IV

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Pov (t/n)
Después del escándalo que se armó con mis padres aquel día en que llegué sola por la noche, se decidió que yo no asistiría al baile del pueblo como represalia, mi madre me miraba molesta mientras tomaba su bolsillo de mano para salir, vestía un vestido elegante y largo, mi padre llevaba un traje de sastre color negro que lucía muy elegante también.

—Te portas bien niña... Nada de ocurrencias por favor...

Advirtió mi madre mientras tomaba el brazo de mi papá y salían por la puerta principal de la hacienda, dónde una carroza los esperaba, los ví alejarse y la ama de llaves cerró la entrada, parecía que la habían dejado a cargo de vigilarme pues me seguia a todos lados, sin embargo no tenia ningún ánimo de hacer nada, pues sería la noche en que volvería a ver a Javier, y ahora todo estaba estropeado.
Subí a mi habitación sin ánimos, cerré la puerta y me eché en la cama boca abajo con la cabeza entre las almohadas queriendo sofocar mi frustración. La noche pasaba y al final decidí ponerme mi bata para dormir, era una bata larga con mangas largas y acampanadas, unos olanes adornaban el cuello y el final de la falda, me senté en el tocador y miré el reloj, eran las diez en punto.

—Dónde estarás Javier?

Pregunté para mí misma, sentía mi pecho apretándose con una sensación nueva para mí, imaginaba a Javier bailando de la mano de otra chica, compartiendo su risa y la noche que sería para mí, no sabía que hacer con este sentimiento, solo caminaba dando vueltas en mi habitación. De pronto escuché un ruido extraño viniendo de mi balcón, mi ventanal estaba cerrado pero la curiosidad me consumía, sigilosamente me asome por un costado de la cortina, y escuché el toquido en mi ventanal.

—(T/n)...? (T/n) Estás...?

Mi corazón dió un vuelco al escuchar aquella voz del otro lado del ventanal, rápidamente recorrí la cortina y mis ojos se encontraron con aquellos ojos negros que brillaron al verme.

—Javier... —dije con una gran sonrisa en mi rostro, rápidamente abrí el ventanal y sin pensarlo mucho me eché a sus brazos abrazándolo. Sus manos recorrieron mi cabello mientras me apretaba suavemente contra su pecho.

—Me dejaste plantado, niña...

Sofocó una risita, mientras me apartaba de él y miraba mis ojos con una sonrisa en su rostro, sus dedos aún acariciaban con gentileza los mechones de mi cabello. Él llevaba puesto un traje negro de charro, unas botas de cuero y un gran sombrero, sonreí al notar lo guapo que se veía vestido así.

—Pensé que jamás te vería... —suspiré mientras hacía que entrara en mi habitación, estaba nerviosa pues sabía que estaba mal, pero quería estar con Javier a como diera lugar. —Mis padres me castigaron... Por lo del otro día...

Javier se quitó su sombrero dejándolo en una pequeña mesita que tenía cerca del balcón, lo invite a sentarse en la silla y él aceptó rápidamente, yo tomé la silla del tocador sentandome frente a él.

—Pero... Cómo entraste aquí? Cómo llegaste? Javier... Nos van a matar a los dos si alguien sabe que tú...

Javier me interrumpió poniendo la punta de su dedo sobre mis labios, me miró con una sonrisa y exhale con pesades.

—Vine en mi caballo, lo dejé en los árboles bajando el camino —Explicó —Y no es tan difícil como crees entrar a la hacienda... Nomás me cruce establos y me subí por las columnas hasta dar con tu balcón...

—Y cómo sabes que era mi balcón?

—Fácil... Es la única habitación iluminada...

Sonrió con confianza en su semblante, yo le devolví la sonrisa fascinada por su asaña. Hablamos de tantas cosas aquella noche, el me confesó que tenía 21 años, próximo a cumplir 22, también me explico el porque de su reacción el otro día al verme en el pueblo, me dijo que sus padres eran jornaleros, que tenía una hermana menor y que él robaba, pero siempre a los ricos.
Yo le confesé mi edad, e indague en el tema de robar, él me explico amablemente sobre todas las injusticias que vivían, nada era como yo lo creía y Javier me estaba abriendo los ojos.

—Pero... Entonces el gobierno les roba?

—Ay bonita... Nos roba, nos mata y todavía nos condena si intentamos defendernos... —Suspiró, tomo mis manos entre las suyas mientras me miraba seriamente. —Los amigos de tu padre... Los amigos de ese tal Antonio... No son más que corruptos, y siento decírtelo pero puede que todo cambie si todo sale bien...

Javier era parte de una extraña resistencia que según sus palabras crecía cada día más, y que prometía traer un mejor futuro para todos en el país, una justa e igualitaria.

—Pero, cómo sabes de mi padre... Y de Antonio?

—Tu familia es de las más ricas del pueblo, cualquiera sabe con facilidad que tú padre es un gran empresario... Y de Antonio, bueno solo son rumores que la única hija de la familia (t/a) se casará con el mejor General...

Suspiró con amargura al decir esto último, lo miré con una mueca, revelándole mi repudio ante Antonio.

—Bueno, eso es lo que quieren mis padres...

Le expliqué la situación con Antonio, mi postura y mis sentimientos (inexistentes) hacia él. Javier parecía entender toda la situación.

—Estas bien bonita, (t/n)...

Interrumpió mientras me quejaba de Antonio, esto me hizo sonreír y olvidarme por completo del molesto tema sobre Antonio. Javier acariciaba mi mejilla mientras miraba mi rostro, yo miraba sus ojos con un afecto notorio en los míos, mis manos tomaron su mano libre, mientras el continuaba acariciando mi rostro.
Mis ojos bajaron inadvertidos a sus labios, mirándolos fijamente, Javier lo notó y una media sonrisa se dibujo en su rostro mientras se acercaba cada vez a mi y me atraía hacia él acariciando mi mentón.

—Javier... Creo que no deberíamos...

Susurré, el miró una última vez mis ojos antes de inclinar la cabeza hacia un lado cerrando lentamente sus ojos, hice lo mismo mientras sentía su respiración rozar suavemente contra la mía, lo pensé un poco antes de finalmente cerrar la poca distancia entre nosotros. Nuestros labios se movían lentamente contra los del otro, mi corazón latía con rapidez mientras mientras el tiempo parecía detenerse; al separarnos nos miramos sonrientes, con las mejillas enrojecidas.
Las palabras parecían sobrar, pues un silencio invadió la habitación mientras nuestras miradas conectaban, sin embargo aquel momento mágico pareció desvanecerse al escuchar una voz detras de la puerta de mi habitación.

—Señorita (T/n)... Ya es hora de dormir, por favor vaya a la cama... —Habló una de las sirvientas.

—Si, muchas gracias... Solo termino de escribir en mi diario y voy, no demorare...

Los pasos se alejaron de la puerta, Javier parecía sobresaltado pero permanecía en silencio.

—Tranquilo ya se fue... —dije sonriéndole con calidez, el miró el reloj que marcaba las doce en punto.

—Creo que debería volver a casa...

Entendí que ya era bastante tarde, asentí y Javier se levantó de su asiento poniéndose el sombrero, apagué la luz y caminamos hasta el balcón donde era casi imposible vernos entre la oscuridad.

—Te volveré a ver?

Pregunté mientras él me rodeaba con sus brazos tomando mi cintura mientras nos mirábamos.

—Es complicado para ti... Pero si puedes el domingo te espero en el jardín de la iglesia...

Le sonreí con algo de ilusión deseando que el destino me permitiera verlo de nuevo, asentí.

—Después de la misa de medio día

—Ahí te espero, mi bonita... Descansa.

Hizo una reverencia con su sombrero y volví a besarlo fugazmente, antes de que Javier bajara por el pilar del balcón perdiéndose entre la oscuridad.

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Gracias por leer sjsjs
Nos vemos pronto :3
By: Miyu :D

"La Calandria" (Javier x reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora