-Capitulo 1-

62 4 0
                                    

Hmm... ¿cómo debería comenzar esto? No entiendo cómo llegué hasta aquí. Solo sé que todo esto es mi culpa. Ese lindo alfa de ojos naranja y cabello rubio, al que conocí por primera vez en Sumeru, ahora lloraba por mí. Seguro que no entiendes de qué hablo, pero déjame explicarte todo. Me presento: soy ___, el Arconte Cryo. Tal vez te estés preguntando qué está pasando y de qué estoy hablando. Bueno, para que lo entiendas mejor, debo contarte todo desde el principio... Bueno, no tanto desde el principio, pero sí desde donde todo comenzó.

Para mí, todo empezó cuando comencé a tener reuniones con la Shogun Raiden y Yae Miko, esas dos alfas que siempre me mantenían cerca, casi como mis mejores amigas. Un día, mientras hablaba con la Shogun, me distraje mirando hacia otro lado y vi a un chico hablando con otro. No estábamos tan lejos, por lo que podía escuchar claramente lo que decían. Era una declaración... Hmm, qué aburrido, pensé en ese momento, hasta que escuché las palabras de aquel alfa:

"Ugh, ya te dije tres veces que no me gustas. Tu apariencia no me es llamativa ni atractiva, tu voz es desesperante y tu olor me resulta insoportable."

Me sentí mal por aquel omega, eso debió doler, pero al mismo tiempo, algo en mí se sintió atraído por ese alfa.

—Sho, ven, ven —le hice señas para que se acercara. Ella sonrió, me miró y luego se acercó—. ¿Ves a ese alfa rubio de allí? ¿Cómo se llama? ¿Me lo presentas?

Ella se rió, mientras yo me comportaba como un niño curioso.

—Ese es Kazuha, alguien muy fiel a mí, y no, no te lo presentaré —respondió con una sonrisa.

La miré durante unos segundos y volví a insistir.

—¡Vamos! ¿Por qué no? ¿No crees que ya es momento de que me aleje un poco de ti y de Yae? Quiero conocer más personas. Siempre estoy con ustedes.

Raiden me observó por un momento, acarició mi cabello y, con voz suave, me dijo:

—¿Por qué deberías alejarte de mí? Solo quiero protegerte de todo, ___, es mejor no arriesgarte... enano.

Esas palabras, tan dulces y protectoras, me sonaron vacías. Yo sabía lo que realmente quería. Solo deseaba mantenerme a su lado para siempre, para luego... tal vez traicionarme. Pero no lo diré. No quiero pensar en eso ahora.

Volviendo a Kazuha... Después de conocerlo formalmente en Sumeru, seguí encontrándome con él de vez en cuando. La segunda vez que nos cruzamos fue en Mondstadt. Estaba allí visitando a Kaeya cuando, por casualidad, me encontré con él, junto al Viajero y Xiao. Como siempre, esos dos inseparables. Les sonreí de lejos, y Kazuha, al verme, se acercó rápidamente, saludándome emocionado.

En ese momento, lo primero que noté fue su olor. Era una mezcla irresistible de menta y chocolate. ¡Delicioso! Me sonrojé y, sin pensarlo mucho, me levanté para abrazarlo como saludo, una excusa barata para sentir sus feromonas más cerca de mí.

Me rodeó con los brazos, abrazándome por la cintura, y en ese instante me di cuenta de que me estaba marcando con su propio aroma. Solté una risita, dejándome envolver por su abrazo. Era un alfa posesivo, y aunque no me lo decía directamente, de alguna forma su actitud me agradaba. No era tan directo, pero era... agradable.

Con el paso del tiempo, se fue acercando más. Empezó a ganar confianza y se volvió más lindo, más cariñoso. Siempre que nos encontrábamos, me abrazaba por la cintura, sonriéndome de manera cómplice, mientras acomodaba mi cabello y me marcaba con su olor. Pero ese día, fue diferente.

Nos encontramos en Inazuma. Yo iba de camino a ver a la Shogun, pero me desvié al verlo. Corrí hacia él y lo saludé con un abrazo. Como siempre, me rodeó con su aroma, pero ese día había algo especial en su forma de mirarme. Después de pasar un rato comiendo en uno de los mejores lugares de Inazuma, me llevó en bote a ver las estrellas y los fuegos artificiales de Yoimiya. Fue ahí cuando, de repente, sentí que tomó mi mano y me miró con una ternura inmensa.

Le sonreí, agradeciéndole por el hermoso día que habíamos compartido. Él respondió tomando mis mejillas con suavidad, y sin previo aviso, me besó. Me sorprendió, pero no lo alejé. Cerré los ojos, dejándome llevar por la suavidad de su beso, que no era agresivo, sino lleno de amor.

Cuando nos separamos, lo abracé.

—Me gustas, ___, me gustas demasiado. Desde que te vi en Sumeru, supe que eras perfecto. Me encantas y solo puedo pensar en ti como mi Omega. No estás obligado a corresponder mis sentimientos, pero sé que si lo haces, lo sabías desde hace mucho —me confesó.

No me sorprendió, ya lo había intuido. Sonreí, sintiendo cómo mi corazón latía más rápido.

—Tienes razón, lo noté. Y también he notado cómo me rodeas con tu olor siempre... No te negaré que también me gustas. Y con este beso, puedo confirmarlo —respondí con una sonrisa, y me acerqué para besarlo de nuevo.

Él me rodeó con los brazos, marcándome una vez más con su aroma, sonriendo de felicidad.

—Me encantas, Arconte Cryo —dijo, con esa mirada sincera que me hacía derretir.

Me reí por el apodo, disfrutando el momento.

—Y tú me encantas a mí, Señor Vientitos —le respondí con una sonrisa juguetona.

Nos quedamos así durante horas, hasta que finalmente regresamos a la tierra firme. Cuando tuvimos que despedirnos, él me tomó suavemente por la cintura y me dio un último beso en la frente. Luego me soltó y me despedí feliz, con una sonrisa en el rostro. Pero cuando llegué donde la Shogun, la situación cambió drásticamente. Afuera, había muchos guardias. Me acerqué a uno y pregunté qué ocurría.

—¿Qué está pasando? ¿Dónde está Sho? ¿Por qué hay tanta gente aquí? ¿Y qué hace Yae aquí?

Los guardias, al igual que Yae, me miraron con desconfianza. Ella se acercó rápidamente, olfateándome con furia.

—¡¿Dónde rayos estabas?! ¿Sabes lo enojada que está Raiden? —gritó, y al notar mi olor, su expresión se tornó aún más seria—. Hueles a Kazuha... ¡Mierda, ___! ¿Por qué, entre todos los Alfas, tuviste que meterte con él? ¿Sabes lo que pasará si Raiden llega a oler su aroma en ti? ¡Estás muerto!

Mis ojos se abrieron de par en par por sus palabras. Me estaba dando miedo lo que podía suceder. No quería enfrentarme a Raiden en ese estado.

—Yo... simplemente, él me gusta. ¿Qué tiene de malo eso? —le respondí, aunque mi voz temblaba ligeramente.

Yae me miró con una furia incontrolable y me empujó hacia adentro. En cuanto entré, la Shogun me observó desde su asiento con una mirada gélida. Me hizo señas para que me acercara, y lo hice con el corazón acelerado.

Al olerme, su expresión se volvió aún más fría.

—¡Te dije que no te acercaras a Kazuha! ¿No lo entiendes, ___? ¡Tú eres mío!

Raiden me tomó por la barbilla y me acercó más a ella. Yo traté de zafarme, gritando que me soltara, pero ella me sujetó del cabello con una fuerza brutal.

—¿Tanto te gusta Kazuha? Veamos cómo llora cuando vea cómo le clavo mi lanza en el pecho frente a todos...

El terror se apoderó de mí mientras me arrastraba hacia afuera. No sabía qué iba a hacer, pero estaba seguro de que las consecuencias de mis decisiones me alcanzaban mucho más rápido de lo que imaginaba

🍂El viento me guío hasta ti🍂 Kaedehara x Malereader (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora