Ese armario me cambió (Jori)

Capítulo 19: Revelaciones en la Cena

La atmósfera estaba tensa en la mesa del comedor mientras Jade y Tori esperaban nerviosamente a que llegaran los padres de Tori para la cena. Habían decidido que era hora de contarles la verdad sobre su relación, aunque sabían que no sería fácil, especialmente considerando las creencias conservadoras de los padres de Tori.

Trina, la hermana de Tori, estaba sentada a su lado, dándole un apoyo silencioso mientras esperaban la llegada de sus padres. Habían hablado con ella sobre su relación antes, y aunque Trina había tenido algunas reservas al principio, finalmente había aceptado y apoyado su amor mutuo.

Finalmente, la puerta se abrió y los padres de Tori entraron en la habitación, saludando a todos con sonrisas amables antes de tomar asiento a la mesa. La tensión en el aire era palpable, y Jade y Tori intercambiaron una mirada nerviosa antes de sumergirse en la conversación.

Después de un intercambio de saludos y pequeñas charlas, la conversación finalmente se volvió hacia el motivo de la cena. Tori tomó una respiración profunda, reuniendo todo su coraje antes de hablar.

—Mamá, papá... hay algo que queremos decirles.

Los padres de Tori la miraron con curiosidad, esperando a ver qué tenía que decir su hija.

—Jade y yo... estamos juntas —anunció Tori, su voz temblorosa pero firme—. Somos novias.

Hubo un momento de silencio mientras los padres de Tori procesaban la revelación. Luego, su madre habló, su voz llena de incredulidad.

—¿Qué... qué estás diciendo, Tori? ¿Cómo puedes decir algo así?

Tori bajó la mirada, sintiendo un nudo en la garganta.

—Es verdad, mamá. Jade y yo nos amamos, y hemos estado saliendo durante algún tiempo ahora.

Los padres de Tori intercambiaron una mirada de consternación antes de volver su atención a las dos jóvenes frente a ellos. El padre de Tori frunció el ceño, su expresión volviéndose dura y severa.

—Esto es inaceptable, Tori. No puedo creer que estés involucrada en algo así.

Tori sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral, sabiendo que la situación se estaba volviendo cada vez más tensa. Jade puso una mano reconfortante sobre la suya, dándole fuerzas para seguir adelante.

—Papá, mamá... lo siento, pero no puedo cambiar cómo me siento. Jade es importante para mí, y no puedo imaginar mi vida sin ella.

La madre de Tori sacudió la cabeza con desaprobación, sus ojos llenos de decepción.

—No puedo creer que estés haciendo esto, Tori. No puedo creer que estés eligiendo esto sobre tu familia y tus creencias.

Trina intervino, su voz llena de determinación.

—Mamá, papá, lo que Tori siente por Jade no es algo que pueda cambiar. Y si realmente la aman, deberían aceptarla por quien es y apoyarla en sus decisiones.

Los padres de Tori se miraron el uno al otro, su expresión llena de conflicto. Finalmente, su padre habló, su voz llena de ira.

—Esto es una vergüenza, Tori. Una vergüenza para nuestra familia y nuestras creencias. No puedo creer que hayas decidido vivir de esta manera.

Tori sintió como si un puñal le atravesara el corazón al escuchar las palabras de su padre. Jade apretó su mano con más fuerza, tratando de ofrecerle consuelo en medio de la tormenta emocional que se estaba desatando a su alrededor.

—Pero papá... —comenzó Tori, tratando desesperadamente de hacerle entender—. Te amo, pero también amo a Jade. No puedo simplemente dejarla ir porque no aprueban nuestra relación.