Con las nuevas entrevistas para el juicio, había muchas piezas nuevas que unir a la investigación del caso de Harry. Por lo tanto, aunque tuviera un fin de semana por delante, se quedó en casa haciendo los arreglos necesarios para que todo estuviera perfecto a la hora de entregar la nueva carátula a Victoria.
Sabía que tenía las de perder; incluso cuando su trabajo fuera considerado bueno en otro lugar, había tachado varios puntos en su lista y ahora estaba jugando en números negativos. Por lo tanto, su tarea era no solo ser "bueno", sino ser perfecto. No solo en la investigación y el armado del caso, sino también en su comportamiento. Debía ganarse la confianza y el respeto de Victoria luego de que finalmente ella había sumado un punto a su favor en este juego mental por la aprobación de la jefa del estudio.
Esa noche recibió varios mensajes de sus compañeros, sin embargo, decidió ignorarlos y beber de una botella de whisky mientras se sumergía en papeles y más datos que, aunque antes le habían parecido irrelevantes, con la nueva perspectiva del caso que había encontrado Victoria, ahora parecían de lo más significativos. Por eso había aprendido a admirarla. A pesar de su comportamiento hostil, del cual no la culpaba, la mujer era tenaz y profesional. Jamás había trabajado con alguien como ella, por lo que ahora cada reunión era una clase que deseó haber tenido en la prestigiosa universidad a la que asistió.
Había comenzado a estudiar a una edad mucho más avanzada que cualquier otro abogado que conociera. Había tenido que trabajar muy duro para conseguir el dinero para matricularse, porque aunque sus notas en la preparatoria habían sido excelentes, incluso más que eso, el sistema educativo de Estados Unidos jamás le podría proporcionar a alguien de su estatus social la posibilidad de estudiar leyes, al menos no de la forma en la que deseaba y la que creía que merecía. Pero Harry tampoco creía en el merecimiento, porque había aprendido desde muy chico que eso no traía las oportunidades a golpear la puerta, sino que debía trabajar duro y ser el mejor en todo. Así que cuando llegó a la oficina de Victoria y esta lo trató como la escoria del derecho, entendió que aún le faltaban algunas clases extracurriculares que tomar.
En alguna ocasión había pecado de egocéntrico y petulante. Se sentía superior en muchos aspectos a muchos de los jóvenes y viejos abogados con los que había compartido estudio, trabajo o pasantía, porque era inteligente, rápido y profesional; porque tenía las mejores notas, porque se esforzaba y había conseguido escalar rápidamente. Pero jamás había conocido a Victoria Roswell. Ella le estaba dando una lección de humildad y profesionalismo, vestida en un traje Versace a la medida y tacones de 15 centímetros que podrían cruzar el corazón con el mero indicio de desacato a su autoridad.
— Incluso cuando no estás, estoy aprendiendo — murmuró en el silencio de su departamento, mientras desabrochaba los primeros botones de su camisa y analizaba el nuevo documento que había conseguido.
El lunes siguiente, Harry entró a la oficina de Victoria con una sonrisa en el rostro y ganas de aprender, porque aunque siempre había sido ambicioso, también siempre había sentido mucha satisfacción en aprender, ya que eso simplemente lo convertiría en un hombre más agudo.
Caminó con su traje por el pasillo del estudio de abogados y, al ver a la mujer que había estado intoxicando su mente a unos metros, hablando con su nueva asistente, la observó desde el otro extremo del lugar incluso antes de que Victoria notara su presencia. Cuando la jefa intentó conectar con la mente de Andrea y no encontró más que distracción, siguió su mirada hasta el destinatario y vio a Harry, caminando hacia allí como un modelo británico. Entonces no pudo evitar recordar la primera vez que lo vio y cuánto deseaba que fuera un cliente al cual poder acceder. Miró el traje azul oscuro que llevaba y la forma en que su camisa estaba abierta, dejando ver un filo collar y el brillo suave de su piel tatuada.
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Absolución | Harry Styles.
FanfictionSu ambición y sus sueños siempre habían sido más importantes que el amor, y ahora que lo había conseguido todo y estaba en la cima, no tenía con quien compartirla. Un trono demasiado grande para una reina solitaria. ⓘ Contenido sexual explícito, le...