Era hija de mis enemigos. Esa debió ser la principal razón para mantenerme lejos de ella, pero en realidad, fue la razón por la que me mantuve cerca.
Era hija de esas personas que mataron a mi familia solo por ser diferentes. Por miedo a nuestro p...
capítulo potente porque quiero que noten como phoebe se ve afectada por el lazo y como está igual de perdida que megan
fua, no sé si quiero una phoebe o una megan
ESPERO LO DISFRUTEN, YA SE LA SABEN, ME AYUDAN COMETANDO PORFIS, MUAK
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PHOEBE GABRIELA CLIFFORD BASKERVILLE
La odiaba.
Era probablemente la primera persona, en mi vida, a la que odiaba.
Nunca me había relacianado demasiado con el sentimiento, tampoco estaba segura si era como debía sentirse.
Mis mejillas se sintieron calientes recordando como me había acorralado aquel día y como llevó un mechón de mi cabello detrás de mis oreja.
Mi cabello solía ser un desastre la mayor parte del tiempo, y su movimiento me descolocó como pocas cosas lo hacían.
Sir Megan Howard me miraba como si fuera a cazarme. Como si fuera un depredaron y yo su cena de fin de semana.
Y yo, por alguna razón, estaba perdiendo la razón, valga la redundancia.
Mi corazón latía desenfrenado y mis manos temblaban cuando le miraba. No entendía que estaba pasando, siempre lograba mantener mis reacciones y emociones a raya. Por eso mi prima solía decir que yo era tan jodidamente molesta porque siempre lograba mantener el temple.
Mi temple se había ido al caño con mi nuevo soldado.
Y solo llevaba una semana en el castillo. Tiempo suficiente para hacer de mi cabeza un completo lío.
Aunque gracias a cualquier santo, Megan había decidido darme la tan temida Ley del Hielo.
No me hablaba más que para soltar un ''buenos días'' o un ''buenas noches''.
No cuestionaba mi itinerario, solo se añadía a mis planes aunque casi siempre tenía la miraba seria y una mueca de disgusto. No se molestaba en ocultar que simple existencia le molestaba y yo estaba luchando contra la curiosidad que me provocaba.
Sus ojos habían dejado de ser azules de nuevo.
Supuse que se trataba de alguna enfermedad extraña porque volvían a ser oscuros, ensanchados y manchados por pequeñas matas azules que podían pasar desapercibidas sino lo apreciabas de cerca.
No es como si yo estuviera viendo demasiado a Megan.
Para nada.
Pero... había una sensación molesta en mi estómago que no podía controlar y me daba ganas de gritar de exasperación.
