Capitulo 6

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Maraton 3/3

Narra TN

Era una ciudad hermosa con casas doradas y mariposas. Todo brillaba y reflejaba el sol dorado. Miré hacia abajo para ver los enormes peces nadando perezosamente.

La gente siguió con sus asuntos, pero se detuvo cuando me vio. Cientos de ojos mirándome con curiosidad y atención. Algunos con la boca abierta.

TN: ¡Es más hermoso de lo que jamás podría imaginar!

Tulio: No podría estar más de acuerdo.

Nos llevaron a un terreno, donde todos montamos en Altivo hacia un grupo de personas.

TN: Oh Dios, ¿qué está pasando?

Tulio: No lo sé... bueno, fue un placer trabajar con ustedes.

Miguel: Tulio, solo quiero que sepas, lo siento por la chica de Barcelona.

TN: ¿Eso es lo que te preocupa ahora?

Tulio: Entonces tú-TÚ F-

Antes de que Tulio tuviera la oportunidad de terminar esa declaración, fue interrumpido por un tipo con una toga roja en lo alto de las escaleras.

Después de ese discurso, nos quedamos sin aliento de preocupación. Luego salió un tipo más grande con una toga azul, y un poco gordito, al lado del tipo que habló antes. Luego nos miraron de nuevo. El chico del traje rojo empezó a hablar de nuevo.

Tzekel-Kan: ¡Ciudadano! ¿Acaso no predije que los dioses vendrían a nosotros?

Tulio, Miguel y yo comenzamos a buscar a estos dioses de los que hablaba y luego a él.

Miguel y Tulio se miraron con caras intrigantes.

Tzekel-Kan: Mis señores,mi señora, soy Tzekel-Kan, su devoto sumo sacerdote y portavoz de los dioses.

Tulio: Hola

Tannabok: Soy el jefe Tannabok, ¿qué nombres podemos llamarte?

Miguel: Soy Miguel.

Tulio: Yo soy Tulio.

TN: Y yo soy TN.

Todos se bajaron de Altivo y se pusieron de pie con los brazos en las caderas.

Miguel: ¡Y nos dicen  Miguel, Tulio y TN!

Tzekel-Kan: Su llegada era muy esperada.

Miré a la niña mientras se escondía detrás de Altivo.

Tannabok: Mis señores, mi señora ¿cuánto tiempo van a quedarse  en El Dorado?

Vi que la niña volvió a mirar detrás de Altivo, pero el sacerdote se dio cuenta y se acercó a ella.

Tzekel-Kan: AHA, veo que han capturado a esta ladrona del templo.

Él la jaló y se detuvo frente a nosotros, vi la mirada asustada en sus ojos.

Tzekel-Kan: ¿Cómo quieren que la castiguemos?

Dijo sin piedad hacia ella mientras tomaba el oro de sus manos.

Niña: No, no, no, no, mi señor, no soy una ladrona. Los dioses me enviaron una visión para traerles tributo desde el templo para guiarlos hasta aquí. Mi único deseo es servir a los dioses.

Ella me miró pidiendo ayuda.

TN: Sí, envié la visión, lo que ella dice es verdad, liberenla.

La multitud murmuró.

Él la soltó

Tzekel-Kan: Entonces comenzarás por devolver esto al lugar que le corresponde.

Él la ahuyentó.

El Dorado: Tres Caminos, un DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora