Capítulo 38

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JungKook POV

Desde el segundo en que me deslicé en el asiento trasero del auto de mis padres, el silencio fue ensordecedor. Ninguno de los dos dijo una palabra, ni siquiera me miraron, mientras recorríamos el corto trayecto desde Norwesthern University hasta su edificio en Gangnam. Casi habría preferido que gritaran en lugar de llenar el espacio con su gélida decepción, pero tenía la sensación de que esa parte llegaría pronto.

Me quedé mirando por la ventana, con la mente repitiendo todo lo que había pasado aquella mañana, aunque era lo último en lo que quería pensar. No quería recordar los insultos y las feas miradas que me dirigieron. Especialmente no quería pensar en las consecuencias que Jimin estaba sufriendo en ese momento, cuando de lo único que los dos éramos culpables era de amarnos.

Si no hubiera mantenido en secreto gran parte de mi vida durante tanto tiempo, esto no estaría pasando. Yejin no estaría atrapada en medio de algo que no era culpa suya, y el único problema que la gente tendría conmigo y Jimin sería nuestra diferencia de edad. No lo que todos suponían porque les habían inducido a ello: que estábamos teniendo algún tipo de aventura enfermiza delante de las narices de Yejin.

Se me revolvió el estómago cuando el auto se detuvo frente al edificio de mis padres y esperé a que salieran antes de salir tras ellos.

El camino hasta el edificio fue el mismo, sepulcralmente silencioso, hasta llegar a su piso.

─Toma asiento en el salón, ─dijo mi padre, justo antes de que se abrieran las puertas del ascensor y saliera, dirigiéndose directamente hacia el mayordomo de la casa─. Hágale saber al personal que todos pueden ser excusados.

Hay que reconocer que el hombre no se inmutó, pues ya estaba acostumbrado a la privacidad en la que mis padres insistían.

Más bien no querían que saliera nada remotamente vergonzoso sobre ellos, por lo que esperaron hasta que todos se hubieran ido antes de atacarme.

El salón es de un blanco puro: el sofá, los sillones, las cortinas, la alfombra. Casi daba miedo sentarse por temor a dejar una marca, razón por la cual nunca me había aventurado a entrar mucho cuando vivía con ellos.

Pero estropear sus preciosos muebles era lo último que me preocupaba en aquel momento, así que tomé asiento en el sofá y esperé a su sermón. Aún no estaba seguro de cómo iba a responder, así que lo dejé en manos de lo que me pareciera mejor en ese momento. Sabía que no quería seguir escondiéndome, que tenía que contárselo todo, pero la forma que tomaría... ¿quién sabía?

Cuando se marchó el último miembro del personal, mi padre entró en el salón con un vaso de cristal medio lleno de un líquido ámbar en la mano. Teniendo en cuenta que aún era de día, su forma de beber era el único indicio hasta el momento de que algo le preocupaba.

Permaneció de pie junto a la chimenea mientras mi madre tomaba asiento en uno de los sillones y, tras dar un sorbo a su vaso, me miró con una ceja ligeramente elevada.

─¿Y bien? ¿Qué tienes que decir en tu defensa?

Mucho, en realidad. Pero conocía a mi padre lo suficiente como para saber que ya tenía un camino trazado para esta conversación. Lo mejor era disculparse en general y dejar que él empezara.

─Lo lamento. ─Eso podría abarcar todos mis pecados.

Él gruñó y me miró fijamente, todo ese juicio pesaba pesadamente sobre mis hombros.

─Me gustaría saber exactamente de qué te arrepientes, JungKook. ¿Por avergonzar a nuestra familia? ¿Por mentir? ¿Por infiel? ¿Ignorar tu futuro por un momento de placer? Por favor, explícanos a tu madre y a mí qué está pasando en esa cabeza tan tonta que tienes.

escandaloso ✧ jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora