Ese armario me cambió (Jori)

Capítulo 15: El Punto de Quiebre

A pesar de los momentos de conexión y risas, Jade y Tori seguían luchando con la sombra del dolor y la traición que había oscurecido su relación. Cada risa compartida estaba teñida de amargura, y cada gesto de cariño era seguido por una mirada de desconfianza.

Una noche, mientras estaban en casa, la tensión entre ellas llegó a un punto de ebullición. Una discusión trivial sobre qué película ver se convirtió rápidamente en una guerra de palabras, con insultos y acusaciones volando de un lado a otro.

—¡Eres tan egoísta, Tori! Siempre pensando en ti misma y en lo que quieres —gritó Jade, sus ojos ardiendo de ira.

—¡Oh, por favor, Jade! Tú eres la reina del drama. Siempre exagerando las cosas y haciéndome sentir como si fuera la peor persona del mundo —respondió Tori, su voz llena de frustración.

La sala resonaba con sus gritos, y cada palabra lanzada cortaba más profundamente que la anterior. El dolor y la ira se acumulaban en sus corazones, amenazando con ahogar cualquier resto de amor y conexión que quedara entre ellas.

De repente, en medio del caos, Jade lanzó un insulto que cortó más profundo de lo que había anticipado.

—¡Eres una idiota, Tori! Una idiota sin sentido que nunca ha sabido lo que quiere en la vida.

Tori se detuvo en seco, sus ojos llenos de lágrimas de indignación y dolor.

—¿Cómo te atreves a decirme eso, Jade? ¿Después de todo lo que he hecho por ti?

El aire se llenó de electricidad, y por un momento, parecía que iban a lanzarse una contra la otra en un enfrentamiento físico. Pero antes de que pudieran llegar a ese extremo, se detuvieron, mirándose una a la otra con incredulidad y tristeza.

Se dieron cuenta de lo lejos que habían llegado, de cómo habían pasado de ser amigas y amantes a enemigas y extrañas. Y en ese momento, supieron que algo tenía que cambiar, o arriesgaban perderse a sí mismas y todo lo que habían construido juntas.

Con un suspiro cansado, Jade se dejó caer en el sofá, su ira derritiéndose en un sentimiento de agotamiento.

—Lo siento, Tori. No quería decir eso. Estoy tan cansada de pelear, de sentir que siempre estamos en guerra.

Tori se acercó a ella, su rostro lleno de pesar y arrepentimiento.

—Yo también lo siento, Jade. Estoy cansada de esto. De nosotros. ¿Qué ha pasado con nosotras?

Jade se encogió de hombros, sintiendo una tristeza abrumadora apoderarse de ella.

—No lo sé, Tori. Pero algo tiene que cambiar. No podemos seguir así, hiriéndonos una a la otra una y otra vez.

Tori asintió, sintiendo un nudo en la garganta.

—¿Qué podemos hacer, Jade? ¿Cómo arreglamos esto?

Jade suspiró, pensando en todas las palabras no dichas y los sentimientos no expresados que habían estado envenenando su relación.

—Creo que necesitamos tiempo. Tiempo para sanar, tiempo para encontrar el camino de vuelta el uno al otro. Y tal vez... tal vez necesitamos separarnos por un tiempo, para descubrir quiénes somos fuera de esta relación.

Tori la miró, su corazón lleno de tristeza y resignación.

—¿Estás diciendo que deberíamos romper?

Jade se mordió el labio, luchando contra las lágrimas.

—Creo que es lo mejor para ambos, Tori. Necesitamos espacio para crecer, para sanar. Y tal vez... tal vez algún día podamos encontrarnos de nuevo.

Tori asintió, sintiendo una mezcla de dolor y alivio.

—Entiendo. Pero no quiero perderte, Jade. Eres... eres lo más importante para mí.

Jade se levantó del sofá y se acercó a Tori, tomando sus manos con suavidad.

—Nunca te perderé, Tori. Siempre estarás en mi corazón. Pero necesitamos esto. Necesitamos separarnos por un tiempo, para que podamos encontrar la forma de sanar y seguir adelante.

Tori la abrazó con fuerza, sintiendo el peso del adiós pesar sobre ellas.

—Te amo, Jade. Siempre lo haré.

Con un beso de despedida en los labios, Jade y Tori se separaron, sabiendo que era el comienzo de un nuevo capítulo en sus vidas. Y mientras se alejaban el uno del otro, se aferraban a la esperanza de que algún día, tal vez, encontrarían el camino de vuelta el uno al otro.