4

70 7 0
                                    

Cuando Nayeon regresó de la ducha, Mina la recibió con una sonrisa débil pero sincera. Se sentía reconfortada por la presencia de la castaña

—Nayeon, creo que quiero salir un poco de la habitación—, dijo Mina.

Nayeon asintió con comprensión, apreciando la valentía de Mina a pesar del dolor que aún la aquejaba. —Claro, corazon. ¿A dónde te gustaría ir?— preguntó con amabilidad, ofreciéndole su apoyo incondicional.

Mina pensó por un momento antes de responder. Sabía que no podía hacer mucho en su estado actual, pero simplemente estar fuera de la habitación y respirar aire fresco le haría bien. —Solo quiero dar un pequeño paseo por los jardines. Creo que me ayudará a despejar la mente—, explicó con sinceridad.

Nayeon asintió con una sonrisa comprensiva. —Por supuesto, Mina. Te acompañaré—, dijo con ternura, ofreciéndole su brazo para que se apoyara en él mientras salían de la habitación juntas.

Con el apoyo de Nayeon, Mina se puso de pie con cuidado, sintiendo el dolor punzante en cada paso que daba. Sin embargo, se obligó a seguir adelante, sabiendo que el simple acto de salir de la habitación era un paso en la dirección correcta hacia su recuperación.

Juntas, salieron de la habitación y comenzaron a caminar por los tranquilos jardines de la casa. El aire fresco y la suave brisa acariciaban sus rostros, trayendo consigo una sensación de calma y tranquilidad que Mina había estado anhelando.

Mina y Nayeon caminaban juntas por los jardines, con el brazo de Nayeon amorosamente envuelto alrededor de la cintura de Mina para brindarle apoyo, el resto del grupo las observaba desde lejos. Desde esa distancia, era evidente para todos cómo los ojos de Nayeon brillaban con afecto y preocupación al mirar a Mina.

Mientras Jeongyeon veia todo, habia decidido confrontar a Nayeon sobre sus sentimientos hacia Mina, la tensión en el aire era palpable. En medio de la discusión, Jeongyeon, consumida por la ira y la confusión, se volvió hacia Mina con un gesto brusco y la empujó con fuerza.

Mina, que ya estaba debilitada por el dolor físico y emocional que había experimentado, no pudo evitar caer al suelo con un gemido de dolor. El impacto contra el suelo hizo que las heridas que aún no habían sanado volvieran a doler con una intensidad abrumadora.

Nayeon, que estaba a pocos pasos de distancia, se volvió hacia Mina con horror, viendo cómo su amiga caía al suelo una vez más. Corrió hacia ella con urgencia, arrodillándose a su lado y envolviéndola en sus brazos con preocupación.

—Corazón, ¿estás bien?— preguntó Nayeon con voz temblorosa, sintiendo una oleada de culpa por lo que acababa de suceder.

Mina asintió débilmente, su rostro contorsionado por el dolor. —Estoy bien, solo... ¡ah!—, murmuró, su voz apenas un susurro mientras luchaba por contener las lágrimas.

Nayeon la abrazó con más fuerza, sintiendose destrozada por lo que había sucedido. Sabía que Jeongyeon estaba lidiando con sus propias emociones difíciles, pero no podía ignorar el hecho de que su amiga estaba sufriendo a causa de ello.

El corazón de Jeongyeon latía con furia mientras observaba la escena frente a ella. Ver a Nayeon abrazando y consolando a Mina, mientras la nipona soltaba pequeñas lágrimas en sus brazos, solo aumentaba su enojo y su sensación de traición.

La ira burbujeaba dentro de ella, cegándola ante cualquier racionalidad. Sin pensarlo dos veces, Jeongyeon avanzó hacia Mina con determinación, su puño apretado en un gesto de furia contenida. Sin una palabra, dejó caer su puño con fuerza, golpeando a Mina en el ojo con un golpe repentino y brutal.

El impacto fue instantáneo, y Mina soltó un grito de dolor mientras volvia a caer, sorprendida y aturdida por el golpe inesperado. Las lágrimas brotaron de sus ojos, mezclándose con el dolor físico y emocional que la embargaba en ese momento.

Nayeon, que había estado ocupada consolando a Mina, se quedó atónita ante lo que acababa de presenciar. Sus ojos se abrieron de par en par en shock, sin poder creer lo que acababa de suceder. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Jeongyeon se dio la vuelta y se marchó, dejando un silencio tenso y cargado en su estela.

Mina se llevó una mano temblorosa al ojo, sintiendo el dolor palpitante que ardía en su rostro. Las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas, mezclándose con la confusión y el dolor emocional que la embargaban en ese momento.

Nayeon se arrodilló a su lado, su rostro lleno de preocupación y angustia.
—Mina, ¡Dios!—

Mina suspiro débilmente, su voz apenas un susurro mientras luchaba por contener el dolor y la confusión que la invadían. —Estoy bien, creo...—, murmuró, su voz temblorosa por la emoción contenida.

Nayeon la abrazó con fuerza, sintiendo un nudo en la garganta por lo que acababa de presenciar. Sabía que tendrían que enfrentar las consecuencias de lo que había sucedido, pero en ese momento, lo único que importaba era asegurarse de que Mina estuviera a salvo y cuidada.

Las demás chicas se acercaron corriendo cuando vieron a Jeongyeon golpear a Mina, con expresiones de sorpresa y preocupación en sus rostros. Nayeon, visiblemente enojada y consternada por lo que acababa de presenciar, se apresuró a intervenir.

Nayeon se volvió hacia Jeongyeon, su expresión endurecida por la ira.
—¡¿Qué demonios crees que estás haciendo, Jeongyeon?!— exclamó, sus palabras cargadas de furia contenida. —¡No puedes simplemente golpear a alguien así!—

Jeongyeon, sintiendo la presión del momento y la acusación de Nayeon, se defendió con un tono defensivo. —Lo siento, fue un error—, murmuró, aunque su voz carecía de verdadero arrepentimiento.

Nayeon frunció el ceño con incredulidad, incapaz de creer lo que estaba escuchando. —¡Un error no justifica el hecho de que le hayas hecho daño a Mina!— exclamó, su voz elevándose con cada palabra. —¡Esto no está bien, Jeongyeon!—

Antes de que Jeongyeon pudiera responder, la tensión en el aire se volvió palpable, y en un momento de descuido, Jeongyeon dio un paso hacia adelante y sin darse cuenta, dio una patada a Mina, quien yacía en el suelo, tratando de recuperarse del golpe anterior.

El grito de sorpresa y dolor de Mina llenó el aire, y las demás chicas miraron con horror lo que acababa de suceder. Nayeon, con los ojos llenos de furia y determinación, se volvió hacia Jeongyeon con una mirada de desafío.

—¡Eso es suficiente, Jeongyeon!— exclamó Nayeon, su voz resonando con autoridad. —¡No puedes seguir lastimando a Mina de esta manera! ¡Basta ya!—

Jeongyeon se quedó en silencio, sintiendo la mirada acusadora de las demás chicas sobre ella. Sabía que había cruzado una línea, y la vergüenza y el remordimiento comenzaron a pesarle.

Mientras tanto, Mina yacía en el suelo, sintiendo el dolor agudo en su cuerpo y el miedo que se apoderaba de ella. Sabía que algo tenía que cambiar, pero no sabía cómo ni cuándo. Solo esperaba que la tormenta pasara pronto y que pudiera encontrar la paz que tanto anhelaba.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Una estrellita, no estaría mal :c

Marcas De Amor - MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora