Capítulo tres

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Capítulo tres

Karin Kight

Traidor.

Palabra que me define desde hace dos años, traicione a la corona al huir con mi padre.

Sigo aquí, todavía estoy aquí, sigo vivo por si ya me olvidaron.

Creí muy bien en una familia estable, no se como acabe aquí escondiéndome en el mismo reino, aquí no soy Karin solo soy un plebeyo cualquiera.

No tengo nombre, me llaman bestia por las peleas que realizó en el bajo mundo, hace mucho que no pego un ojo en la noche.

El sueño sigue conmigo a todos lados pero la paranoia de mi padre se pasó a mi, me obliga a ver como mata a el reino, como mata a lo que alguna vez estuvieron con nosotros.

Estamos ganando es lo único que se, él sistema es más simple de lo que parece, estoy aquí en busca de un poco de distracción.

Te pago a una golfa o a dos dependiendo para que me dejen sus camas para dormir solo eso, nadie se espera que un Kight esté aquí, nadie se espera que un traidor esté aquí.

En mi sueños la miro, tan clara como el agua, padre me prometió volver a tenerla, si lo que quería era Lia King me la daría aunque me dijo que él apuntaba a algo mejor no entendí a que se refería pero sin embargo no pregunté me haría ver idiota y no quería eso.

Era un tonto con mucha fuerza, antes era listo antes de huir, quizás si me quedaba en el castillo fuera mejor podría haber ido con Tyrion quizás digo era marqués bueno es marqués aunque los demás digan que no durará mucho.

Pero qué más da, dudo mucho que yo dure mucho, si la locura no me consume lo harán los King para ser exactos los Attaway.

Ambos son terriblemente letales, me daba miedo la más pequeña altanera arrogante y sobre todo sabía bien su poder.

Conocimiento es poder. Era el lema de la casa de mi madre tan poca reconocido como la casa Knapp casi inexistentes pero estaban ahí.

Agua fría es lo único que siento me quema como nunca lo había hecho, me levantó de golpe ante las risas de unas golfas por ahí, lo miro con enojo mientras que me sacudo el cabello.

— Hora de levantarse pequeño lobo - ruedo los ojos, muerte.

El llamado Death por masacrar a más del doble que cualquiera, nunca supe como duerme en las noches yo no puedo por eso lo hago en el día.

— Púdrete. - digo para volver a caer en la cama a lo que siento como me tira directo al suelo

No tenía ganas de pelear, no tenía ganas de comer solo de dormir y este hijo de puta me estaba quitando eso.

— Tu padre te llama.

— Lamele el trasero mejor con lo mucho que le gusta y que me deja en paz de una puta vez. - Death chasquea los dedos para que cualquier ser que respire deje la habitación a lo que yo suspiro

Su puro sermón ahí viene, se agacha a mi altura pero a pesar de todo es más grande mide casi dos metros la bestia y me da una repulsión verlo, un parche en un ojo debido a una batalla una de los días oscuros porque es tan viejo que existía en esa época pero escuché que usó magia o una mierda así para vivir y verse joven.

No creo en las brujas pero con Adelia King existiendo era imposible no creer, era la prueba viviente de la sangre de fuego Lev una vez la intentó quemar no le hizo nada y a él bastardo si lo quemaron, su pierna está totalmente destrozada por lo mismo.

Si Adelia no tuviera sangre de los Attaway o si no fuera pura, la hubiera matado.

— ¿Que te pasa muchacho? - sonrió falsamente - ¿no quieres el reino? ¿No quieres ser rey? ¿No quieres a Lia King? - mi cara cambia de inmediato al escuchar su nombre mirándolo con odio

Juego de reyes Where stories live. Discover now