cinco; how much sad did you think i had?

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so long, london

taylor swift

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« thinking, how much sad did you think i had?

did you think i had in me? »


« pienso, ¿cuánta tristeza pensaste que tenía?

¿creíste que tenía en mí? »




capítulo cinco | how much sad did you think i had?

15 de mayo de 2024.

londres, reino unido.


rue




Intento mantener mi ley del hielo con Lando, pero él simplemente me busca para hablar todo el tiempo. He rechazado sus propuestas en más de una ocasión. Me ha invitado a almorzar, a cenar, al cine, a dar un paseo...

Pero a todos les he dicho que no. No me agrada la idea de que piense que podrá arreglar todo con una simple salida. Quiero que sepa que todo lo que ha hecho me ha lastimado, que sus acciones tienen consecuencias. No puede ir por la vida dañando gente y creyendo que podrá solucionar todo con un pequeño gesto.

―Me gustaría que las cosas estuvieran bien antes de irme, no quiero dejarte aquí sola triste... ―murmura Lando, soltando un suspiro al final. Es demasiado contradictorio de su parte decir eso, pero no digo nada. ―Retrasé el vuelo sólo para esperarte... realmente necesitamos hablar, Rue.

Lo miro de costado.

―Te escucho. ―digo, dándole un sorbo al té.

―Te he pedido perdón miles de veces... ¿qué más puedo hacer para que me disculpes? ―pregunta mientras frunce sus cejas.

―¿Crees que un "perdón" es suficiente? ¿Crees que simplemente me ignorarás cuanto se te de la gana y yo te perdonaré todo? Lando, ¿de verdad crees que me arrastraré tanto por tu amor?

Aquella última pregunta parece revolver algo en su interior, a pesar de que no lo diga en voz alta, porque noto como cambia su cara en tan solo un segundo.

―Si pudiéramos poner en una balanza las veces que ambos hemos intentado arreglar las cosas, puedo jurar que te ganaría ampliamente. Siempre soy yo, siempre. Y no puedes decirme que no porque te aseguro que no tienes ni idea de lo mucho que sufro en soledad cuando tú no estás. ¡Y no hablo de tus semanas de carrera! Hablo de todas esas veces que, pudiendo estar conmigo, elijes no hacerlo. Eso me ha roto el corazón más de una ocasión, pero ¿sabes qué? No seré yo quien lo arregle esta vez, Lando. Eso te molesta porque no sabes qué hacer. ¿Quieres que te diga algo? Yo tampoco supe que hacer cuando me rompiste el corazón por primera vez.

Creo que en este preciso instante puedo escuchar el sonido del silencio. Su expresión facial es un poema, supongo que no esperaba que soltara todo eso. Fue como una catarata de palabras. Un vómito verbal directo de mi corazón.

―Rue... jamás supe que te sentías así... ―susurra.

―Lando, por favor... ―murmuro. ―Me conoces como la palma de tu mano. Solías darte cuenta hasta cuando algo me molestaba sin que yo te lo comunicara, no creo que no supieras que me sentía así.

―Te prometo que no. Hubiera hecho algo para sanarte...

Un suspiro se me escapa rebeldemente.

―A veces no puedes sanar una herida que tú mismo has hecho.

―¿Y qué puedo hacer, entonces? Odio esta situación, odio esta distancia que has puesto entre nosotros... ¡que me la merezco, claro! Pero simplemente quiero saber qué hacer para remediarlo...

―Tienes que cambiar, Lando. ―digo con la voz quebrada. Ya no puedo evitar que las lágrimas caigan por mis mejillas. Me gustaría ser más fuerte, pero no puedo. ―Demuéstrame que me amas y que me elijes todos los días de tu vida, porque has llegado a un punto en el que no sé si me quieres o si prefieres cualquier cosa antes de estar conmigo.

Él no protesta ante mis palabras, simplemente asiente con la cabeza y suspira.

―Déjame mostrarte que soy el mismo de siempre... ―susurra, acercándose a mi y tomando mis manos entre las suyas. ―Puedo hacerlo, Rue. Te prometo que puedo.

―Tienes que creértelo primero, Lan. No puedo ser simplemente tu pañuelo de lágrimas en tus días malos. Quiero todo. Lo bueno, lo malo, lo peor... quiero que todo sea como lo fue hasta el comienzo de esta temporada.

―Lo sé, mi amor, lo sé... ―apoya la palma de su mano sobre mi mejilla y me acaricia con su pulgar. ―Haré que todo sea mejor para ti, arreglaré todo lo que rompí, sólo necesito que me sigas amando...

Como si en algún momento hubiera dejado de hacerlo, pienso.

―Como lo haces desde los 18. ―continúa hablando. ―No sé vivir sin ti, mi cielo... no conozco otra vida que no sea a tu lado. Cambiaré, seré una mejor persona, nunca volverás a llorar por mi culpa. ―me dejo llevar por la carga emocional del ambiente, sus brazos me rodean y, antes de darme cuenta, sus labios se estampan sobre los míos.

No recuerdo cuando fue la última vez que nos besamos. Seguramente hace un par de días, más de los que me gustaría contar.

―Eres el amor de mi vida. ―susurra sobre mis labios. ―Por favor, confía en mí.

―Lo hago. ―respondo de la misma manera. ―Te prometo que lo hago, por eso sigo aquí...

―Lo sé, lo sé. Ha sido todo demasiado raro estos días. ―nuestros ojos se conectan cuando levanto la mirada buscándolos. Siento mi corazón temblar ante el contacto. ―Te amo ¿sí? ―asiento con la cabeza.

―También te amo... ―murmuro. ―¿A qué hora sale tu vuelo? ―pregunto. Sin embargo no quiero saberlo, no quiero que se vaya.

―En veinte minutos debo estar en el aeropuerto. ―bajo la mirada. ―Hey... prometo subir al podio, traeré un trofeo para ti.

Un par de segundos después nos separamos y él termina de arreglar algunas cosas que han quedado fuera de las valijas. Pero el tiempo pasa muy rápido, se escapa como arena en nuestras manos, y el momento de despedida se hace presente sin pedir permiso.

―Te amo, mi amor. ―dice, mirándome con lo que yo creo que es dulzura. Por un instante siento que la magia ha vuelto a nosotros.

Me muerdo el labio inferior intentando no llorar. Ninguna de las últimas despedidas han sido así de fuertes, mucho menos tan tristes como estas. Han sido más bien distantes y raras, como si fuéramos amigos que últimamente se están llevando mal, en vez de ser novios hace seis años.

―Prométeme que vas a cambiar...

―Lo haré.

Y le creí.

so long, london » lando norris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora