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Tres meses.
Mediados del frío diciembre.
Cuando el helado del aire congelaba tus pulmones y enrojecía tus manos.
La nieve poblaba la ciudad en la que vivían Bill y Tom, quienes en ese momento, caminaban en pleno silencio por las calles, camino al hospital.
Tom fumaba un cigarrillo, que se teñía de sangre a medida de que lo llevaba a sus labios. Le habían reventado la boca.
Bill, ni siquiera podía mover sus dedos. Los tenía rotos. Todos ellos. morados y torcidos. Lo habían emboscado en el colegio y se los habían roto uno a uno. A Tom lo encerraron en el armario del conserje para que no pudiera hacer nada.
El chico de cabello oscuro tenía los ojos rojos e hinchados de tanto llorar.
Dolió mucho.
Bill y Tom morían en vida.
Se drogaban para olvidar, pero Bill casi tuvo una sobredosis. Follaban para ignorar y supuestamente "Disfrutar", pero no se sentían bien con eso. Sus familias estaban desmoronadas.
Económicamente estaban muy, muy mal.
Simone no trabajaba por la depresión tan severa que tenía, y aunque estuviera en casa todo el tiempo, había renunciado por completo a la maternidad de Tom y solo se mantenían por el dinero que le mandaba el "Padre" (Si se podía llamar así) de Tom, quien se había ido de casa hacía unos cuatro o cinco años con una mujer con la que había engañado a Simone incluso antes de que naciera Tom. La madre del rubio había quedado tan mal que nunca más volvió a brillar como antes.
Antes amaba con todo su corazón a su hijo, lo cuidaba y mimaba. Incluso eran de una clase más alta. Pero todo esto iba acompañado de una dependencia emocional que le tenía Simone a su esposo. Y cuando el se fue, su vida se cayó a pedazos y solo le importaba el alcohol y la espera de la muerte, dejando a su hijo a la suerte.
Hace años que Tom no veía a Simone con ropa linda o aretes de colores que el de rastas tanto admiraba de pequeño.
Por otro lado Bill, simplemente creció con la presión de ser el "cuidador" de su familia. Con la responsabilidad de que si le pasaba algo a su madre, el tenía que ocupar su lugar y ser la nueva mamá. Su familia siempre había sido de una clase muy baja. Sin lujos o algún tipo de comodidad. El y sus hermanas eran todos de diferentes padres, de parejas pasajeras que había tenido su madre, quienes al final nunca se hacían responsables de sus hijos, y la madre de Bill debía encargarse de ellos.
Al no tener una figura paterna, Bill comenzó a desarrollar un sentido maternal en si mismo para dárselo a su hermana menor. Lia siempre vio a Bill como un padre, incluso más que a su propia madre, porque la madre de Bill trabajaba todo el día, para mantener a sus tres hijos a base de migajas y restos. Situaciones casi precarias, injustas. Y al trabajar tanto nunca estaba en casa, y llegaba tan cansada que a veces ni siquiera les saludaba.
