Cómo sobrevivir al amor de tu vida [Asakaru]

Volumen XXVII

Celebre los exitos de su pareja...

🍓🍊

Claro que el pelirrojo no iba a olvidar la famosa celebración sobre la residencia en el Hospital Regional de Kyoto que, claro estaba, Gakushū no había tenido motivos suficientes para rechazar a final de cuentas.

El peli naranja suspiró mientras se arreglaba la corbata frente al espejo. Se sentía... extraño. Sabía, muy en el fondo, que estaba haciendo lo correcto, pero era extraño. No estudiar era extraño; no tener exámenes, no más presión, no más tener que probar una y otra vez que era suficiente.

—¿Quién cambió al vagabundo de mi novio por este apuesto caballero? —bromeó Karma al entrar al baño.

Gakushū rodó los ojos.

—Esa es mi línea.

—¡Hey! —Karma le dió un pequeño, inofensivo golpe en la parte trasera de la cabeza antes de que ambos se soltaran a reír—. Era un halago, de hecho.

—Ajá, sí —rió—. ¿Listo?

—Nací listo.

—Wow, hoy vas con todo, ¿eh? —burló, rodando sus ojos pero sin poder evitar la pequeña sonrisa que se asomaba.

—Vamonos —se acercó a darle un pequeño y casto beso en la mejilla a Gakushū antes de volver a salir del baño.

Gakushū practicó su sonrisa social un par de veces antes de darse vuelta, listo. Tomó la mano de Karma y ambos salieron del departamento luego de comprobar que llevaban consigo todo lo necesario.

Una de las desventajas de no aceptar el apoyo económico que Gakuhou tanto se esmeraba en ofrecer era el transporte. O la falta de él.

El estómago de Karma estaba gruñendo para el momento en el que lograron, al fin, conseguir un taxi vacío y que no les cobrara mucho más caro que la cena que iban a consumir. Claro que dos jóvenes apuestos, presentables y pidiendo ir a un restaurante costoso daba la apariencia de tener dinero para derrochar.

De hecho, Gakushū seguía algo irritado, convencido de que una cena cara no era necesaria y debían ahorrar; Karma, por otro lado, solo había suspirado y decidido cambiar de restaurante. A uno aún más costoso.

Cuando llegaron al lugar y comenzaron a pasar entre las mesas hacia la que habían reservado, Gakushū tuvo que aguantar la respiración. No porque la comida de los otros comensales oliera mal; al contrario, temía que su estómago gruñera frente a las demas personas y la amable señorita que los guiaba hasta su lugar.

Pudo respirar una vez ahí, sentados en una de las últimas mesas estratégicamente para evitar ser molestados. Ambos ordenaron su comida y se dedicaron a esperar, tomando una copa de vino que, a pesar de ni siquiera haber ordenado, un mesero había llevado hasta su mesa.

—Te ves muy bien —mencionó Gakushū de repente, logrando que Karma lo mirara por encima de su copa—. No te lo dije hace rato.

—Qué caballero~. —Sonrió.

Poco importaba cuántas veces viera sonreír a Karma, ver esos caninos, aunque no tan afilados como solían ser, siempre le robaría el aliento.

—Lo digo en serio. Creo que no te había visto con traje desde... ¿La graduación?

—Eso fue hace como dos meses.

—Bueno. —Rodó los ojos. ¿Por qué sentía que no pisaba la universidad hace años?—. Mi punto es que te ves muy bien... Ese color te queda.