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La pequeña luz que había en la mesita de noche de Bill era casi invisible ante el sol de final de verano que mostraba la ventana, aunque tuviera las cortinas cerradas

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La pequeña luz que había en la mesita de noche de Bill era casi invisible ante el sol de final de verano que mostraba la ventana, aunque tuviera las cortinas cerradas. 

Sus ojos hacían cortocircuito y los dedos de sus pies permanecían completamente estáticos. 

Su mente vagaba como un perezoso. Tan lenta que sentía que los caracoles andarían más rápido.

Ya casi no sentía el colchón de su cama y solo veía el techo, que de vez en cuando se movía un poco.

El chico rubio que estaba en el piso junto a el, comenzó a reír a carcajadas. Bill le siguió.

–Bill... ¿Viste que la profesora de historia se colocó ese broche con forma de tetas hoy? 

El de cabello oscuro estalló en carcajadas.

–Joder Tom... ¿Cuantos porros te fumaste? Estás diciendo estupideces, ¿Viste que esos zapatos nos miran raro ahora? –Señaló débilmente a las zapatillas encima del mueble, las que estaban rotas. Su madre tenía que arreglarlas.

Ambos se partieron a carcajadas.

Tom le dio una calada al "Cigarrillo". 

Los dos mirando al techo, uno en el piso y otro en la cama, sonrieron para si mismos.

Bill seguía teniendo el ojo morado y uno de los brackets se había salido con el golpe que le habían dado en la boca, pero Tom había llegado a tiempo a pelearse con los idiotas que molestaban al menor para que no fuera aún peor.

–¿Te duele mucho, Tom? –Intentó voltearse a mirarlo Bill entre balbuceos.

Tom intentó moverse un poco e intentar recordar que era lo que le dolía, enseguida sintió el dolor punzante en una de sus costillas y soltó un quejido de dolor.

Bill, con los ojitos casi cerrados por los efectos de la marihuana, utilizó su última fuerza para rodar como un burrito en la cama hasta caer de bruces al suelo junto a Tom.

El más rubio se sobresaltó ante esto.

–¡Joder! ¡Bill! ¿Eres idiota? –Exclamó, medio preocupado por si se había golpeado muy feo.

El de cabello negro se arrastró hasta el para abrazarle, quedando medianamente encima de él, juntando sus mejillas aunque esto provocó ardor en uno de ellos,  por el raspón en este.

–¡Auch! –Chilló Bill.

–Tonto. Ten cuidado... te va a volver a sangrar... –Gruñó el mayor, balbuceando.

El de cabello negro apegó más su mejilla a el rubio.

No...me...importa...sentir dolor si es por estar contigo. –Susurró, sintiendo como la sangre comenzaba a deslizarse por la mejilla de el chico rubio.

The train lines; Toll fanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora