Memories Of A Criminal [Y.M] [#2] [✓]

19

—¿Dónde está mi hijo Jimin? —preguntó.

—¿Por qué habría de decirte? —lo vio. —tal vez esté bajo tierra ya o en algún burdel.

—Jimin esto no es un juego. —lo vio. —¿Dónde está nuestro hijo?

—¿Nuestro? —soltó una carcajada el omega. —ese parásito no es mi hijo.

—Lo era Jimin. —lo vio. —fue producto de nuestro amor.

—¿Amor? —se rio el peli rosa. —nunca hubo amor. —suspiro. —simplemente, fui manipulado por ti.

—No fueron así las cosas. —negó el pálido.

—¿Y cómo fueron según tú? —dijo. —porque nada de lo que viví contigo fue cierto.

—Todo fue real Jimin. —Lo tomo de la mano.

—¿Que fue real para ti? —le pregunto. —Dímelo.

—Todo. —Respondió.

—Si fuera real. —se levantó y lo vio. —nos hubiéramos casado y juntos hubiéramos criado al bebé, pero me utilizaste y permitiste que tus hombres me violaran.

—Debes entender. —lo vio.

—¿Entender qué? —hablo. —¿Qué tu daño tenía justificación?

—Lo hice por. —fue interrumpido.

—No te atrevas a decir que era por nosotros, porque nunca hubo un nosotros y nunca lo va a haber un nosotros. —dijo de manera seca. —tú hiciste tu vida y yo tuve la mía.

El omega solo dijo eso y se fue de ahí, Yoongi lo quiso seguir, pero fue tarde ya lo había perdido de vista, Jimin iba en su auto para ver al pequeño, el cual estaba dormido por la medicina que le había dado. Cuando llegó lo vio en una habitación dormido, tomó un cuchillo y lo pasó por el rostro del niño y luego cortó un mechón de cabello.

—Envíaselo a Agust D. —le dijo a un hombre.

—Como ordene. —tomó el mechón.

—A y ponle un poco de sangre y saben qué hacer. —Sonrió.

El alfa asintió y salió y Jimin fue despertando de manera lenta al pequeño para cargarlo y llevarlo a otro lugar, él escuchó su celular sonar y al ver quién era contestó.

—Si mi hijo tiene un rasguño, te mataré. —lo amenazaron.

—Qué rápido cambias. —Arrulló al niño. —Hace unas horas decías que era producto de amor y que lo que me hacías sentir era real.

—Solo regresa a mi hijo. —su voz cambió.

—Tú regresa a mi esposo y a mi hija a la vida. —dijo. —¿Ves que no se puede?

—Ahora que lo pienso si ya no eres fértil de donde salió esa niña. —hablo.

—Fue un regalo que la diosa luna me dio. —hablo. —Luego de que estuviera internado porque me apuñale el vientre, conocí a mi esposo y a su hija, conectamos de manera rápida.

—¿Entonces le lloras a una bastarda? —se burló.

—Tu esposa hace lo mismo. —hablo. —le llora a un hijo que no es de su sangre.