4. Por el equipo

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La mañana siguiente transcurrió como de costumbre. Lo único, que le comenté a mi hermano la conversación que tuve con papá anoche. Estaba bastante esperanzado. Le dije que ahora le tocaba a él hablar con papá, a ver si tenia suerte.

Cuando ya lo tenía todo listo, esperé a que Nathan llegara para ir a clase. Mi padre y Ethan ya habían salido con el coche.

-Madre mía- dijo Nathan atónito al verme- tienes el ojo mucho peor que ayer.

Tenía razón. Lo tenía mucho más morado y se me había hinchado toda la zona del ojo. Apenas podía abrirlo. Suspiré, sabía que tendría que enfrentar las preguntas y miradas curiosas de mis compañeros de clase.

Ya era rutina que Ashley y Andrew nos esperaran en la entrada. Nos saludaron con entusiasmo, pero sus expresiones cambiaron al ver mi ojo morado.

—¡Lucca! ¿Qué te ha pasado? —preguntó Ashley preocupada.

Andrew se acercó, examinando la herida.

—Déjame adivinar... Jack.

Asentí, sintiéndome un poco avergonzado, otra vez.

—Sí, tuvimos otra confrontación. Pero no te preocupes, estoy bien.

Ashley y Andrew intercambiaron miradas preocupadas.

-¿Cómo lo haces para meterte todos los días en líos? No te gusta la tranquilidad por lo que veo.

Le conté a los mellizos los detalles de lo que pasó ayer.

-Vamos, que está celoso -concluyó Nathan.

-¿Pero te gusta Sarah? -preguntó Andrew.

-¿Qué? ¡No! No me gusta Sarah, es solo mi amiga.

-Vale, vale, por si acaso.

-¿Y qué planeas hacer ahora?

Muy buena pregunta Ashley, no tengo ni idea.

-Hablar con él no va a funcionar así que supongo que fingiré que nada ha pasado y seré lo más cordial posible con él. Solo en los entrenamientos claro, no planeo ser su amigo y menos ahora.

-Mejor tio, tú haz lo que puedas para que el ambiente esté tranquilo y ya está. Céntrate en jugar como sabes.

Mientras nos dirigíamos a clase sentía como todo el mundo me miraba. La mayoría parecían sorprendidos, otros se reían por mis pintas. Supongo que no tardaría en correrse la voz sobre lo que pasó, si no se sabe ya.

El día transcurrió con relativa normalidad. Traté de concentrarme en mis clases y evitar pensar en la próxima práctica de voleibol. Sabía que no sería fácil, pero no me quedaba otra que mantener la calma y tratar de llevarme bien con Jack, al menos por el bien del equipo.

Durante el cambio de clases, me encontré con Sarah de nuevo. Esta vez, ella parecía más tranquila, aunque todavía había una sombra de preocupación en sus ojos.

—Lucca, he hablado con Jack. Me dijo lo que pasó —dijo mirándome con seriedad.

—¿Y cómo se lo ha tomado? —pregunté temiendo la respuesta.

Sarah suspiró, cruzando los brazos.

—Está arrepentido, pero también está enfadado. No entiende por qué te acercas tanto a mí.

Me sentí frustrado. ¿Qué no entendía Jack de que solo éramos amigos?

—Sarah, nunca quise causar problemas. Solo somos amigos, eso es todo.

Ella asintió, comprendiendo.

—Lo sé, Lucca. Yo también se lo dije a Jack. Espero que con el tiempo lo entienda. Pero por ahora, tratemos de mantener las cosas tranquilas, ¿de acuerdo?

Mi mejor rivalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora