Capítulo 24

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Nerea estaba dispuesta a salir corriendo hacia Olaf, llena de preguntas, ya que no estaba tan borracha como antes. Sin embargo, Olaf se le adelantó. Dio varios saltos y acabó sentado en el rellano de la ventana. Nerea estaba alucinando aún más, ya que nunca había pensado en Olaf como alguien atlético, sino todo lo contrario. 

-Al parecer mi destino es ayudarte en esos juegos. Así que... ¿Tienes sitio para mí? 

Sin pensarlo mucho, Nerea señaló su cama, de forma muy llamativa. Olaf, al ver todas las cosas de Nerea encima de esta, se quedó confundido. 

-Nerea... ¿Esa no es tu cama?

Entonces, Nerea se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Intencionadamente, quería señalar la de Sibila, pero le había salido algo mal. Al darse cuenta de su error, señaló la otra. 

-Quería decir la de Sibila. Total, seguro que ya estará liada con Rubén...

Decir esto le dio un mal sabor de boca. 

-Pero, Sibila no era tu amiga y Rubén, tu hermano... - comentó Olaf, confundido

-No quiero hablar del tema - se horrorizó Nerea

-Me parece bien 

Olaf se bajó de la ventana y se puso de pie en aquella habitación, algo distinta a lo que estaba habituado. Puso su arco en el perchero, observando con detenimiento. No podía creer que volviese a usarlo. 

-¿Has descubierto algo de lo que te di? - le preguntó Nerea, llena de curiosidad y preocupación

-Aún no, se lo he mandado a mis discípulos

-¿A tus discípulos? ¿Cómo que a tus...? - empezó a decir Nerea, pero luego se acordó que los elfos eran seres que vivían muchísimos años, demasiados, y que prácticamente no envejecían. Además, un rayo de Luna dio directo a Olaf, dejando ver una ligera arruga... ¿Una arruga? 

-Sí, mis discípulos. Son muchos, así que conseguirán más que yo. Lo importante ahora es luchar y que estos juegos acaben. No lucho desde mis tiempos mozos, seguro que estoy algo oxidado... - resopló Olaf

-Olaf... Exactamente... ¿Cuántos años tienes? 

-Mil veinte, ¿por qué? 

-¿Cómo que mil veinte años? 

-Sí, soy uno de los grandes sabios de Álfheim. Cada treinta años estudio un doctorado, para analizar los avances de los humanos y como eso puede ayudar a mi poblado y a mi reino. La verdad, es que los humanos estáis avanzando cada vez más. Es bastante interesante... 

-¿Tienes más de mil años? ¿Por qué no eres un ser horroroso? ¿Por qué no eres un viejo encorvado?  - preguntó Nerea, confundida

-¿Cuidándome...? - respondió Olaf, como si fuera algo obvio. En cambio, para Nerea no lo era. 

-¿Cuidándote? ¡Es broma! 

-No - respondió Olaf, riéndose de la reacción de Nerea

Nerea abrió los ojos de par en par, haciendo que su amigo riese aún más. Parecía un ser completamente distinto, pero esa risa era igual a la que escuchó ese día en la cafetería y decidió que ese noruego sería su amigo. No dejaba de ser su gran amigo Olaf, el curioso Olaf, el noble Olaf. Le alegraba tener apoyos conocidos en ese momento lleno de incertidumbre. Sonrió, sin darse cuenta. 

-¿Ya estás más tranquila? Antes se te veía preocupada - contestó Olaf, quitándose la capa y poniéndola en la percha, junto a su arco

-Lo sigo estando, pero ahora estás aquí y eso me relaja... ¡No todos los días tienes a un elfo poderoso de tu parte! 

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⏰ Última actualización: 21 hours ago ⏰

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