– Te odio – dijo Tom firmemente a su taza de café. Eran las ocho de la mañana y Cacao's acababa de abrir. Tom había sido obligado a trabajar un turno extra en fin de semana. El smog repugnante del aire de Los Ángeles se pegaba a su piel. Los coches fuera de la tienda eran demasiado ruidosos y su iPod se había quedado sin baterías. – Te odio tanto.
La taza de café no respondió.
– Yo también te odio – contestó Natalie desinteresadamente, dándole la vuelta a la página de su revista.
– No hablo de ti. – Tom frunció el ceño a la portada de la revista, tratando de reconocer alguno de los rostros de las celebridades sin tener éxito. – Hablo del café. Odio el café. Natalie se encogió de hombros sin desviar la vista de su revista.
– Claro. Estás de mal humor por culpa del café. Eso tiene sentido.
Por supuesto, si Tom no culpaba al café, entonces tendría que admitir el verdadero motivo de su mal humor, que por cierto no era el que se hubiera levantado tan temprano esa mañana, ni tampoco el odioso café que estaba forzado a vender. La razón, por supuesto, era Bill. La noche anterior, Bill parecía confundido cuando se fue, hablaba en voz baja acerca de cosas que él no entendía, aunque por supuesto, Bill siempre hablaba de una manera que Tom no entendía, pero la noche anterior había sido diferente, se había sentido diferente, como si ni siquiera Bill supiera de lo que estaba hablando.
El último lugar en el que Tom quería estar en ese momento era en cacao's. O en cualquier otro lugar en el que no estuviera Bill.
Tom suspiró profundamente con un aire de derrota y miró de nuevo a su taza de café.
– Te odio.
[...]
Tom se preocupó por Bill durante todo el tiempo que estuvo trabajando en cacao's. No había podido quitarse de la cabeza a Bill o a Nathan en todo el día, si es que de verdad existía un Nathan. Se preocupó y se preocupó, y esperó y esperó, y esa noche, cuando Bill apareció, estaba finalmente sonriendo tan brillante y alegremente como siempre.
– ¡Bill! – dijo Tom, casi sorprendido de ver a Bill hurgando felizmente en su basura, como siempre.
– Tomi. – Bill sacó un hueso de manzana de la basura para mostrárselo con orgullo a Tom. – Voy a plantar un árbol – dijo con ojos brillantes. Tom frunció el ceño.
– ¿Que no lo habías hecho ya? – Bill inclinó su cabeza extrañado. – Ya plantaste un árbol. – Tom le recordó. – Un árbol de manzana. ¿No te acuerdas?
– Sí – contestó Bill, frunciendo el ceño pensativamente, como si no recordara en absoluto. Bill sostuvo el hueso de manzana contra la luz del garage para inspeccionarlo mejor, y Tom pudo admirar las facciones de Bill, después desvió la vista hacia e hueso de manzana estudiándolo casi igual de cuidadosamente que Bill, pero aún así no pudo entender... para él seguía siendo solo basura.
– Vamos adentro. – dijo Tom después de un momento, dando un paso hacia la casa. – Puedes plantar tu árbol después.
– Es miércoles – Bill le dijo. Por supuesto no era miércoles. Era domingo. Al parecer, había muchas cosas que Bill hacía en días específicos y en momentos específicos, y curiosamente nunca era el día o el tiempo que Bill decía que era. Tom estaba empezando a entender que Bill manipulaba el tiempo para su propia conveniencia Si Bill quería que fuera miércoles, entonces para él lo era. – Yo visito a Ben cuando es miércoles.
– ¿Ya te vas? – preguntó Tom frunciendo el ceño. Si cualquier día podía ser miércoles para Bill, ¿No podría Bill escoger otro momento que no fuera de Tom?
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A través de sus ojos | fic toll
Fanfiction"Through his eyes" fanfic TOLL original de Jelly Pencil.