escandaloso ✧ jikook

Prólogo

Mediados de Octubre

La noche del evento beneficio Newcastle

─¡JungKook! ¡Yejin! Mirad aquí.

Los fotógrafos nos gritaban desde donde estaban detrás de una cuerda de terciopelo mientras yo conducía a mi novia, Park Yejin, por la alfombra roja antes del último evento benéfico de Newcastle. Era un mal necesario hacer toda esta canción y bailar, exponernos para adornar las páginas de chismes que seguían a la élite de Gangnam, todo con el pretexto de recaudar dinero.

Eso era parte de ello, pero el papel tácito era que éramos la próxima generación que gobernaría la ciudad, siguiendo a nuestros padres ricos e influyentes del Newcastle, el principal club social que ejercía su influencia sobre Seúl con mano de hierro. Mis dedos apretaron los de Yejin mientras sonreíamos para las cámaras, y supe exactamente qué era lo que veían cuando nos miraban. La pareja perfecta. Estudiantes de la prestigiosa Universidad Northwestern por ahora, pero siguiendo los pasos de nuestros padres: el mío, político de toda la vida y actual senador, y el de ella, propietario de la agencia teatral más importante del país. Nuestros caminos ya estaban trazados para nosotros y desempeñamos nuestro papel a la perfección.

Yejin me devolvió el apretón de la mano y siguió sonriendo mientras decía entre dientes: ─¿Cuánto tiempo crees que pasará antes de que nos pregunten...?

─¿Para cuando el anillo de compromiso?─ alguien a nuestra derecha gritó.

Y ahí estaba. No importaba cuántas veces respondiéramos o ignoráramos la pregunta: era en la que podíamos confiar cada vez que caminábamos por la alfombra roja.

O vi a mis padres.

Lo que quería decir a menudo era algo así como "joder", pero eso no encajaba con la imagen de chico bueno que había perfeccionado a la perfección. Gracias a Dios por la mujer de mi brazo, la que me conocía mejor que nadie y también sabía exactamente cómo llevar la atención a otra parte.

─No podemos revelar todos nuestros secretos, ¿verdad?─ Yejin dijo, y luego lanzó un beso a las cámaras. Nos empujó hacia el final de la alfombra roja, manteniendo esa sonrisa en su rostro, su largo cabello rubio cayendo sobre sus hombros haciéndola parecer una estrella de Hollywood.

─Yejin, ¿es eso una panza?

Ella respiró hondo y mi mirada se dirigió al fotógrafo imbécil que intentaba hacernos enojar.

─No te sobrepases─, le advertí.

Apreté con más fuerza a Yejin, sacándonos de la alfombra roja y atravesando las altas puertas de hierro forjado del Newcastle que conducían a un patio.

Mi corbata me estranguló y tuve que resistir el impulso de quitármela del cuello mientras murmuraba: ─Ese maldito idiota.

─Sabía que no debería haber comido ese trozo extra de pastel anoche─, bromeó, pero eso sólo aumentó mi enfado por ese pedazo de mierda.

Dejé de caminar, haciendo que nos detuviéramos. ─Eh, no hagas eso. Estás preciosa.

Levantó un hombro, pero su sonrisa no llegó a sus ojos. ─Lo sé.

─En serio, sólo dicen esa mierda para meterse en nuestras cabezas. No les dejes─. Cuando sólo asintió, añadí: ─¿Quieres que vaya a patearle el culo?

Sus cejas se alzaron ante mi intento de aligerar el ambiente. ─En serio. ¿Vas a ir a patearle el culo?

─Oye, podría hacerlo─. Hice una pausa. ─Si trajera a Mingyu─. Sólo su ceño fruncido haría salir corriendo a cualquiera. Se rió, un sonido genuino que hizo que mis hombros se relajaran. No quería que pensara en ese estúpido comentario toda la noche, así que si podía ayudarla a distraerse, lo haría.