CAPITULO 8

1 1 0
                                    


Estoy en el instituto con mi amiga Tea a mi lado, he estado un poco distraída en las últimas horas, no se queme pasa es como si presintiera que algo malo va a pasar y no sé por qué.

Mientras estoy luchando con mis propios pensamientos escucho que alguien me llama, saliendo de mi trance observo a Tea mirarme como si tuviera dos cabezas, esta sí que es más rara que yo.

—Oye, me estás escuchando, te estoy preguntando qué porque estás tan distraída, ocurre algo.

—Estoy bien, no te preocupes por nada.

Sé que no me cree, pero veo como no me vuelve a reclamar; las horas pasan muy lentamente, pero por fin es hora de salir y me dirijo a la salida para reunirme con mi hermano e irnos a casa.

Me encuentro afuera del instituto esperando que Adrien salga para irnos a casa, quería ir a pasear con Tea y mi hermano más tarde, pero el muy responsable tiene que arreglar algo de sus prácticas en el hospital, para su informe final, pueden creer que ya solo le quedan dos semanas para graduarse, que suelte tiene y sí, estoy muy feliz por él.

Observo alrededor para entretenerme en algo en lo que Adrien decide llegar, el día está bien tranquilo, el cielo está despejado de nubes grises y el sol se está comenzando a ocultar, es lindo de ver; en la acera del otro lado de la calle hay un vehículo oscuro y con las ventanillas oscuras no logro ver a nadie dentro, por lo oscuras que son, no me gusta para nada siento que alguien me observa desde adentro.

Sin moverme de mi lugar no dejo de ver el vehículo, quizás soy un poco paranoica, pero no me gusta las vibras que me da ese auto, sin darme cuenta alguien me toca el hombro y me sobresaltó por el susto.

—Estás bien pitufa, que te pasa? Te estoy llamando y no respondidas, parecías ida.

—No es nada, solo me distraje... sabes que mejor nos vamos ya.

No lo dejo responder y nos dirigimos a su auto, para así irnos a casa, una vez en el auto observo que el otro auto también se pone en marcha, sin darle muchas vueltas decido informal a mi hermano, que ya está concentrado en conducir y no se ha dado cuenta que un auto nos sigue o eso creo.

—Adrien alguien nos está siguiendo, es el mismo auto que estaba a fuera del instituto, estoy segura. Veo como mira por el espejo retrovisor y pisa el acelerador.

—Necesito que llames a Marcus y le expliques lo que está pasando.

—Por qué a él? se supone que tenemos que avisar a la policía.

Estoy a punto de hacerlo, cuando el coche que nos persigue nos alcanza y nos da por detrás, haciendo que el teléfono se me cayera por el asiento, sin importarme el miedo que tengo, me dispongo a buscar el teléfono, minutos después lo encuentro.

—No lo llames, solo comunícate con Marcus, él sabrá que hacer, confía en mí, sí.

Dudando de lo que es correcto, decido a serle caso a mi hermano y le llamo a Marcus, después de tres tonos escucho que descuelga el teléfono, y de modo agitado y entre cortado le explico lo que está pasando, pero creo que no entiende lo que le digo.

—Lea respira y cuéntame lo que está pasando.

—Nos están persiguiendo, un coche negro nos está persiguiendo, acabamos de salir del instituto no sé qué pasa.

No sé lo que dice, porque mi hermano me arrebata el teléfono y es el quién habla con Marcus.

—Marcus ya viene en camino, tenemos que tratar de perderlo mientras y no cuelgues el teléfono, el, nos está escuchando y está en alta voz para que lo podamos escuchar, entendiste.

Será que sí?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora