Katsuki intentaba irse de casa luego de haber desayunado y tomado todas sus cosas, pero la pequeña bolita envuelta en mantas aferrada a él no lo dejaba levantarse un milímetro. Soltó aire por la nariz, acariciando con ternura la cabeza del pequeño.
—Daiki, tengo que irme ya.
—Pero, quiero quedarme contigo... —el niño habló con cansancio.
Había despertado enfermo, con una fiebre algo alta. Mitsuki y Masaru, aunque muy preocupados, se fueron al trabajo luego de haber dejado a su hijo más joven en el cuarto bien arropado, con un paño en la frente y muchos besos de cariño. Los mellizos se ofrecieron a quedarse a cuidarlo, faltar un día era algo que no los afectaría siendo los estudiantes perfectos que eran. Pero sin duda, Katsuki era el favorito, y el hecho de que Daiki se le hubiera pegado como una muy tierna garrapata era una prueba innegable.
—Hagamos un trato —dijo, teniendo la atención del niño. Una suave sonrisa se formó en su rostro, limpiando sus pequeñas lágrimas— Cuando regrese, estaré contigo todo el día y leeremos tus mangas favoritos.
—Pero, mamá no me deja leerlos...
—¿Y quién dijo que tiene que saberlo?
Daiki dibujó una animada sonrisa, abrazando más a su hermano. Este le dio palmadas en la espalda, junto a unas suaves caricias.
—¡Es una promesa!
—Sí sí, ahora ve a tu cuarto a dormir. Eres como un volcán ahora mismo.
Asintió con una divertida risa y con lentitud, se levantó mientras se tapaba más con la manta. En ese momento aparecieron Iki y Yuki, esta cargó a Daiki, besándolo en la frente. El niño se acomodó en ella como todo un bebé consentido, provocándole una sonrisa maternal.
—Me voy.
—¡Cuídate, Katsuki! —exclamó Yuki, subiendo las escaleras para dejar a su hermano en la habitación.
—Cuidaremos bien de Daiki, puedes estar tranquilo.
El chico estaba seguro de las palabras de su hermano mayor, confiaba en ellos. No eran sus perfectos hermanos mayores por nada. Asintió, y entonces salió de casa. Era octubre pero ya comenzaba a estar levemente helado, y personas débiles como Daiki empezaban a enfermarse. Por suerte el Festival Cultural y el Festival Deportivo serían antes de noviembre y no tendrían que estar afuera en el frío que comenzaría a azotar a partir de ahí.
Se metió las manos a los bolsillos y con su usual caminata algo encorvada, comenzó su camino hacia la escuela. Pasó frente a la casa de los Midoriya, sus ojos miraron de soslayo la casa pero la regresó al frente con rapidez, acelerando su paso. Sin embargo, no esperó toparse con la señora Inko frente a frente. Paró en seco, cohibiéndose.
—Katsuki-kun, buenos días —el tono de la señora fue cohibido pero con su usual tinte de amabilidad.
Tardó en sacar las palabras de la garganta, desviando la cabeza para evitar verla.
—Buenos días...
—Vaya, realmente has crecido mucho. Eres todo un chico guapo y alto —mostró una sonrisa— Recuerdo como si fuera ayer cuando tú e Izuku eran unos pequeños.
Sus manos apretaron la correa de su bolso.
—Lo siento, pero tengo que irme...
Y así huyó, alejándose sin darle tiempo a la señora de hablar. Inko suspiró, juntando los labios con una expresión acongojada mientras tenía su mirada fija en la espalda encorvada del chico.
Ese chico aún se culpa...
Inko siempre había apreciado mucho a Katsuki, no solo porque era el único y mejor amigo de su hijo, también era consciente de su amabilidad pese a su actitud. Por ello no podía pensar en que se considerara el culpable de una suceso que ni siquiera podía haber previsto. Pero nunca se sabe lo que ocurre en la mente de las demás personas, y en la de Katsuki, que Izuku casi quedara incapaz de caminar y de mover sus brazos de nuevo, era todo su culpa. Por, según él, no haber estado a su lado.
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𝐂𝐨𝐟𝐟𝐞𝐞 𝐚𝐧𝐝 𝐋𝐢𝐞𝐬 | Bakugo Katsuki x OC [ BNHA Fanfiction ]
FanfictionEl único objetivo de Katsuki era graduarse con notas perfectas para poder asistir a la prestigiosa universidad de sus sueños. No había nada más en su mente, sin embargo, una situación inesperada se planta en su camino: Seirei Kaede, una compañera de...