Capítulo 11: Solo trabajemos.

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La presión en la cama alertó al joven que solo pudo mirar aquel ser que provocaba esa presión, observando con impresión aquella máscara que no esperaba ver de nuevo, almenos no tan pronto, ni en ese lugar. Estaba acorralado, con aquella persona encima de él, mirándole a los ojos y juzgando su alma, no podía moverse por más que lo intentara, se regañó internamente por no poder hacerlo.

La proximidad de aquella desconocida a su rostro provocó una aceleración en su corazón, sentía como golpeaba su pecho con rapidez y se enrojecia al instante, su respiraciones cada vez más  pesadas se alargaban entrecortadamente y pronto l tuvo muy cerca de su cara, sus labios casi rosando los suyos, solo compartiendo sus respiraciones, él empezaba a sentirse más confundido de lo que ya estaba pero no parecía molestarle nada de lo que pasaba y mirando a sus ojos pudo notar y sentir lo mismo que aquella vez cuando se vieron por primera vez, su mirada penetrante y dominante lo sacudía, movía todo su ser, dejándolo a su merced.

Pronto su labio inferior empezaba a temblarle con deseó, por primera vez sentía algo así, era como una chispa en el mechero de una bomba apunto de explotar, parecía que era su detonante y la cosa no mejoro al verle sonreír, levemente se alejó de su rostro y pasó sus labios, apenas rozandole, por el pecho, dándole lugar a unos pequeños chillidos apenas audibles de su parte por la sorpresa, sus dudas se diciparon al instante, se sentía bien, sus labios pasando por apenas segundos y ligeros toques por su torso, su lengua lamiendo apenas con la punta sus pezones duros haciéndolo gemir más fuerte por el placer, apesar de que era una asombrosa sensación, él queria más, quería tocar más allá de lo que le hacía pero sus manos no respondían, caso contrarío a su parte baja.

Se alejó ligeramente de él y luego se acercó al lado de su oreja, haciendo que se estremeciera por sus respiraciones tocando su piel, apesar de no mirarla sabía que sonreía ampliamente, escuchó como sus labios se entreabrian y-

Mierda!

Exclamó en un chillido el cenizo, sentándose al despertar de aquel sueño, aún exaltado y sudoroso mientras intentaba normalizar su respiración.

Todo había sido solo un sueño, nada de eso pasó a pesar de sentirse tan...real, juraba que pudo sentir cada toqué, cada exhalación. Miró sus manos temblorosas y sudorosas, cerró los ojos y se recostó de nuevo en su cama mirando el techo analizando lo que acababa de soñar, aquella mujer lo traía loco desde la primera y ultima vez que la vio, era algo extraño este sentimiento, el pensarla, el ..., el estaba perdiendo la razón, suspiró, observó por los pies de la cama encima de la sabana y luego su alarma.

-Alcanzó.

La calle estaba relativamente tranquila apesar de las miradas que lo seguían, la gorra y el cubrebocas no le ayudaban mucho, empezaba a dudar de que le servían para disimular su presencia, debía cambiar su técnica para pasar desapercibido.

La campana de la puerta sonó una vez más cuando abrió la puerta, pudo observar como apesar de ser fin de semana había una considerable cantidad de gente.

-Buen día, bienvenido a-

La peli__  miró con sorpresa al más alto, no se esperaba verlo pero su sonrisa solo brillo más.

-¡Oh, hijo!- Exclamó Mitsuki al ver a su hijo, dejó el plato de comida que tenía frente a su comensal.

-Hola, bruja.

Lo que parecia que iba ser un calido abrazo cambio para ser recibido con un golpe en la cabeza de parte de la mayor, provocando que se callera su gorra.

-¡Que no me llame bruja!

<<Aquí vamos otra vez...>>Pensó la más joven al ver la misma situación que la última vez que se vieron.

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