Bajo mi ala | HiIta

Territorial

La mañana siguiente había amanecido sin una pizca de sueño, al contrario, se sentía fresco y de buen ánimo, disfrutaría mejor la sensación si no supiera la razón detrás de aquello. Está decepcionado consigo mismo y el sentimiento solo crece cada vez que escucha de lejos el tintineo del picaporte, un recordatorio constante de la situación actual.

No puede ahogarse todo el tiempo en sus penas, no demora en llamar al instituto para avisar que el adolescente no podrá asistir a clase por un resfriado, conseguirá una nota médica más tarde. También notifica a su secretaria que trabajará desde casa por unos días, no le advierte el verdadero motivo por precaución.

Lo último que hace es montar su nueva zona de trabajo en la sala, en la mesa reposan los últimos expedientes junto con su portátil, es el único sitio donde puede trabajar "tranquilo". Está a punto de comenzar con su rutina cuando nota un pequeño detalle en la esquina de la mesa, resulta ser la caja de chocolates que aún mantiene algunos dulces en su interior, no tarda en devorar los últimos para poder deshacerse de ella.

A su parecer era un buen obsequio considerando el apetito interminable del chico, suavemente sostiene la caja vacia entre sus manos, el diseño delantero es bastante sencillo y por casualidad voltea el envase para ver la parte trasera, solo le da un ligero vistazo cuando inmediatamente se percata de una pegatina amarilla que funciona como alerta.

Si no fuera suficiente su desprecio ahora está alcanzado un nuevo limite, no esperaba la advertencia de afrodisíaco en los chocolates. Un rápido recuerdo del omega tomando los dulces rojos llega a su mente, es un terrible idiota por no percatarse del detalle antes pero aun asi aquello no hubiera sido suficiente para desatar un celo, a menos que el omega estuviera a punto de entrar en calor.

Al final del día, la caja termina olvidada en una esquina de la sala, convertida en una bola sin sentido.

Esa noche después de un intento fallido de ver el estado del omega, desastroso hubiera sido poco para describir el penoso esfuerzo que hizo para darle algo de comida. Solo puede conciliar el sueño tapando sus oídos con la almohada para mitigar los golpes que provienen de la puerta lejana, lentamente sus párpados comienzan a pesar y termina encontrando el consuelo cerca de la madrugada.

Lo primero que nota al abrir los ojos es al menor encima de su regazo, es imposible, había asegurado la puerta pero cuando dirige su mirada a esta, nota que no están en su habitación, el escenario ha vuelto a ser la sala, la película aun se reproduce de fondo como aquella noche, no puede entender que pasa pero cuando se topa con aquellos ojos color miel de nuevo, no planea detenerse como la vez anterior.

Sus manos no tardan en desvestir por completo al omega, sus ojos recorren lo que supone es el paraíso, en el camino deja algunas mordidas sobre la piel pero la impaciencia lo consume y sin ninguna advertencia desliza su miembro dentro del menor. La sensación de tanta adrenalina le juega en contra e inmediatamente termina despertando, con un vistazo rápido se asegura de que el omega no está realmente dentro de su cuarto, suelta un suspiro de alivio al notar que está completamente solo pero el bulto bajo las sábanas le quita rápidamente dicha tranquilidad, decide que lidiara con el asunto con una buena ducha de agua helada.

No entiende como Nanami pudo lidiar con esto, solo puede entrar a hurtadillas en la habitación sin tener al omega encima rogando por él. El primer dia intento alimentarlo el mismo pero el omega no cooperaba, o más bien, lucia demasiado erótico sin mencionar sus lloriqueos en voz alta pidiendo por él, todo eso junto formaban un paisaje demasiado obseno. Desde aquel primer intento decidió que lo mejor era usar un pañuelo como mascarilla antes como medida de precaución.

Lentamente abre la puerta lo suficiente para deslizarse dentro, sus pasos son lo más silenciosos posibles para no despertarlo, no avanza mucho dentro del cuarto solo lo necesario para dejar un poco de agua y bocadillos en la mesita de noche.