El día, al fin

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-Idiota. Eres un idiota.

-¿Qué? ¿Qué hice?- preguntó Jeongin, sentándose en la orilla de su cama.

-Eres un bruto. Me duele todo- Se quejó poniendo una mano sobre su cadera, sobando la zona.

El menor rió a carcajadas.

Muy, muy fuerte.

-Lo lamento, amor, pero tenerte...- Pausó y acercó sus labios a los del mayor.- Es, bueno, lo mejor.

Changbin enrojeció. Yang solo lo tomó de la cintura uniéndose en un abrazo. El mayor estaba sentado en su regazo ahora.

-¿Te he dicho que te amo?- Dijo mirándolo fijamente a sus ojos.

-Sí, pero quiero escucharlo otra vez.

-Te amo- Susurró contra los labios de Changbin. Estos eran pomposos y rosas, hermosos.

El mayor rió por lo bajo, pero inmediatamente tomó un semblante serio.

-Amor.

-¿Qué sucede, bebé Binnie?- Changbin se sonrojó, nuevamente, por el apodo. Golpeó levemente su pecho y volvió a su seriedad.

-¡Ponte serio!

-¡Lo siento!- Chilló- Continúa, bebé.

Changbin estaba dudando, pero Jeongin tomó su mano, acariciándola.

-Yo...te quería pedir perdón- Habló y Yang lo miró desentendido- Ya sabes, te hice...bueno te hago mucho daño, amor- Susurró con su vista baja- Te quería pedir perdón por qué, hasta hoy me arrepiento de lo que he hecho y...

Yang lo calló con un beso en su mejilla, donde posteriormente tomó para besar sus labios.

-Bebé, está bien. Yo te perdono, ¿Sabes porqué?- El mayor negó con la cabeza, incrédulo. Su novio lo había perdonado muy rápidamente y estaba nervioso por lo que pasaría, lo que diría- Porque te amo. Además, sé que me amas y que cambiaste, yo lo entiendo, sé que no lo volverías a hacer.

Yang finalizó esa conversación con un beso en la frente del contrario.

-¡Amor!

Changbin lo abrazó fuertemente mientras lloraba desconsoladamente.

Changbin soltó el abrazo al notar que alguien había llegado. Miró por la ventana y efectivamente, era ella, la madre de su pareja.

-Amor, es mejor que me vaya.

Muy tarde. La señora Yang había entrado a su propiedad y ahí los encontró, semidesnudos y con la cama y sábanas llenas de semen. Además de condones usados, lubricante y hasta uno que otro juguete.

-¡Yang Jeongin!- Gritó la mujer. Estaba enfadada.

-¿Qué ocurre, mami?- Dijo apenas, con un tono tierno y tonto, para, por si acaso, calmar un poco la situación.

-¿Por qué tus sábanas están con...con líquido...líquido seminal- Habló después de un largo y tortuoso silencio- ¿Y por qué están así?

Yang se sonrojó fuertemente, tenía a su novio al lado, quien estaba igual de rojo.

Quizás más.

Y sus sábanas estaban cubiertas de semen.

-¡Mamá, te lo puedo explicar! ¡Eso no...!- La señora lo calló.

-No me importa si tuviste sexo o lo que sea, pero lava tus sábanas y preséntame al jovencito-l.

El pequeño rió, aliviado.

-Mamá, el es Seo Changbin, mi novio.

-¡Oh! Un gusto, lindo- La señora se acercó y tomó las abultadas mejillas del joven- Realmente lindo, mi hijo es un afortunado- Dijo guiñando un ojo.

Pero su rostro se volvió una muñeca furiosa cuando se percató.

Miro a su hijo de manera acusadora y caminó hacía él.

-¿Estuvieron haciéndolo mientras yo estaba fuera de la ciudad? ¡Eres un aprovechado! Además, el pobre muchacho no puede ni levantarse, ¡Yang Jeongin, eres un bruto!

-¡Perdón, mami!

Changbin sólo aguantaba la risa.

Get Out Of My MindDonde viven las historias. Descúbrelo ahora