Presentación

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Esta indeciso, siente una gran tensión y esta tan perplejo como las veces que sentencian como culpable a uno de sus acusados. Mira como el pelirosado esta abrazándose a si mismo, agitado con una respiración rápida y rodeado por lo que supone es un nido improvisado.

Decide que lo mejor sera cerrar la puerta para pensar con mejor claridad lo que esta sucediendo. Cuando retrocede un paso para volver, oye un chillido de dolor. Presiente que algo no esta bien y se apresura hacia el nido.

Una vez a su lado, toca sutilmente su hombro pero nota que esta ardiendo demasiado para un celo, ahora que lo nota mejor, la habitación apesta mas a desesperación y miedo que una presentación común.

Lo toma por los hombros para asegurar que tan mal esta, lo llama por su nombre pero no responde y   observa que apenas puede mantener sus ojos abiertos. Toma una larga respiración y decide hacerse cargo de la situación, no puede dejarlo solo.

Se adentra en su nido y toma una posición mas cómoda, se sienta a su lado, cerca de la orilla de la cama y manteniendo una pierna fuera. Mas de cerca puede notar que aun conserva su ropa interior, rápidamente se retira su saco y cubre al menor, por suerte, con la diferencia de tamaño logra cubrirlo hasta sus muslos incluso.

Había visto algunos casos donde los omegas solían abrazar a sus parejas después de que recibirían la sentencia de culpable, dirigían la cabeza hacia su cuello donde estaba la glándula de olor, era un método para calmarlos.
Siguiendo su ejemplo, lo acomoda entre sus brazos, y lo mueve de manera que su pecho quede enfrentado contra el hombro del menor, en un estilo de novia nupcial. Dirige la cabeza del hacia su cuello, e intensifica su propio olor, supone que ahora puede distinguir los aromas y podrá calmarlo.

Al inicio no tiene efecto, su respiración aun es agitada y no puede percibir las feromonas de calma que proyecta. Así que toma un nuevo plan, aparta al chico y lo posiciona boca abajo, manteniendo el saco sobre la espalda, duda sobre sentarse encima de el, así que se mantiene sentado sobre la cama.

Con cuidado apoya sus dos manos sobre la espalda baja y empieza con movimientos suaves un ida y vuelta. Trata de calmar su dolor aunque sea un poco con un masaje.

Después de repetirlo un par de veces, nota que la respiración del chico baja o al menos lo suficiente para un ritmo, entre comillas normal. Nuevamente lo mueve hacia arriba y lo acomoda como antes entre sus brazos, esta vez tiene que funcionar.
Siente como la nariz se acomoda en el hueco de su cuello, siendo atraído por el aroma que suelta. La cabellera rosa solo se hunde y aspira mas profundo, también nota que el menor dejo de temblar.

-¿Itadori? -

Como respuesta obtiene un gemido de asentimiento, no puede creer la felicidad que lo rodea en este instante. Lo abraza mas fuerte y respira contra su frente.

-¿Crees que puedas moverte por tu cuenta? -Siente como niega con su cabeza en su cuello.

-¿Puedes beber un poco de agua? - El menor no da una respuesta y tampoco se aparta –Por favor, hazlo por mi -

Es entonces que se despega de su cuello, al menos lo suficiente para que pueda alcanzar una botella de agua de la mesita de luz. Destapa la botella y lo acerca hacia los labios del chico, cuando acepta y empieza a beber, puede notar mejor su expresión.

Deduce que ha estado llorando durante un tiempo por sus ojos, prefiere reservarse las preguntas sobre lo que sucedió por el momento. De repente recuerda que tiene una pastilla guardada en su traje, que suele ingerir cuando no lograba conciliar el sueño.
Busca en el bolsillo de su saco y la encuentra, espera que funcione en este caso.

- Itadori, necesito que tomes esta pastilla – Susurro en el mejor tono suave que pudo, cerca de su oído.

El menor la tomo y trago con un poco de agua, le llamo la atención como lo obedecía sin chistar. Ambos se quedaron abrazados esperando que la pastilla surtiera efecto, el único sonido que había eran sus respiraciones, hasta que el pelinegro noto mas humedad en la camisa de su cuello.

Bajo mi ala | HiItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora