Capítulo 25: Persiguiendo estrellas

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Todos los días plantaban una semilla en el jardín que nunca florecería.

Desde recortes de revista, utensilios de cocina, hasta púas de guitarras. La agujeta de una solitaria bota, que aún extrañaba a su compañera. La punta de una de las rastas de Tom. Tom no estaba seguro que era lo que Bill quería que creciera de eso... ¿Otro Tom?

Bill cuidaba a sus adoradas semillas, las regaba son soda y les leía historias de unos libros que estaban al revés. Él no se desanimaba al ver que las semillas no crecían. Bill estaba completamente feliz con ellas, como sea que estuvieran.

Pero Tom no era tan paciente. El deseaba desesperadamente que creciera algo en el jardín. Un árbol de guitarras, un árbol de Ton o una simple hierba, cualquier cosa. No debería importar; él no sabría qué significaría si en verdad crecía algo en el jardín. Bill sabría el significado detrás de eso, Tom estaba seguro. En una ocasión, Bill había dicho que quería plantar rosas. Pero no lo habían hecho. De todas las semillas que había bajo la tierra, ninguna era de una verdadera planta.

Observando la pequeña porción de tierra, Tom decidió que era hora de cambiar eso.

— ¿Qué crecerá? – Bill quiso saber, mientras esparcían las pequeñas semillas de rosas en la tierra. – ¿Algo brilloso?

Después de leer cuidadosamente las indicaciones del paquete de semillas, Tom meticulosamente puso cada semilla un centímetro por debajo de la tierra, mientras Bill seguía esparciéndolas alegremente. Después de un rato serían regadas por el aspersor, pero Bill se veía contento, con tierra en su mejilla y los ojos brillantes bajo el sol.

Tom enterró la última semilla debajo de la tierra y retiró la tierra de la mejilla de Bill.

– Ya lo verás. – bromeó.

Bill parpadeó.

[...]

Bill lo estaba observando.

Y siendo honestos, eso estaba empezando a incomodar un poco a Tom.

Cada vez que giraba en una esquina, había con unos enormes y curiosos ojos cafés esperándolo. El que Bill le observara de esa manera, era como si estuviera viendo a través de tu alma. Tom no estaba muy seguro qué era lo que Bill estaba viendo, pero aparentemente era muy, muy interesante.

Bill lo observaba sin nada de sutileza, por encima de un su libro. Miraba a Tom fijamente mientras comían, tan atentamente que en varias ocasiones Bill se golpeo la cara con la cuchara. Bill observaba a Tom mientras veían televisión y también lo observaba mientras jugaban video juegos, lo que dio como resultado muchas victorias poco satisfactorias para Tom.

Aunque Bill siempre había mostrado interés en Tom, como si Tom de verdad fuera muy interesante, esto era diferente. Bill veía en su interior, veía todo lo que ni siquiera el mismo Tom podía ver.

Cuando Tom atrapó a Bill mirándolo mientras estaban en el techo viendo las estrellas, finalmente le sostuvo la mirada.

– Esto es realmente muy extraño, sólo para que lo sepas. – Tom le dijo, mirando cómo los ojos de Bill estaban fijos en él. Bill arrugó una ceja. Tom agrandó sus ojos en un gesto cómico. Bill imitó el gesto. Soltando una risita, Tom apartó la mirada primero. – ¿Qué estás haciendo?

– Mirando. – Bill respondió sencillamente, recargándose en sus codos para mirar el cielo, pero a Tom no se le escapó el hecho de que Bill permanecía enfocado solamente en él. Se recargó de la misma forma que Bill, cubriendo la mano de Bill con la suya.

– Oh, bueno, eso lo explica todo.

Bill asintió como si en verdad así fuera. Dejó caer su cabeza hacía atrás, cerrando los ojos y exponiendo su largo cuello, con una expresión de absoluta felicidad. Tom volvió su vista a él justo en el momento para ver la lengua de Bill humedeciendo sus labios y sus pestañas dispersas sobre sus mejillas.

A través de sus ojos | fic tollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora