Capítulo 11

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Habían pasado unas dos semanas desde que Jimin comenzó a evitar a Jungkook a toda costa. Los mensajes eran cada día menos. Mientras Jungkook le enviaba una gran cantidad, Jimin contestaba con pocas palabras. Cuando pasaba a buscarlo a diario, Jimin encontraba cualquier excusa para alejarse, pero ahora se le acababan las ideas. Más que nada, su corazón se detenía al perderse en esa mirada que lo hacía enamorarse cada vez más, aunque le doliera. Las ganas de llorar lo invadían, y aún más al encontrar todos los días una rosa en su casillero y al inicio de semana tres cuando el fin de semana no lo veía, con la nota de que esperaba hablar con él pronto y verlo.

Ahora lo tenía a unos pasos de distancia. Mientras Jungkook caminaba con la cabeza gacha, a Jimin se le iba el aire. Buscó desesperadamente un lugar donde esconderse para evitar todo el dolor y rechazo que se vendría después de hablar con él.

Jimin se metió rápidamente al baño, suplicando que Jungkook no entrara y se siguiera de largo. Se acercó a los lavabos para echarse agua en la cara cuando escuchó a alguien entrar. Al levantar la mirada, vio a Jungkook, que se encontraba apoyado en la puerta del baño, observando sus acciones. Jimin empezó a ponerse nervioso y sus manos comenzaron a temblar un poco.

—¿Por qué me evitas, Jimin? —preguntó de inmediato Jungkook, sacando de detrás de su espalda la rosa del día, que se marchitaba rápidamente.

—Hola, Jungkook... —susurró Jimin con nerviosismo—. He estado bastante ocupado, no te estoy evitando. Perdón, pero me tengo que ir —agarró su mochila y su diario, rodeando a Jungkook para salir.

Pero Jungkook lo sostuvo del brazo antes de que pudiera irse, tirando el diario al suelo junto con unos papeles. Jungkook le ayudó a levantarlos, sin soltar a Jimin, observando que los documentos eran información para un intercambio en el extranjero.

—¿Quieres irte al extranjero a estudiar? —preguntó Jungkook en un susurro.

Jimin empalideció ante la pregunta.

—Sí, es una beca que quiero ganar. Es una gran oportunidad para mí —contestó sin mirarlo.

Jungkook se levantó, aún sosteniendo la mano de Jimin junto con su diario y papeles.

—¿Es por eso que me evitas? —preguntó con tristeza—. Porque no se me ocurre otra razón por la que me estés evitando, a menos que sea por la fiesta. Mi mente desde la fiesta de Taeyuhg ha estado borrosa y me duele saber que algo de esa noche te hizo daño.

Jimin se quedó callado, aguantando las lágrimas que amenazaban con brotar.

Jungkook lo miró con desesperación. —Jimin, por favor, dime qué está pasando. No puedo soportar verte así y no saber cómo ayudarte.

Finalmente, Jimin no pudo contener más las lágrimas, pero se obligó a sí mismo a mantener la compostura. —No es nada, Jungkook. Solo estoy enfocado en ganar esa beca. Necesito concentrarme y no puedo permitirme distracciones.

Jungkook sintió un nudo en la garganta, entendiendo que había algo más que Jimin no estaba diciendo. —Entiendo, Jimin. Solo... quiero que sepas que estoy aquí para ti, siempre.

Jimin asintió, agradecido pero también sintiéndose cada vez más atrapado en su propia tristeza. —Gracias, Jungkook. Aprecio que estés aquí para mí.

Con un último intercambio de miradas llenas de emociones y sentimientos guardados, Jimin se alejó, dejando a Jungkook solo en el baño, con una rosa marchita en la mano y un corazón lleno de dolor y confusión.

Con un último intercambio de miradas llenas de emociones y sentimientos guardados, Jimin se alejó, dejando a Jungkook solo en el baño, con una rosa marchita en la mano y un corazón lleno de dolor y confusión

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