Prologo

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Acto 1: La segunda oportunidad de Johan.

-Perdón...perdón por no ser el hijo perfecto, madre- dije mientras caía en picada hacia el vacío.

Estaba al menos feliz que mi vida llegara a su fin, ya no podía soportar con este sufrimiento, ya no tenia que recibir los golpes de Brandon; ni las miradas de odio y desprecio de mis compañeros.

Nadie me juzgará ni me dirán los defectos que tengo, pero, extrañare esa cálida sonrisa de Zuikaku. La destreza de Takao con la espada y todos regalos que me recompenso la propia vida.

Estaba cansado, sentía como mis parpados se volvían pesados, cerrando mis ojos vacíos. En la oscuridad, escuche esa característica voz de mi subconciencia.

-Buenas noches, pequeño Johan- dijo con forma fría y calmada.

Simplemente sonreí, invadido por la derrota.

-Al menos me juntare con Deku y los demás compañeros que perdí en la batalla- respondí con tranquilidad.

¿Cómo llegue a este punto? Lo recuerdo claramente, como las aguas cristalinas.

4 de mayo del 2016

No recuerdo mucho de la pesadilla que tuve, solo se que vi unos ojos oscuros con pupilas en forma de X, despertando con mucho sudor.

Habían pasado ya un mes que cumplí los 15 años, mi vida se veía igual, las noches se volvieron eternas para mí. Por alguna extraña razón, mi madre empezó a darme medicamentos, píldoras azules. El sabor era dulce pero después, cambiaba a una acida, como Limón se tratará.

No estaba enfermo, ni siquiera tenia alguna enfermada hereditaria, simplemente mi madre empezó a dármelo solo una vez a la semana.

Lo que mas odiaba, era ir a la escuela secundaria Lakewood High School, al menos tenia a Thomas como mi único amigo. Tiene la costumbre de esperarme en la entrada de la escuela, algo que al menos me alegraba un poco.

Desde que lo conocí en la primaria, nuestra amistad era inseparable, íbamos en tiendas en tiendas para buscar nuevos mangas o capítulos recientes de nuestra franquicia favorita. Battle of uniqueness, consiste en coleccionar juegos de cartas, ya sea algún personaje o artefactos y reliquias mágicas, catalogadas en diferentes grupos elementales.

Mi rutina comenzaba una vez que la alarma sonara, me levanté muy pronto de la cama y me dirigí a mi armario.

Yo no era una persona ordenada que digamos, siempre tenía la habitación desordenada, repleta de alguna basura y ropa usada.

Abrí el armario y como siempre, la ropa se encontraba amontonada y revueltas entre sí, dentro de la enorme caja de madera.

Me puse mi chaqueta cortavientos, con tono oscuro, azul marino. Era un diseño moderno y ajustado tanto para mi estatura como mi cuerpo de palo, aunque me veían débil físicamente, al menos sabia como defenderme y, sin embargo, mis golpes eran de pluma. A mis espaldas, llevaba el dibujo de una flor de cerezo, el símbolo de una nación ficticia y al mismo tiempo una de mis favoritas, el Imperio Sakura.

Estaba tan ambicioso en ese videojuego, que recordaba sus armamentos y el destino de cada uno de ellas. Digo ellas, porque eran mujeres que personificaban los barcos de la Segunda Guerra Mundial, tanto que me gastaba mi dinero en Wisdom Cube.

Debajo de mi chaqueta, llevaba una camiseta blanca con mangas cortas y rojas, no es la gran cosa, pero era mi preferida. Por último, me puse los jeans azules, ligeramente cómodas y poco ajustados.

Gasté los cinco minutos buscando mis zapatillas, hasta que lo encontré al lado del basurero que estaba cerca de mi escritorio.

Baje las escaleras, llevando a mis espaldas mi mochila entre abierta, recogiendo algunos cuadernos que caían por las escaleras. No se si era un completo idiota o olvidada que siempre me quedaba despierto toda la noche, jugando en mi computadora.

Prince of the DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora