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Sentía el cuerpo como piedra. Le dolían los brazos, el abdomen, las piernas, incluso pestañear suponía un esfuerzo.
—Me lleva...—susurró
Estaba de frente a la pared, piernas abiertas a cada lado. Jane la empujaba con sus piernas entre sus omoplatos haciendo que su mejilla chocara directamente con la fría pared.
—¿Estás bien?
Quería ser arrollada por un camión ahora mismo.
—Empuja más hacia mi cadera, vas a asfixiarme si sigues pateando hacia mi pecho.
—Lo siento.
Madame había aparecido con un poco más de odio en la sangre de lo normal, durante dos horas habían bailado sobre la delgada línea de la disciplina y la tortura.
—Empujen.
"Ahorquenme por favor"
La patada se sintió como agujas raspando en su zona pélvica, se mordió la mejilla por dentro y contó hasta 100.
Escuchó campanas celestiales cuando se les dió el permiso para levantarse. Madame, vistiendo un hermoso body color granate golpeó el suelo con su bastón haciéndolos formarse en primera posición viendo hacia el frente. Sentía el cuerpo como gelatina.
—Tiffany.
Tenía mucha hambre también.
—Kendall.
"Me lleva..."
—Los demás a la barra, sin moverse y sin hablar.
Tiffany y ella se movieron hasta quedar frente a ella, sentía las miradas de curiosidad e incredulidad taladrar su nuca.
—Quiero que ambas realicen la entrada de Giselle, segundo acto—ambas asintieron—Kendall primero.
El corazón empezó a martillearle fuertemente, casi como si quisiera abrirle el tórax y huir. Mientras caminaba hacia su posición sintió los muslos incómodamente rígidos y la suela de sus zapatillas demasiado viejas para el montón de saltos que tenía que hacer. Mientras se ponía en posición percibió un pequeño pitido en los tímpanos, le sudaban mucho las manos y dos chicas casi al final del salón la señalaban para luego hacer muecas burlonas.
Jane le daba ánimos abriendo mucho los ojos y subiendo las cejas.
La música inició y todo se desvaneció, solo eran ella sus agotados pies y los ojos de Madame analizándola.
"Relájate, lo has hecho muchas veces. Solo concentrate y no pongas cara de idiota"
Caminó hacia el frente, siguiendo los pasos que con sudor se había grabado en la piel. Movió las manos y dejo que cada nota guiara sus pies por la sala. Era libre, solo ella y los violines contando la historia de un amor trágico. Su amor trágico.
