Entre El Cielo Y El Abismo III

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Capítulo 12: El Ascenso del Arcángel Caído

El día que Gabriel decidió abandonar el abismo helado, una tormenta de proporciones épicas se desató sobre el lugar. Los cielos oscuros se iluminaron con rayos de energía pura, y el viento gélido se convirtió en un ciclón de poder incontrolable.

Con cada paso que daba hacia su salida, el suelo temblaba, y las paredes de hielo se resquebrajaban. Gabriel había renacido del frío, y su determinación era implacable.

Con un movimiento de sus alas, se elevó del abismo, rompiendo la barrera entre el mundo helado y el Cielo. Sus alas, antes radiantes de luz divina, ahora brillaban con una energía oscura y helada. Gabriel ya no era solo un mensajero de esperanza; era un guerrero de venganza y justicia.

Capítulo 13: La Batalla Celestial

El Cielo estaba en alerta. Los arcángeles que formaban el Consejo, aquellos mismos que habían decidido el destierro de Gabriel, sentían una presencia poderosa acercándose. Miguel, Rafael, Uriel y otros se reunieron en el gran salón celestial, listos para enfrentar lo que fuera que se avecinaba.

Gabriel irrumpió en el salón con un aura de poder helado. Sus ojos, antes llenos de compasión, ahora brillaban con una fría determinación. "He venido a reclamar justicia," declaró, su voz resonando como un trueno en la vasta sala.

Miguel, el líder del Consejo, avanzó para confrontarlo.

"Gabriel, hermano, no puedes desafiar las leyes del Cielo. Tu amor por Luzbel te condenó, y tu destierro fue la sentencia justa."

"Justa," repitió Gabriel, con un tono sarcástico. "¿Justo es desterrar a alguien por amar? ¿Justo es condenarme al sufrimiento eterno por seguir los dictados de mi corazón?"

Sin más preámbulos, Gabriel desató su poder. Una tormenta de hielo y viento surgió de sus manos, arremetiendo contra los arcángeles. La batalla que siguió fue feroz.

Los poderes de Gabriel, alimentados por su dolor y su deseo de venganza, eran imparables. Rafael intentó usar su poder curativo para calmar la furia de Gabriel, pero fue en vano. Uriel lanzó rayos de fuego celestial, pero Gabriel los desvió con una barrera de hielo impenetrable.

Miguel, el más fuerte de los arcángeles, se enfrentó directamente a Gabriel. Sus espadas se cruzaron en una danza de luz y sombra, cada golpe resonando con la fuerza de mil tormentas.

Pero Gabriel, con su corazón endurecido y su voluntad indomable, prevaleció. Desarmó a Miguel y lo arrojó al suelo, dejando claro que su poder superaba al de cualquier otro ángel y arcángel.

Capítulo 14: Preparación para el Enfrentamiento

Con el Consejo derrotado y los ángeles dispersos, Gabriel se dirigió hacia el abismo donde Luzbel reinaba. Cada paso que daba estaba cargado de recuerdos y emociones encontradas.

El amor que había sentido por Luzbel se había transformado en un doloroso deseo de confrontación. Su corazón, endurecido por el sufrimiento, latía con una mezcla de tristeza y furia.

En el trono infernal, Luzbel sintió la presencia de Gabriel acercándose. Sabía que este momento llegaría, y una mezcla de temor y esperanza lo invadía. Belial, todavía encadenado por el castigo de Luzbel, observaba con una sonrisa perversa.

"Finalmente, el arcángel caído viene por ti," dijo, su voz cargada de malicia.

Luzbel se levantó, su postura regia y decidida. "Gabriel vendrá, y enfrentaremos el destino que nosotros mismos forjamos."

Capítulo 15: El Encuentro Final

Gabriel llegó al trono infernal, su presencia helada contrastando con el fuego y la oscuridad del reino de Luzbel.

Sus ojos se encontraron, y durante un breve momento, el tiempo pareció detenerse. Los recuerdos de su amor compartido, los momentos de ternura y las promesas rotas llenaron el aire.

"Luzbel," dijo Gabriel, su voz resonando en el vasto salón. "He venido a ajustar cuentas. No solo por el sufrimiento que he soportado, sino por la traición que nos destruyó a ambos."

Luzbel dio un paso adelante, sus alas negras extendiéndose a su alrededor.

"Gabriel, mi amado. Lo que ocurrió entre nosotros fue una tragedia forjada por la envidia y la manipulación de alguien. No busco tu destrucción, pero entiendo tu necesidad de justicia."

Gabriel levantó su mano, y una espada de hielo puro apareció en ella.

"Entonces, enfrentémonos, y dejemos que el destino decida."

La batalla que siguió fue monumental. Luzbel, con sus poderes infernales, desató toda su fuerza, mientras Gabriel, con su poder helado, se defendía con una ferocidad que nacía del dolor y la traición.

Cada golpe resonaba con el peso de su historia compartida, cada movimiento era una danza de amor y odio entrelazados.

Capítulo 16: Un Destino Entretejido

La batalla terminó, no con un vencedor claro, sino con ambos contendientes exhaustos y heridos. Gabriel, arrodillado en el suelo, miró a Luzbel a los ojos. "Nuestro amor fue nuestra perdición, pero también nuestra redención," murmuró, antes de caer inconsciente.

Luzbel, con lágrimas en los ojos, se arrodilló junto a él. "Gabriel, mi amor eterno. Aunque el mundo nos separe, siempre estarás en mi corazón."

Así, en ese abismo de hielo y fuego, los dos seres que habían desafiado las leyes del Cielo y el Infierno encontraron una tregua.

CONTINUARÁ....

CONTINUARÁ

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