Mientras que Nerea estaba en el piso de Sibila buscando apoyo, en su casa familiar la historia era bastante distinta. Ahí estaban las madres de Nerea. Paula, una reconocida chef almeriense que había logrado grandes cosas con su restaurante, y su mujer Nanami, una grandísima empresaria china, la verdadera razón de que el restaurante de Paula hubiese triunfado tanto.
Nanami y Paula se conocieron en una feria culinaria. Desde entonces, no se habían separado la una de la otra. Nanami lo dejó todo para seguir a Paula allá donde ella fuese, incluyendo a toda su familia. Con el único que seguía en contacto era con su hermano pequeño. Tenían dos hijos en común: Nerea y Rubén. Nerea era hija biológica de Paula, con el esperma del hermano de Nanami. Rubén era hijo biológico de Nanami, con el esperma del hermano de Paula. Sí, las reuniones familiares eran un tanto... confusas. Nanami había diseñado su vida familiar para que, aunque hubiese deshonrado a toda su familia al resultar lesbiana, fuese sumamente perfecta.
Sin embargo, Nanami guardaba un secreto. Un secreto que tan sólo Paula conocía. Nanami era descendiente directa de Kuan Kung, el dios de la guerra chino. Dentro de la descendencia de este, cada cierto tiempo, aparecía lo que se denominaba una guerra de Kuan Kung, una luchadora que dominaba a la perfección las armas de combate y el arte de la guerra. Nanami era una de esas guerreras. Guardaba como reliquia una espada que perteneció a su antepasado, colgada encima de su escritorio. Sabía que el día que aquella espada se iluminase indicaría que un gran peligro venía a atacar a su familia. Más de una vez se lo había comentado a su mujer, un tanto borracha.
Ese día, Paula entró al escritorio de su mujer, buscando unos papeles del restaurante cuando la vio. La espada de Kuan Kung estaba iluminada. Corrió hasta su mujer, la cuál estaba desayunando tranquilamente en el patio. Nanami, al ver el rostro totalmente horrorizado de Paula, se preparó para lo peor.
-¿Qué pasa?- preguntó Nanami, dejando con delicadeza su café
-Cariño, la espada... -empezó a decir Paula, sin saber muy bien cómo acabar
-¿Qué pasa con la espada? – exclamó Nanami mientras se levantaba, preparándose para lo peor
-Está... iluminada
Eso era suficiente para que Nanami corriese hacia su despacho. Abrió la puerta y ahí estaba. La espada que llevaba acompañándola todo ese tiempo, iluminada. Tan sólo había escuchado leyendas de que eso podía suceder. Su abuela se lo repitió múltiples veces cuando era pequeña. Sin embargo, nunca pensó que podría suceder. Respiró hondo, sabiendo que ese sería el día que marcaría un antes y un después.
Cerró la puerta del despacho, una vez dentro. Agarró la empuñadura de la espada y la sacó de su sitio. En ese momento, el espíritu de Kuan Kung apareció en la sala. Nanami lo miró sorprendida, sin creer que veían sus ojos. Sin embargo, guardó la compostura, debía ser lo más correcta posible. Le hizo una reverencia y Kuan Kung le hizo otra. Nanami no se creía lo que estaba pasando.
-Querida descendiente, – empezó a decirle Kuan Kung, obviamente en chino – su familia corre verdadero peligro. Un dios ha elegido a su hija para unos juegos de los que, posiblemente, no salga con vida.
Nanami guardó la compostura, pareciendo que no le importaba esa información. Sin embargo, lo único que quería, era saber quién era ese dios para cortarle la cabeza. A él y a todos los que pudieran hacer daño a su hija. Aun así, debía ser correcta. Siempre, correcta.
-¿De qué dios se trata? ¿Qué debería hacer?
-Se trata del dios Poseidón. Debe entrenar a su hija, indicarle el camino del arte de la guerra. Eso, o protegerla de los dioses. Últimamente, los dioses están revolucionados, no me extrañaría que hubiese algo detrás de estos juegos.
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La elegida de Poseidón (PAUSADA)
Novela JuvenilLos dioses griegos han discutido sobre quienes son los mejores humanos. Para comprobarlo, han diseñado unos juegos, cada Dios ha elegido a un humano para ser su representante. Nerea es la elegida de Poseidón, y realmente no sabe muy bien qué signifi...