ninguna razón para levantarse, y así cerró los ojos acurrucándose nuevamente. Su cama no se sentía igual, era cómoda pero había algo extraño.

Volvió a abrir los ojos y se sobresaltó al recordar donde estaba.

¡¿Se había quedado dormido sobre ese loco demente?!

Se levantó rápidamente después de ver, sin querer, el gran pecho desnudo del Lan.

Su cara estaba caliente, sabía que tenía una expresión diferente a la que quería tener, intentó ocultarlo frunciendo su ceño, pero no pudo ni siquiera mantenerlo.
Esto lo enojó y cubrió su cara de la vergüenza.

- Ja Ja Ja Ja - la risa de voz gruesa llegó a sus oídos. Era obvio que ya lo había visto.
Volvió su mirada hacia él tratando de confrontarlo aun con su expresión "ridícula".

- Te ves muy lindo cuando te pones así.- levantó una ceja mientras cubría su boca. Su intención era muy clara, estaba molestando a Jiang Wanyi.

- ¡¿Q-qué estás... Qué dices idiota?!- preguntó tratando de defenderse.
Pensó que iba a callarse al fin, pero solo caminó con sus rodillas tratando de llegar a él.
Su muñeca seguía encadenada a la pared, pero seguro que podía ahorcarlo con ella si llegase a tocarlo.

- No te pongas nervioso...- tomó ambas manos y las puso en su pecho.- Soy todo tuyo. Puedes tocarme siempre que quieras.- movió las manos ajenas para que las apretara, esperando una reacción por parte de la otra persona.

Jiang Wanyi no pudo moverse, sus manos estaban tocando descaradamente a alguien ¿y no podía moverse? ¿En serio?

Lan Xichen sonrió, ladeó su cabeza curioso y con la mirada un poco muy satisfecha.
- ¿A-Cheng quiere tocar más?- bajó las manos de la persona ajena aún más sin temor a la muerte.

— ¡Alejate estúpido idiota!.— gritó lleno de pánico, él mismo no sabía cuando se había soltado de su agarré, pero el golpe que mandó fue lleno de energía.

¿Cuándo se había recuperado, si ayer estaba igual de enfermo?

Miró con curiosidad su propio cuerpo desde la punta de sus pies.

- A-Cheng~ la próxima vez, hazlo más fuerte.- habló coqueto mientras forzaba a una lagrimita a salir

- ¿Qué... me hiciste?- preguntó atónito al darse cuenta del cambio de salud tan repentino.- Hasta hace poco estaba muy enfermo. ¿Qué fue?

Lan Xichen se volteó boca abajo y comenzó a jugar con la almohada.

- No te importa.- se levantó de la cama y se fue casi saltando como si estuviera feliz.

- ¡Tú - intentó perseguirlo pero la cadena lo jaló al llegar al límite permitido.- Quítame esto. No voy a ir a ningún lado, no es como si pudiese irme de aquí por ahora.- miró disimuladamente hacía afuera.

A Lan Xichen lo estaba enloqueciendo las miradas amenazadoras que mandaba su amado hacia él. Era como si quisiera matarlo y eso le encantaba tanto. Ignoró al príncipe y solo se limitó a poner algo de música en la radio.

Jiang Wanyi no tuvo más remedio que volver a sentarse en la cama suspirando de frustración. No era una persona de quedarse quieto, necesitaba hacer algo.

¿Qué podía hacer en esta situación? ¿Hablar con el secuestrador? ¿Encontrar sentido a las palabras de un loco? ¿Hacer que se sienta culpable para que lo dejara ir? ¿Intentar matarlo? O ¿Sacar la receta del antídoto que utilizó en él?

La primera opción es muy cursi; un asco total. Además no eran de esas historias de cuentos de hadas, probablemente vomitaría con locura a medio camino.

La tercera era la más viable, pero ya estaba analizando a ese hombre y sabía que podría costarle caro.

