Voraz

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Su mente aún estaba confundida por la situación pero sus dudas y objeciones se nublaban rápidamente por el placer que sentía al recibir los besos y caricias del más alto. Con ello sus pensamientos tomaron otro rumbo; cierto... estaban ellos dos solos, completamente solos en ese lugar, el ambiente era fresco y el nido que asumía Kedamono había hecho era bastante cómodo, llegó a la conclusión de que todo aquello era bastante romántico y quería aprovecharlo.

Le asustaba un poco pero estaba seguro de que quería seguir.

Su cuerpo tembló cuando sintió la lengua del lobo en su pecho, pasando peligrosamente cerca de uno de sus pezones, brindándole una incertidumbre placentera, se mordió el labio inferior. Se concentró aún más en las sensaciones en su cuerpo y notó una de las manos contrarias deslizándose hacia abajo, dentro de su ropa.

Sintió la fuerte necesidad de ser besado de nuevo y acarició el rostro de Kedamono, quien lo vio con algo de duda pero con el deseo aún ardiendo en su mirada. Poppe lo acercó y unió sus bocas con vehemencia, se aventuró a morder levemente el labio inferior del más alto y recibió un gruñido que le hizo temblar de emoción. Profundizó el beso abrazándose a su cuello y subiendo una de sus piernas empujó la cadera del lobo hacia si. Consiguió otro gruñido deseoso.

El lobo comenzó a mover su cadera haciendo que el roce de sus erecciones provocara que el rubio jadeara, cosa que el otro aprovechó para introducir su lengua. Este beso era un más pesado que el anterior, añadiendo el hecho de que una de las manos de Kedamono jalaba la cadera ajena hacia arriba dando un plus de placer por la inestabilidad de la posición.

Poppe comenzó a sentirse mareado, el calor había inundado todo su cuerpo pero sobretodo su cara haciéndole sentir aún más abrumado pero no iba a retroceder, esta mierda le encantaba.

—Quiero... —dijo suspirando, pasando sus dedos por la espesa cabellera del moreno. Este lo miró fijamente; como si no hubiese quedado claro, preguntaba con la mirada si podían seguir —Te quiero ahora... quiero que lleguemos hasta el final — concluyó para dar suaves besos en el rostro del lobo que seguía estático.

Ya que el otro no reaccionaba, en un rápido movimiento invirtió la posición, quedando él sentado sobre el abdomen del contrario. Una vez ahí inició un nuevo beso y deslizó sus manos desde el tonificado abdomen hasta el pecho y los hombros. Bajó nuevamente, esta vez pasando por los brazos hasta las manos, las tomó y las guió sobre su propio cuerpo, incitando a tocarle.

Al fin, el pelimorado salió de su trance y devolvió el beso con fiereza, si el rubio así lo quería, entonces no tenía por qué contenerse.

Acatando a la invitación anterior, recorrió los suaves muslos y al subir a su trasero dio un apretón con ambas manos. Se deleitó con el gemido que su pareja soltó, yendo más allá en su toqueteo, bajó una vez más a su cuello y en un camino de besos finalmente tomó uno de los rosados pezones entre sus labios mientras le despojaba de sus prendas inferiores.

El contrario enredaba sus dedos en la cabellera morada y daba leves empujones hacia su sensible pecho con ansias de conseguir más de ese placer. Sonrió un poco entre suspiros, extasiado por la situación. Todo estaba resultando mejor de lo que alguna vez pudo imaginar y joder, quería más, quería hacerlo innumerables veces si eso significaba sentirse así con el chico que amaba.

Tembló cuando el moreno tomó ambas erecciones en su mano, ¿en que momento lo había sacado y que carajo?, ver su tamaño hizo que volviera a temblar emocionado, dándose una idea de lo que vendría. Ambos gemían ante la estimulación, cuando estaba cerca del clímax, el rubio se refugió en el cuello del más alto mientras respiraba agitado.

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⏰ Última actualización: Aug 28 ⏰

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