❝ 015. Los sentimientos de la abeja ❞

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El domingo era un día popular para el ocio, aunque Katsuki solamente aprovechaba sus horas antes de ir al curso al que asistía ese día de la semana y el miércoles. Como siempre, se levantó temprano, y solo estuvo encerrado en su cuarto hasta que llegaban los momentos de reunirse con la familia para el desayuno y el almuerzo.

Estar solo le brindaba la paz que buscaba la mayoría del tiempo, y ahora que ocupaba su mente para leer y la boca para tararear la melodía que habían compuesto, tenía algo que hacer antes de que su madre se lo llevara.

—Un ritmo más pesado quedaba mejor...

Era el tipo de música que más lograba mantener su cerebro activo, lo que necesitaba casi siempre en sus interminables horas de estudio en solitario. Además, daba muchísima más adrenalina. ¿A quién no le gustaba la fresca sensación y el cosquilleo que daba un ritmo rápido y fuerte? Empezó a tamborilear los dedos sobre su rodilla, moviendo la cabeza también. Cerró incluso los ojos, dejándose llevar y cambiando alguna que otra tonada, pero su intento de inmersión fue cortado por la vibración del móvil a unos centímetros de él.

Lo agarró casi como si fuera una bomba a punto de explotar y sin darse cuenta, su semblante se decepcionó al leer «Kaminari» en la pantalla y no «Seirei».

Le colgó y colocó el teléfono de regreso a donde estaba, quedándose muy quieto cuando se percató del pensamiento que había cruzado su mente.

¿Por qué quería que fuera Seirei?

Era estúpido, sí —según él—. Más aún cuando fue él quien justamente hizo de cuenta que no existía el resto de la semana. Sonaba cruel pero era eso lo que había hecho para evitarse el incómodo momento de tener sus lindos ojos curiosos encima. Le preguntaría quién era Izuku y qué había pasado entre ellos para que reaccionara del modo que lo hizo, la conocía un tanto, pese a no llevar ni un mes de haberse hablado por primera vez. Kaede querría saber, y él no querría contarle. Era mejor esperar un poco, tal vez así la chica entendería.

Era lo mejor según.

¿Por qué siento este enojo? Qué tontería...

Chistó y dejó de lado las cosas que tenía en mano para recostarse de espaldas en la cama, apoyando la cabeza en las manos y viendo el techo fijamente, como si la respuesta a sus preguntas se fueran a escribir allí. Kaede estaba sacando comportamientos extraños en él, no podía estar más molesto por ello.

¿Dónde había quedado su yo estable y sin sentimentalismos, que no pensaba en nada más que en perseguir el éxito?

Al parecer, se había ido de sabático.

—Katsuki, ¿has visto mis lentes?

Su mirada pasó del techo gris a su hermano mayor que se asomó por la puerta de la habitación. Arrugó el ceño.

—Te dije que tocaras antes de entrar.

Iki sonrió disculpa y entró de todos modos, aproximándose a la cama hasta quedar en el borde.

—¿Pero has visto mis lentes?

Katsuki alzó una ceja.

—¿Es en serio? Los tienes en la cabeza, tarado.

El mayor se llevó las manos a la cabeza, palpó y exhaló sorprendido al sentir el objeto de plástico. Las tomó y sacó, colocándoselas en la cara. Su hermano seguía viéndolo con esa misma expresión, juzgándolo por no haberse dado cuenta.

—Yuki me dijo que no los había visto...

—Te engañó. Ahora déjame en paz —dando esa «orden», se volvió a recostar, solo que esta vez dando la espalda.

𝐂𝐨𝐟𝐟𝐞𝐞 𝐚𝐧𝐝 𝐋𝐢𝐞𝐬 | Bakugo Katsuki x OC [ BNHA Fanfiction ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora