Historias románticas de vampiros y criaturas mitologicas entre chicos y amores entre chicas, donde cada una de ellas muestra cómo tanto estas criaturas de la noche como así también los humanos pueden llegar a sentir el amor y la pasión en todas sus...
El agotamiento llenaba el aire pesado del abismo, pero la batalla aún no había terminado. Gabriel y Luzbel, pese a sus heridas, sintieron la presencia maliciosa de Belial, cuya risa resonaba desde las sombras. Su figura emergió, encadenada pero aún llena de odio y envidia.
"Pensaste que podrías derrotarme," dijo Belial, sus ojos ardientes de resentimiento. "Pero vuestra debilidad siempre ha sido vuestro amor."
Gabriel, levantándose con esfuerzo, miró a Luzbel y luego a Belial.
"El amor nos ha hecho más fuertes de lo que puedas imaginar. Es hora de acabar con esto."
Luzbel asintió, sus alas negras temblando. "Belial, tu envidia y traición nos llevaron a este punto. Es momento de poner fin a tu manipulación."
Unidos en su propósito, Gabriel y Luzbel concentraron sus energías. La luz helada de Gabriel se fusionó con las llamas oscuras de Luzbel, creando un poder inimaginable. Belial, consciente de su inevitable destino, lanzó un último ataque desesperado, pero fue en vano.
"¡Ahora!", gritó Gabriel, y la combinación de sus poderes envolvió a Belial en un torbellino de luz y oscuridad. Belial se desintegró en un grito de agonía, su esencia maligna desterrada para siempre del universo.
Capítulo 18: El Perdón del Consejo
Con la desaparición de Belial, una paz extraña llenó el abismo. Los ecos de la batalla se desvanecieron, y Gabriel, con el corazón todavía dolido, se dirigió hacia el Cielo. Esta vez, no como un arcángel caído, sino como un ser que había pasado por el sufrimiento y emergido más fuerte.
El Consejo de Ángeles, liderado por Miguel, esperaba su llegada. "Gabriel," comenzó Miguel, con una voz llena de compasión, "hemos visto tu lucha y entendemos el dolor que has sufrido. Te ofrecemos nuestro perdón y la oportunidad de regresar con nosotros."
Gabriel miró a los ángeles, su familia celestial, con una mezcla de nostalgia y firmeza.
"Agradezco vuestro perdón," respondió, "pero ya no soy el mismo Gabriel que una vez conocisteis. El amor y el sufrimiento me han cambiado de formas que no puedo ignorar."
Capítulo 19: La Decisión de Gabriel
Gabriel se volvió hacia Luzbel, quien lo observaba con una expresión de tristeza y esperanza.
"Luzbel," dijo Gabriel, sus ojos reflejando el amor y la traición, "aunque mi corazón aún te ama, la confianza entre nosotros está rota. No puedo regresar contigo."
Luzbel asintió, comprendiendo la profundidad de sus palabras. "Lo entiendo, Gabriel. Mi amor por ti es eterno, pero acepto tu decisión."
Gabriel dio un paso adelante, extendiendo una mano hacia Luzbel.
"A pesar de todo, nuestro amor nos definió y nos hizo quienes somos. Nunca olvidaré lo que compartimos."
Luzbel tomó su mano, un gesto de despedida y respeto mutuo.
"Siempre serás una parte de mí, Gabriel."
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Capítulo 20: Un Nuevo Comienzo
Gabriel, ahora libre de las cadenas del pasado, se alejó de ambos reinos. Encontró su camino en un lugar intermedio, un espacio donde podía contemplar el amor y el sufrimiento que lo habían transformado. Su corazón, aunque endurecido, aún latía con una chispa de esperanza.
Desde su nuevo hogar, Gabriel observaba tanto el Cielo como el Infierno, guardando el equilibrio entre la luz y la oscuridad. Se convirtió en un guardián del amor verdadero, un testigo de la redención y el perdón.
Luzbel, en su trono infernal, y los ángeles en el Cielo, sabían que Gabriel, aunque distante, siempre estaría presente en sus corazones y memorias.
Así, el legado de su amor prohibido perduró, trascendiendo las barreras entre los reinos y recordando a todos que incluso en la más profunda oscuridad, la luz del amor puede brillar.
Sin embargo Luzbel no era alguien que aceptase el adiós de aquel que tanto amaba. Había decidido darle a su amado Gabriel un tiempo, solo un tiempo para que aclare sus ideas y se recupere un poco aunque mas no sea.
Pero llegaría el momento en el cual iría por él, aquel momento en el que arrastraría a Gabriel a su mundo donde lo amaría por toda la eternidad. Llegado dicho momento, Luzbel no aceptaría negativa alguna de Gabriel. Pensando en esto, el hermoso Luzbel sonreía con intenso placer.
FIN
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