Cuando el profesor lo citó a la dirección, con su preocupante pero usual porte serio, Katsuki temió estar en problemas.
" El director pidió llamarte, Bakugo-kun. Tiene algo que hablar contigo ", le había dicho Takada-sensei para luego marcharse del salón.El chico se pasó la mano por el pelo a la vez que resoplaba y miró a sus dos amigos de una forma que los hizo sobresaltar.
—¿Ahora qué hicieron ustedes dos?
—¡¿Nosotros?! ¡Si fue a ti a quien llamaron! —Kirishima colocó cara de ofendido.
Kaminari asintió en apoyo. Katsuki agarró a este del cuello de su ropa mientras apretaba la mandíbula.
—¡Por eso! ¡La otra vez me llamaron a mí para preguntar si sabía dónde estaban ustedes luego de que escaparan de la clase de gimnasia!
—Eso...
—¡Y aquella vez en la excursión llenaron la cabaña de las chicas de ranas y ellas me usaron a mí de carnada para atraparlos a ustedes!
—Pues... —el pelirrojo se sobó la nuca con una sonrisa torpe. Donde estaban ellos, estaba Katsuki. Todos lo sabían.
Katsuki soltó a Kaminari y suspiró. Regañarlos no serviría de nada mientras no supiera qué habían hecho. Se levantó de su asiento y caminó hacia afuera con las manos en los bolsillos. La mayoría evadía su mirada al pasar, otros pocos lo saludaban pero eran ignorados olímpicamente. Como si solo pudiera ver lo que estaba enfrente suyo. No era raro que muchos, excepto sus alegres mejores amigos, evitaran su compañía. Si la simpatía fuera dinero, Katsuki sería pobre. Algo en él era demasiado arisco para soportar, pero extrañamente su conducta ante los profesores era buena, pues era lo que ellos justo querían: un estudiante serio, inteligente y comprometido con sus objetivos. Nunca le había sido llamada la atención, pues no era necesario. El chico Bakugo aparte de sus malas miradas y actitud individualista no hacía nada digno de una reprimenda.
Por eso le extrañaba ser llamado a la dirección.
—Hola, Bakugo-san.
Lo primero que vio al entrar, fue una chica. De largo cabello negro azulado y ojos amarillos que le resultaron conocidos. Sin embargo, no le devolvió el saludo. Ahora estaba más extrañado aún.
—Bakugo-kun, siéntate por favor —el hombre pequeño y anciano señaló a la silla restante.
Katsuki obedeció al director, aún dándole una mirada de soslayo a la muchacha que contenta le mostraba una sonrisa, la cual lo hizo alzar una ceja.
—Bien —comenzó el director Nezu, Katsuki tenía sus curiosos ojos rojos puestos en él, a la expectativa—, primeramente, Bakugo-kun.
—Sí.
—Ella es la joven Seirei Kaede, una de tus compañeras de clase. Tal vez la recuerdes.
¿Seirei? ¿Seirei... ? Ah, ella.
¿Cómo podría olvidar a la chica que sin siquiera estar presente estaba en boca de todos? Incluso Kirishima y Kaminari hablaban de ella con frecuencia. La bonita, la amable, la agradable, la tierna Seirei Kaede. Estuvo ausente durante buena parte del curso por causas desconocidas, pero vaya que la gente había extrañado su grácil silueta pasearse por los pasillos. Katsuki no entendía el furor alrededor de ella, era común, una chica como todas. Más bonita o más fea, era solo una chica. ¿Por qué no ocupaban su cerebro para estudiar en vez estar idolatrando?
Un aire se le escapó entre dientes, casi pareció un pequeño resoplo. A veces le parecía insoportable lo tontos que podían llegar a ser los demás a su alrededor.
—Seirei-san estuvo ausente durante todo este tiempo, por lo que se ha perdido mucho. Incluso si pasó el segundo año, temo que su índice académico empeore al no tener una base sólida del año pasado. Peor aún, los primeros exámenes de tercer año se acercan —Nezu largó un suspiro. El ceño del rubio se frunció. Comenzaba a tener una pequeña idea de a dónde iba todo este asunto—. En las condiciones actuales, no creo que Seirei-san pueda aprobar este curso...
La chica se encogió de hombros.
—Por eso...
Katsuki lo cortó.
—Quiere que le ayude a estudiar, ¿no es así, director? —completó sus palabras por él, teniendo el dedo sobre la mesa, repiqueteando y con la molestia retratada en toda la cara.
—Exacto.
—¡Me niego! Si no pudo venir a clases o no tiene la capacidad de estudiar sola no es mi asunto, no tengo tiempo para eso. Tengo mis propias cosas, que son mucho más importantes.
Un combate de miradas entre él y director dio inicio, con Kaede observando todo, incómoda en su lugar. Si no quiso hablar desde que el rubio pasó por la puerta, menos lo haría ahora con esa palpable tensión en la habitación.
El anciano terminó por ceder, suspirando derrotado. El poco cooperativismo del muchacho era asombroso, y no de una buena manera. Katsuki mantenía el ceño arrugado como una hoja de papel y la boca en una línea, un puro gesto de hastío en espera a lo siguiente que diría. El director notó su hostilidad y rechazo tajante a la idea, por lo que optó por sacar las armas pesadas.
Metió la mano en uno de los cajones del escritorio y sacó una carpeta junto a un sello. El rubio y Kaede inclinaron la cabeza con confusión.
—Ya que no te entusiasma la idea de ser el tutor de Seirei-san por cuestión de amabilidad... —el chico tensó la mandíbula—. Te propongo algo.
Un clásico.
—Si es puntuación extra, con mis notas es más que suficiente. No estoy interesado, director.
—Oh, ¿no te interesa ser «Estudiante Modelo»?
¿Ah?
«Estudiante Modelo» era el más grande y alto estandarte de la Preparatoria U.A. Un título que solo se le da a los alumnos más excelentes en todos los aspectos: resultados académicos, conducta, personalidad y popularidad estudiantil. Ese honor era prácticamente un boleto dorado a la fábrica de chocolate de Willy Wonka, o en este caso, a la Universidad Nacional de Tokio, la más prestigiosa del país. Entrar ahí era el objetivo de vida de Katsuki desde que tenía diez años. Tener la condición de «Estudiante Modelo» lo iba a catapultar directamente a su objetivo.
Mordió su labio inferior y luego lo soltó, diciendo con su voz raspada:
—Acepto.
No lo pensó más. Siempre había escuchado la frase de «No hay mal que por bien no venga», y realmente aplicaba para esa situación. Ser tutor sería tedioso, pero era solo un medio para un buen fin. No era nada comparado a los beneficios. Volvió a bufar por lo bajo con las manos cruzadas cuando los labios del hombre se curvaron en una amplia sonrisa. Misión cumplida.
—¡Bien, todo está arreglado! Les deseo mucha suerte chicos, y por favor, llévense bien —sonrió hacia ambos, sus pequeños ojos se habían cerrado.
Kaede dejó escapar un corto suspiro y luego miró hacia el rubio. Tocó su brazo suavemente, lo que hizo que la mirara extrañado.
—Cuento contigo, Bakugo-san.
Katsuki observó su toque por unos segunos para después mover el brazo, Kaede volteó la mirada con vergüenza.
Tal vez, no debí haber hecho eso...
El rostro del chico había vuelto a la neutra y seria expresión con la que había entrado. La chica apretó los labios mientras lo veía salir de la dirección. No habían empezado las clases con él y ya comenzaba a preocuparse.
—Tranquila, Seirei-san.
Nezu pareció leer sus pensamientos.
—Bakugo-kun podrá ser complicado de tratar pero es muy inteligente. Aprenderás mucho con él, estoy seguro de ello.
—Eso espero, director —finalizó con una diminuta sonrisa.
Ese sería el comienzo de todo para ellos.
— × —
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𝐂𝐨𝐟𝐟𝐞𝐞 𝐚𝐧𝐝 𝐋𝐢𝐞𝐬 | Bakugo Katsuki x OC [ BNHA Fanfiction ]
FanfictionEl único objetivo de Katsuki era graduarse con notas perfectas para poder asistir a la prestigiosa universidad de sus sueños. No había nada más en su mente, sin embargo, una situación inesperada se planta en su camino: Seirei Kaede, una compañera de...