Capítulo 11: Decadencia urbana

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El camino a la casa de Bill, donde quiera que fuera, estaba tan lejos de ser agradable, como cualquier otra cosa podía ser en compañía de Bill.

Aunque en realidad no era tan malo.

Tom ni siquiera sugirió que fueran en el coche. Él no podía soportar la idea de atrapar a Bill dentro de su coche, y sentía una punzada de dolor al recordar la mirada en su rostro y la manera tan desesperada en que sus dedos se aferraban al cinturón de seguridad.

La caminata no parecía muy larga, pero sin duda era en la dirección que Tom no quería tomar, y lo más importante, era en la dirección que Tom no quería que Bill tomara. Tom había vivido en Los Angeles lo suficiente como para saber que áreas eran seguras y a la que ellos se dirigían en ese momento no era una de ellas.

Mientras mas lejos caminaban, mas sucias se volvían las calles. Había indigentes sentados en las paradas del autobús y cubiertos con tantas capas de ropa que Tom no podía identificar si eran hombres o mujeres cuando pasaban cerca de ellos.

Era algo siniestro, caminar por las calles con esa gente merodeando, los edificios abandonados con las ventanas destruidas y las paredes Illenas de graffiti. Se sentía aún mas peligroso por que con Bill a su lado, Tom no podía evitar preocuparse por la seguridad de su amigo, y a la vez, preguntarse si Bill caminaba solo por estas calles.

Tom humedeció sus labios nerviosamente, mientras pasaban un edificio en condiciones deplorables, con paredes tan delgadas que podía escuchar a las personas dentro, gritando y discutiendo. Tom enderezó los hombros, esperando lucir un poco mas rudo mientras caminaba junto a Bill, quien todavía lucía como un cachorro esponjado por los restos del spray.

– ¿Seguro que no estamos perdidos? – Tom preguntó por lo que debió ser la quinta o sexta vez. Él ha estado preguntándole a Bill en intervalos regulares de tiempo si van por el camino correcto, y Bill ha respondido cada vez con un confiado ¡Si! y mientras se acercaban mas y mas a los barrios mas peligrosos, Tom comenzó a desear que de verdad fueran por el camino equivocado. – ¿Te has dado cuenta que siempre me llevas a los lugares mas agradables? – Tom bromeó. Bill sonrió calmadamente junto a él.

– Sé que así es. – acordó seriamente. – Solo que tú no pones demasiada atención.

Tom puso atención, pero todo lo que pudo ver fue edificios sucios con ladrillos carcomidos.

¿Qué esperabas Tom? Se preguntó a si mismo ¿Una privada residencial con casitas estilo campestre, y los padres de Bill saludándonos desde la entrada? ¿Realmente esperabas algo como eso?

Bill parecía muy feliz con todo lo que le rodeaba, tan complacido con el mundo y Tom simplemente no podía imaginarlo viviendo en un lugar menos que perfecto, menos de lo que Bill realmente merecía.

– ¿Seguro que vamos por el camino correcto? – Tom preguntó de nuevo, mientras pasaban junto a un hombre sospechoso que estaba recargado en una pared llena de graffiti.

– Vamos a ver al mago... – Bill cantó como respuesta y Tom lo escuchó con fascinación, como siempre hacía cuando Bill decidía cantar.

– Tu podrías ser una estrella de rock. – Tom le dijo seriamente. – Ambos podríamos ser estrellas de rock... juntos.

– Si. – Bill acordó felizmente.

Ese ha sido el sueño de Tom desde que tiene uso de memoria. La sensación de la suave guitarra de Gordon entre sus dedos lo cautivó cuando era niño, los ruidosos sonidos que emitía cuando rasgaba las cuerdas lo habían maravillado y al mismo tiempo hacían a sus padres contraerse de dolor y a su abuela sonreír de alegría.

Era sorprendentemente fácil incluir a Bill en ese sueño ahora.

Tom tropezó un poco cuándo Bill lo tomó de la muñeca para cruzar la calle y dirigirse a un desmoronado edificio que lucia igual de horrible que todos los demás.

A través de sus ojos | fic tollDonde viven las historias. Descúbrelo ahora