ENTRE LA RED || Miguel O'Hara

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El mayor dolor que he sentido en la vida, fue darme cuenta de lo mucho que mi hermano Gabriel me despreciaba.

Cuando apareció el Duende verde tuve que enfrentarme a él con el traje puesto, era el primer tipo raro que me atacaba sin haber tenido un encuentro previo en el cuál Spiderman interfiriera con alguno de sus planes, simplemente usó su aerodeslizador y me hizo desprender los pies de la tierra. Con la primera palabra que me escupió en la cara, pude sentir el odio palpable que viajaba por cada pequeño nódulo de tejido a lo largo de su lengua, cada músculo usado para enfatizar las palabras mientras que la membrana mucosa mantenía humedecido el reproductor de esas dagas afiladas cuyo corte amenazaban con partirme por la mitad. Todo se sentía tan personal y a la vez tan distante, tan familiar y tan extraño, hasta el momento en que decidió dirigir su bífida lengua al lugar correcto y lanzó cada queja que se había mantenido resguardada en su interior durante años esperando el catalizador perfecto para desatar la furia del fuego que llevaba como insignia del dolor que lo consumía en cada bocanada de aire que enviaba a sus pulmones. La verdad palpable de que mi hermano me odiaba con una violencia feroz se descubrió frente a mis ojos.

"¿Por qué no me lo dijiste?, eres mi hermano. Pudimos resolverlo juntos" 

Intenté razonar con él, le pedí disculpas por el daño que le causé sin saberlo, le pedí que me dejará ayudarlo, le juré encontrar la forma de revertir lo que sea que lo había convertido en eso para repararlo todo. Pero nada fue suficiente para él.

A causa de un intento de homicidio fracasado de un compañero de trabajo obtuve colmillos, garras, telaraña orgánica, súper fuerza y una gran capacidad de curación. Tuve los poderes de Spiderman con un par de cosas extras, mi ADN se había combinado con un proyecto en el que estaba trabajando, imaginaba el bien que podría hacerle a nuestros tiempos que un hombre como él existiera, lo poco que teníamos en los documentos de la era heroica fue suficiente para apreciar la valentía y la fuerte conciencia moral de ese hombre. No tenía idea de lo que involucraba estar en sus mallas. Tomar el traje, tomar la maldición de sus responsabilidades fue la gota final que derramaba el vaso en mi caótica vida.

Cuando el duende se abalanzó sobre mí pensé en la idea de dejarlo ganar, dejarlo cumplir su misión para dejar que su alma descansará. Pero quería ayudarlo, lo amaba y él era lo único bueno que siempre tuve en mi vida, era lo más real que tenía, lo que me mantenía de pie mientras mi vida alrededor se desmoronaba, quizá fui egoísta al no dejarlo cumplir su misión de eliminarme para intentar reparar nuestra relación y entonces todo salió mal, los recuerdos de ese día torturan mi mente hasta el día de hoy; El olor al humo, el sonido del edificio cayendo, las ventanas rompiéndose, lo caliente de la sangre sobre pintando el asfalto, sus gritos, jadeos y el sonido de su último aliento. La imagen vivida y tangible del cuerpo de mi hermano volviendo a su forma natural mientras yacía bajo los escombros es algo que me carcome la vida conforme pasan los días. Yo debería haber muerto ese día. No Gabriel.

Mamá no soporto la noticia y días después terminó con su propia vida, intentó no hacerme sentir culpable por ninguno de los dos acontecimientos, pero su nota solo perforó otro hueco en mi interior.

Elimine a Tyler como director en Alchemax y me posicione en su puesto y cambie las cosas. Pasaba la mayor parte de mi vida entre las cuatro paredes de mi oficina, extrañaba el laboratorio pero sabía que solo yo podía arreglar todo lo que Alchemax había hecho bajo la mano de Tyler. De esa manera podía ayudar, incluso hice que el ojo público diera verdadera seguridad a las personas de New York.

Pase por momentos malos después de todo lo ocurrido. Lyla se convirtió en mi única amiga y eso era deprimente si consideramos que es una inteligencia artificial que yo mismo programe, le dí libertades en su programación para desobedecerme incluso en contra de mi voluntad.