II】 Bentos 2/3

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Rock Lee le había insistido el día anterior que retomarán el plan sin descanso, ya que en primer lugar no podrían considerar que siquiera hubiesen empezado. La niña lo estuvo considerando, al final decidiendo madrugar para preparar rápidamente algo. En serio era sorprendente como ella no se consideraba ni cerca de ser un genio culinario, a pesar de que su talento fuese tan claro como una noche llena de luciérnagas y de que con el tiempo más que restringido se las hubiese arreglado para hacer una preparación digna de su amor.

Ella había quedado de verse con su otro cómplice a unas calles antes de la academia, este último se halló muy contento al verla con una cajita en manos y otro pañuelo lila que la cubría. El azabache la lleno de cumplidos por su valentía y trabajo duro durante todo el camino que les quedaba hasta llegar a su escuela, los iris perla de ella se limitaron a encogerse por sus sonrisas y cachetes rojos por la vergüenza.

Los dos niños se intercambiaron despedidas y con ello un montón de gracias por parte de la menor. Así Hinata se adentró en la biblioteca, mientras que su nuevo amigo intentaba otra vez entregar su obsequio. Lee la ayudaba con eso para no correr el riesgo de que ella fuese atrapada, además esto también le favorecía a la Hyuga en otra cosa y es que no podría verse a ella misma haciendo algo tan atrevido como aquello.

Lee estaba agachado en frente de la dichosa sección de Naruto, sin embargo no pudo evitar notar algo curioso. Él vio que justo al lado estaba la caja de ayer y aparte no estaba sola, venía acompañada de una nota que el atisbo en una esquina. El azabache había aprendido a confiar en sus instintos y aunque no siempre le era fiel a ellos, esta vez sentía que tenía que serlo.

Hinata escondería su cabeza entre sus brazos y la mesa en la que también estaba Lee, esté intentando calmarla, no era tan malo. Pues, era cierto que todo sería distinto si aquel mensaje inesperado se tratará del más travieso de todos en la academia y no de los chicos más ariscos de toda la aldea, Sasuke Uchiha.

- Emm s-si no te molesta... Podrías quedarte con el almuerzo, no quisiera que se desperdiciará. - Dijo una voz apagada por no salir del escondite en el que se encontraba.

- ¡Hinata esto no cambia nada! Vamos, incluso puedo ir a hablar directamente con él y decirle que todo fue una confusión.

- Hoy no, por favor no.

- Muy bien, lo entiendo. Toma el día de hoy para recuperar tus energías, ¡Mañana será otro día! - Finalizó él con su puño alzado y sus labios fruncidos hacia abajo.

- ¡Te prometo que compensaré mi error con 2000 abdominales y 50 kilos de peso en mi espalda en cada uno de ellos!

- ¡¿QUÉ?! ¡Pero no tienes que hacer eso! Para nada, s-solo fue un accidente.

- ¡Aun así lo haré! Hinata... ¡Esforcémonos mucho! - La sonrisa de Lee terminó su oración de una manera confortante para la niña que ya no escondía su rostro en sus brazos.

Al entrar a su aula sus ojos perla buscaron el bento, así se acercó para asegurarlo en sus manos, en el recreo se lo daría a Rock Lee. Ella sintió algo de pena al volver a empacarlo en su maleta, sin embargo, deseaba permitirse un respiro y discutir consigo misma que iba a hacer a continuación.

"Me gustan los tomates".

Al tener esa nota en sus manos y releerla unas cuantas veces la Hyuga se había decidido a cocinar dos bentos, ¿Por qué no? Le gustaba poder compartir su pasatiempo con otros. Además de que ella era una persona muy sensible, por ello esa frase era como una forma de valorar su comida, lo cual claro la animó, aunque no antes de que sus nervios se hayan apaciguado un poco.

El día transcurrió con normalidad, al menos ella lo podía considerar así solo si no contaba con el pánico que mantenía si en sus ojos se llegaba a divisar al Uchiha menor. De hecho Sasuke claramente había notado la falta del contenedor de plástico y aunque intentaba no darle importancia, había una parte de él que era toda una rebelde y mantenía una cierta curiosidad por la cocinera que le acechaba. Ninguno había interactuado directamente entre sí y de todos modos ahí se encontraban a algunos metros de distancia, siendo causantes de los pensamientos intrusivos del otro.

¡Ups! Pero mi amor no era para ti... (Sasuhina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora