𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐈𝐕.

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𝟒. 𝐓𝐡𝐞 𝐀𝐫𝐫𝐢𝐯𝐚𝐥 𝐨𝐟 𝐊𝐢𝐧𝐠 𝐋𝐮𝐤𝐞.

El sol apenas asomaba sobre el horizonte cuando el retumbar de cascos y el estruendo de las ruedas de un carruaje anunciaron la llegada de un visitante importante al castillo Belmont. Isaac, que había pasado otra noche sin dormir, se asomó por la ventana de su habitación y vio el imponente carruaje real deteniéndose frente a la entrada principal. Los estandartes ondeaban con el emblema del reino vecino, y su corazón se hundió al darse cuenta de quién estaba llegando.

El rey Luke, padre de Harry, descendió del carruaje con una gracia y autoridad que eran inconfundibles. Aunque sus cabellos estaban ya teñidos de gris, sus ojos verdes brillaban con la misma intensidad que los de su hijo. Alto y de porte distinguido, su presencia llenaba el aire de una tensión palpable.

Isaac bajó las escaleras con el corazón latiendo a mil por hora. Sabía que la llegada del rey Luke traería consigo una nueva ola de expectativas y presiones. Al llegar al vestíbulo, encontró a su padre, el rey Adrián, esperando para recibir a su ilustre invitado. Louis y Harry estaban a su lado, ambos mostrando una deferencia que Isaac no podía evitar encontrar un poco sofocante.

—Bienvenido, rey Luke —dijo el rey Adrián con una inclinación de cabeza—. Es un honor recibirlo en nuestro castillo.

—El honor es mío, Adrián —respondió Luke con una sonrisa cortés—. Estoy deseando conocer más de cerca a la familia de mi futuro yerno.

Las palabras de Luke eran amables, pero Isaac no pudo evitar sentir una tensión subyacente en el ambiente. Mientras los reyes intercambiaban cortesías, sus ojos se encontraron brevemente con los de Harry, quien le lanzó una mirada que parecía decir: "Compórtate."

La mañana transcurrió con una serie de actividades protocolarias: un recorrido por los jardines, una caza ceremonial y una comida en el gran comedor. Isaac se sentía fuera de lugar en cada momento, su mente en constante batalla con la expectativa de comportarse de manera impecable.

Durante el almuerzo, el rey Luke dirigió su atención hacia Isaac.

—He oído hablar mucho de ti, joven Isaac —dijo, su tono amable pero con un filo de curiosidad—. Harry me ha contado que tienes un espíritu muy libre.

Isaac sintió la mirada de su padre clavarse en él, y una chispa de rebeldía se encendió en su interior.

—Eso dicen —respondió Isaac, tratando de sonar casual—. Me gusta pensar que simplemente soy fiel a mí mismo.

Luke asintió, su expresión inescrutable.

—La fidelidad a uno mismo es una cualidad admirable —dijo—. Pero también es importante saber cuándo y cómo canalizar ese espíritu para el bien mayor.

Isaac apretó los dientes, sintiendo cómo la tensión se acumulaba en su interior. Sabía que cualquier respuesta desafiante podría causar un conflicto, pero no podía evitar sentir que estaba siendo constantemente juzgado.

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