VI

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—Pero te juro por mi madre santísima que si no hubiese llegado ese compadre, estaría patitas pa'rriba...

Miré los ojos de Javier quien hablaba en voz baja y a la vez agitada, sentado en la silla de mi tocador. Habían pasado semanas desde aquel domingo que estábamos en la iglesia, y como lo prometió, todas las noches venía a mi balcón, pero está vez había llegado tremendamente tarde.

—Pero... Y qué paso con él? Lo atraparon?

Pregunté mientras tomaba asiento frente a Javier, inclinandome sobre el escritorio, mirando a Javier con ojos entrecerrados.

—No sé... Nomás le corrió pa' los nopales pero ya no supe. A lo mejor y se lo llevaron a Mexico que allá los meten a la cárcel o hasta los matan...

Miré a Javier parecía preocupado al hablar, lo entendía; según su versión había llegado tarde porque se estaba robando unas cajas de maíz del tren, cuando un soldado lo atrapó, pero un extraño que segun él apareció de la nada le salvó la vida.
Abracé a Javier, por la espalda, cubriendo sus hombros con mi rebozo de seda, el parecía calmarse mientras le daba unos besos cálidos y suaves en la mejilla

—¿Qué voy a hacer contigo...? Un día de estos ya no llegas y qué voy a saber yo si me dejaste o te llevaron a ti también...

—No digas eso mi bonita... Yo jamás te dejaría.

Solté una pequeña risa ante su comentario, sabía que Javier estaba tan enamorado de mi como yo de él, todas las noches arriesgando su bienestar por venir a verme a escondidas de todos. Nos quedamos en silencio mientras él se recuperaba de aquella experiencia con el extraño hombre.

—Javier... A veces pienso que tú... Que nunca vamos a poder ser felices.

Suspiré pesado mientras sentía mi corazón doler, por una parte mis padres tenían razón, si los campesinos eran pobres era por algo, si robaban no eran buenas personas, si hacían bullicia en el mercado de la Merced, si los militares se los llevaban, era por algo, y por algo malo debía de ser.
Pero Javier era tan diferente, decía que el problema éramos nosotros, tan preocupados por los vestidos y trajes de los viernes, por las fiestas patronales, por las misas de los domingos y las visitas del señor alcalde y su "bola de entrajados" como los llamaba él; todo eso no eran mas que pretextos para que la gente como mis padres no se dieran cuenta de lo que sucedía realmente.

—Niña... —Suspiró levantándose de la silla.  —Si yo tuviera lo que tú... Hasta con menos sería feliz...

Dijo acariciando mi mejilla, mi propio reflejo en sus ojos oscuros, mi cabeza se inclinaba contra su mano y un sentimiento de culpa crecía en el centro de mi estómago: sí, odiaba los domingos en casa de Antonio y odiaba la cortesía fingida del alcalde y sus compañeros, pero amaba los vestidos de pastelones, los panes de mantequilla y el chocolate caliente a las seis. No podía negar que estaba dividida a la mitad, mi corazón pertenecía a aquel hombre frente mío, pero sabía que tarde o temprano tendría que elegir entre mi vida de lujos y él... Sin mencionar el creciente problema entre los campesinos, cada vez más latente en todo el país, dónde todos los días se suscitaban robos, asesinatos y no sé qué tanto más.

—Te amo, Javier...

Suspiré antes de que me diera un tierno beso en la frente alejándose de mi y caminando hacia el balcón.

—Te amo también, mi bonita... —Susurró poniéndose el sombrero. —Te veo mañana, igual que siempre.

Lo abracé y como de costumbre lo besé bajo los rayos de la luna y el destello de las estrellas, se acomodó el sombrero y besó mi mano antes de huir entre la noche.


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Gracias por sus lecturas :3
Nos leemos pronto sjsjs
By: Miyu :D 

Perdón por la tardanza la escuela me estaba matandoooo sksjsj (⁠╥⁠﹏⁠╥⁠)

"La Calandria" (Javier x reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora