Secretos

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Honestamente, con aquella cena con el abogado esperaba descubrir el verdadero motivo detrás de sus acciones, al final solo fue un golpe de suerte que el abogado lo haya escogido. Sin embargo, no ha dejado de pensar sobre las palabras de la doctora, jamas espero que su presentación pudiera demorar incluso dos meses, era demasiado tiempo y ponía en riesgo el plan. No quería meter en problemas legales a Higuruma, confiaba plenamente en el hombre.

Pero, ¿si no fuera asi?

Quería ayudar a Higuruma de alguna manera, quedarse quieto y esperar a su primer celo mientras el hombre hacia todo el trabajo, no le gustaba. Empezó a idear un plan de respaldo, algo que podría funcionar, estuvo un par de horas sentado en su cama y buscando por internet como acelerar su presentación. Algunos sitios sugerían rodearse con omegas o alfas que tuvieran un vinculo platonico, otros sitios aseguraban que participar en el celo de otra persona induciría al propio celo, ninguna de estas opciones creía que funcionaria.

Continuo navegando hasta que se encontró con una noticia de alerta, era un reportaje sobre los últimos casos de abusos en discotecas, redactaba que las víctimas eran inducidas al celo después de beber con su agresor, alertaban tomar precauciones con esta sustancia pues aun se desconocía los efectos secundarios y dejaba en un mal estado a los omegas y alfas que lo ingerían.

Su mente se detuvo por un momento, sabia que su hilo de pensamiento era incorrecto en este momento pero podría ser su ultima salvación, jamas lo usaría en alguien, solo era para consumo propio y nadie se enteraría, tal vez incluso nunca lo llegue a consumir sí se presentaba a tiempo.

-

Esa misma noche se decidió a conseguir el inductor aunque no tuviera un contacto directo con el vendedor, si buscabas un lugar para meterte en problemas y con una pésima reputación, no era difícil imaginarse en donde buscar.

Se adentro entre los callejones, espacios con poca iluminación tal como habia visto en cientos de películas, para esconder su identidad mantenía su capucha puesta, ni siquiera traía una identificación consigo.

Espero un largo rato parado en un callejón, se estaba dando por vencido o tal vez era el arrepentimiento que estaba ganando terreno, de pronto sintió un brazo rodear sus hombros asustándolo por la sorpresa, ni siquiera habia escuchado los pasos de alguien acercándose. Cuando se giro para encarar al desconocido, tal vez para su alivio o no, era un hombre de contextura delgada, con el cabello gris y lo suficientemente largo para ser sostenido por una coleta.

-No eres de por aquí, ¿cierto? - el sujeto permanecía aun colgado de su hombro, sus ojos se clavaban en el como si estuviera contento de tener una nueva presa.

-No, solo vine a buscar algo -

Tampoco podia decirle a un completo desconocido su verdadera intencion, es mas, jamas planeo las palabras exactas que diria cuando encuentre al vendedor. Con desgana el sujeto se alejo un par de pasos de el, permitiéndole mas espacio personal, aun manteniendo los ojos sobre el examinándolo de abajo hacia arriba.

-Luces como un buen chico, déjame adivinar, ¿un enamorado que no puede conquistar a una chica? ¿busca una ayuda extra? ¿quieres que te de una mano? - Lo decía como si fuera una situación cotidiana para el, una conversación tranquila aunque el trasfondo fuera mas oscuro.

Antes de que pudiera responder, el sujeto había sacado algo de su bolsillo y lo habia levantado a la altura de sus ojos.

-Es un pequeño inductor de calor, creo que es lo que estas buscando ¿no es así? -

-Eso me puede servir – sentía un nudo en la garganta, una bola asquerosa de culpa que le dejaría un mal sabor de boca el resto la noche.

Fue un intercambio rápido, habia preparado el dinero, no podía aclarar que lo incomodaba mas en todo el asunto, la sonrisa sarcástica y el tono juguetón de hombre, o el hecho que utilizo parte de su herencia para comprar este tipo de cosas.
Rápidamente se largo del sitio, empezó a caminar con un paso rápido por las calles, un poco paranoico de que alguien lo siguiera, cuando ya se habia alejado lo suficiente y las calles comenzaron a ser mas vivas en color, desacelero el paso.

Bajo mi ala | HiItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora