𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕.

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𝟓

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𝟓. 𝐁𝐞𝐭𝐰𝐞𝐞𝐧 𝐬𝐡𝐚𝐝𝐨𝐰𝐬 𝐚𝐧𝐝 𝐬𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭𝐬.

Isaac se quedó solo en la habitación, enfrentándose a la tormenta de emociones que lo invadía. La ira, la culpa y la tristeza se mezclaban dentro de él, creando un remolino de desesperación. Se sentía como si estuviera atrapado en un laberinto sin salida, rodeado de sombras que amenazaban con consumirlo por completo.

Por un momento, consideró la posibilidad de rendirse, de dejar que el peso de sus errores lo aplastara hasta convertirlo en nada más que un recuerdo fugaz. Pero algo en su interior se negaba a aceptar la derrota, algo que ardía con una intensidad feroz y se negaba a apagarse.

Se levantó de la silla con determinación, dispuesto a enfrentar lo que fuera que el destino le deparara. Sabía que no podía cambiar el pasado, pero podía elegir cómo enfrentar el futuro. Y no permitiría que su padre lo definiera, ni tampoco que sus propias dudas lo consumieran.

Decidió salir al jardín, buscando un respiro de aire fresco que le ayudara a aclarar su mente. La noche envolvía el castillo en una oscuridad tranquila, y las estrellas brillaban en el cielo como pequeñas linternas en la negrura. Se sintió pequeño ante la inmensidad del universo, pero también sintió una extraña sensación de paz, como si las estrellas estuvieran observándolo con benevolencia.

Caminó por el jardín, dejando que sus pensamientos lo llevaran donde quisieran. Recordó los días felices de su infancia, cuando su madre aún estaba viva y el castillo rebosaba de alegría y risas. Pero también recordó los días oscuros, los días de soledad y desesperación cuando su madre se fue, llevándose consigo la luz de su vida.

De repente, escuchó un ruido en la distancia. Al principio, pensó que era solo el viento susurrando entre los árboles, pero luego se dio cuenta de que era algo más. Se acercó con cautela, sus sentidos alerta ante cualquier peligro que pudiera acechar en la oscuridad.

Entonces, vio una figura entre las sombras, una figura que se movía con gracia y determinación. Era Jasper, su amigo leal y confidente, que había estado a su lado en los momentos más oscuros y difíciles de su vida.

—Isaac, ¿estás bien? —preguntó Jasper, su voz suave y reconfortante en la noche.

Isaac asintió, agradecido por la presencia de su amigo.

—Estoy bien, Jasper. Solo necesitaba un momento para pensar —respondió, tratando de sonar más tranquilo de lo que se sentía.

Jasper se acercó y puso una mano en el hombro de Isaac, transmitiéndole su apoyo silencioso.

—Siempre estaré aquí para ti, Isaac. No importa lo que pase, siempre puedes contar conmigo —dijo Jasper, su voz llena de sinceridad.

Isaac sintió un nudo en la garganta, emocionado por la lealtad inquebrantable de su amigo.

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