— "Ya han pasado tres días desde el secuestro del príncipe, y aún no sabemos nada de él. Hasta el momento no sabemos de los próximos movimientos del rey y la reina de Yunmeng Jiang, aparentemente ni siquiera han empezado una búsqueda.

Todo ocurrió después de una reunión de reinos solicitada por el rey de Gusu Lan. Es mucha coincidencia que justo en una reunión en las tierras Lan, el príncipe haya sido privado de libertad por culpa de un secuestro."

Su padre jamás sería capaz de crear una guerra por él. Más bien buscaría una manera pacífica de calmar las cosas.

- Jumh.- bufó.- caminó en dirección a Jiang Wanyi e inesperadamente lo soltó de la cadena.- No trates de traicionar mi confianza. 

Lo llevó a una pequeña mesita en el suelo, no habían muchos platos y parecía un desayuno normal. Solo había comido de esta forma cuando su hermana cocinaba, mientras tanto la comida servida por el resto era extravagante.

- Come, lo hice con mucho amor~.

Lan Xichen era muy extraño, a veces le daba miedo. Incluso sabía que tipo de comida le gustaba, Pero él no recuerda haberse cruzado con él nunca en su vida.

Obstinadamente bajó y se sentó de forma adecuada. No estaba cumpliendo órdenes, simplemente tenía hambre.

Lo único de lo que vive Jiang Wanyi es de lo que todos esperan de él, de la atención de sus padres y de su orgullo. Para Lan Xichen su "suegra" era una perra que solo quería que su hijo hiciera lo que ella nunca pudo, como sentarse en un trono a dar órdenes. Lo entrenaba hasta el colapso y le hacía pagar cualquier error. Su padre era un hijo de puta que lo ignoraba por completo. Lo dañaba terriblemente por eso, ¿No sabe lo que es demostrar el amor paternal? De sus hermanos no tenía nada que decir... bueno, no diría nada si no decían nada ignorante a Jiang Cheng. 

Entonces... ¿Cuál es la atención que recibe?

— Oye, ¿Dónde está mi teléfono?— preguntó con la boca llena. Tal vez si se olvidaba de los modales y se veía asqueroso, se aburriría y lo echaría.

Lan Xichen se sentó frente a él mirándolo con dulzura.Su hermoso Jiang Cheng era un libro abierto, seguro que incluso haciendo ese tipo de cosas se sentía avergonzado.

Taaaaan lindo~

- Tch! - sonó la lengua con fastidio al ser ignorado.- Aquí tienes. Te dejo hacer una llamada y me lo devuelves.

Jiang Cheng casi se atraganta, a pesar de haber tomado el té que tenía allí, no pudo bajar la bola de comida atragantada y tuvo que golpear su pecho varias veces.

¿Quién en su sano juicio le entregaría comunicación a su prisionero? Tal vez no era muy inteligente.

Miró su teléfono como si lo hubiera extrañado y rápidamente fue a contactos. Desafortunadamente, la única persona que tenía agregada era a su madre.
No tenía buena comunicación con ella y sería muy humillante llamarla para pedirle ayuda. Preferiría quedarse más tiempo con ese loco psicópata antes que tener una conversación con ella.

No tenía resentimiento o algo por el estilo. Pero amaba tener distancia con su madre solo por lo incómodo que se sentía el ambiente cuando estaban juntos. Además su relación nunca fue amorosa, ella solo entrenaba su corazón con palabras duras que en vez de hacerlo fuerte lo quebraban.

- Debí haber agregado a mi tonto hermano...- Jiang Wanyi miró hacia abajo intentando ocultar su rostro, su vista estaba borrosa y su nariz comenzó a moquear.

Lan Xichen se sentó detrás de él para recostarlo en su pecho y abrazarlo desde su cabeza, cubriendo así su pecho con sus mangas.

— Nadie importante está aquí, ¿De quién escondes tus lágrimas?— preguntó mientras tragaba en seco para bajar el nudo en su garganta. Su pobre A-Cheng tampoco tenía un llanto característico porque cada vez que lloraba, lo hacía en silencio.

Destino Marcado (Xicheng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora