ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟙𝟚

258 28 6
                                    

A Kendall le gustaba pensar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A Kendall le gustaba pensar.

Perderse tanto en su mente que al final todo se desvaneciese, los trazos de sus ideas se desdibujaban haciendo que los colores se unieran formando un torbellino interminable. Rosa, azul, morado. Podía verlos a todos, sentirlos, olerlos, embriagarse de ellos hasta olvidarse totalmente donde estaba y cuál había sido el pensamiento inicial.

Cuando pensaba en ella las cosas se sentían amarillas.

"¿Qué tipo de persona soy?"

"¿Soy merecedora de amor?"

"¿Siquiera yo me tolero?"

Pensaba de manera muy superficial cuando se refería a ella.

"Soy lo suficientemente tolerable, por supuesto"

"El amor no es necesario para vivir"

"He conocido a peores personas, así que no me preocuparía mucho por eso"

Pensar en sí misma era muy tedioso porque de repente aparecían muchas señales de advertencia ante sus ojos. "Si te analizas mucho terminaras odiandote aún más" se recordaba. Era angustioso, asfixiante, un huracán que destrozaba todo en su cabeza.

Ventanas destruidas, platos rotos, jarrones salpicados de rojo y muchos muchos gritos.

No muy irónicamente terminaba odiándose por otras razones.

Era una cobarde muy experimentada y  una hipócrita , era un rasgo de familia.

Criticaba a todo ser humano que se cruzara en su camina, no tenía consideración por nadie, ¿no era estúpido el no ser capaz de inspeccionar sus propias goteras?

Era un pozo de necesidades, una herida abierta que parecía nunca sanar.

No pedía nada, se conformaba con poco. Intentaba dar aunque sabía que nadie quería nada de ella.

"Nadie te ama"

"Nadie te ama"

"Nadie te ama"

En letras muy grandes de un horrible y muy oscuro rojo se cernía sobre ella. Gigante, aterrador y muy muy doloroso.

El color chorreaba de las letras, intentando alcanzarla para pintarla a ella también. Espeso, muy muy rojo pero al mismo tiempo negro, peleaban entre ambos para poder llegar hacia ella. Querían verla ser débil, se regocijaban al verla llorar.

Intentaba correr, desesperada gritaba por ayuda pero como siempre todos preferían cortarse un brazo antes de ayudarla.

En algún punto el rojo se convertía en una mano muy delgada, de dedos delicados y largos que terminaban en perfectas uñas en forma de aguja.

Conocía esa mano, había dejado huellas en muchos rincones de su alma y cuerpo.

La tomaba del tobillo haciéndola caer fuerte, sentía como su mandíbula se quebraba y un dolor horrible se esparcía por su cara. Las uñas se enterraban en su talón, rasgaban el músculo e intentaba perforar el hueso, aullaba de dolor mientras se acababa las cuerdas vocales aún implorando por ayuda, una voz, una mirada, algo.

¡𝙉𝙤 𝙩𝙚 𝙩𝙤𝙡𝙚𝙧𝙤! 𝘽𝙪𝙩𝙩𝙤𝙬𝙨𝙠𝙞  (Kick y Kendall)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora