Volumen XXV

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[ADVERTENCIA DE CONTENIDO +18]

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Una vez estuvieron en la habitación, habiendo caminado a tumbos mientras se besaban, Gakushū se recostó en la cama con Karma a horcajadas sobre su regazo, acariciando sus muslos con cariño. Poco después, la ropa comenzó a caer al piso por doquier.

—Pensaba ser yo el que cuidara de ti hoy —sonrió con inocencia, como si no estuvieran ambos desnudos en la cama—. Yo… creo que no soy tan bueno con las palabras, y me gustaría demostrarte mi apoyo y cariño —dijo, sonrojandose.

Curioso cómo su novio podía sonrojarse siendo cursi, pero decir tremendas obsenidades con el rostro más serio que si estuviera viendo el noticiero de las ocho.

—¿Leí entre líneas que eres más bueno follandome que hablando conmigo? Eso será un problema algún día —rió.

—Oh, Buda~ —se burló, inclinándose hacia adelante para poder quedar frente a frente—. ¿"Follar"? ¿Dónde quedó el Gakushū decente que diría "tener relaciones íntimas"? —soltó una carcajada—. ¿Tan mala influencia soy?

—Ese Gakushū se fue en el segundo que te sentaste sobre mi cadera. Ahora guarda silencio y hazlo.

—Qué mandón~.

—Mira quién habla —rodó los ojos.

—Touché —chasqueó la lengua con diversión antes de unir sus labios con los de su prometido, encargandose de delinear cada parte con su lengua, robándole al oji violeta pequeños jadeos.

Las manos de Gakushū se encargaban de acariciar los muslos de su pareja de arriba a abajo; desde las rodillas flexionadas hasta la cadera y de vuelta.

Los labios de Akabane bajaron por la mandíbula marcada hacia el cuello y los hombros, repartiendo besos y pequeñas mordidas que sabía que dejarían una marca, pero sabía que a Asano no le importaban ese tipo de cosas. Se deleitó escuchando los suspiros ahogados y disfrutando las caricias en su parte baja.

—Comienzo a arrepentirme —murmuró el pelinaranja. Karma detuvo sus movimientos de inmediato y se irguió para mirar a su pareja con los ojos bien abiertos—. No literalmente —rió—, solo que te ves tan precioso que quisiera… —mordió su labio, mirando a su novio de arriba a abajo.

Por mucho que intentó evitarlo, el sonrojo de Akabane, que tenía debido a la agitación del momento, se incrementó; puede que por el comentario, puede que por la mirada lasciva que los ojos púrpuras de Gakushū le habían dado. Incluso él mismo comenzaba a arrepentirse de tomar el mando, pero quería hacerlo de todas formas.

Su familia nunca había sido mucho de hablar; siempre había discusiones en casa, pero cuando estás terminaban, su madre subía a su habitación y le daba un corto abrazo. Quizá de ahí su pasión por resolver los problemas de forma física; ya fuera a golpes con quién se lo merecía, o caricias con Gakushū.

—Si hablas en serio, puedo detenerme —dijo en voz baja, no queriendo invalidar los sentimientos de su pareja.

El peli naranja negó, mostrándole una sonrisa sincera.

—Agradezco que quieras cuidar de mí —asintió, llevando una mano para acariciar la mejilla de Karma—. No pares.

—Sus deseos son órdenes —sonrió divertido, volviendo a inclinarse para continuar con su trabajo.

Los besos y caricias, a pesar de estar llenos de lujuria, estaban rebosantes de cariño, uno que el pelirrojo no podía explicar con palabras y que se alegraba de poder reflejar de alguna manera.

Cómo sobrevivir al amor de tu vida [Asakaru]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora