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Llegó la tan esperada semana 27, misma en la que le recomendaron saber el sexo de su bebé. La pareja fue a un chequeo más extenso con su ginecólogo de confianza, ambos nerviosos no hallaban la hora de que le revelaran el sexo de su pequeño - no tan pequeño granito de arroz.

—¿Están listos para saber si será niño o niña?— preguntó el médico con una sonrisa cálida.

Dong Min asintió, agarrando la mano de Bin con fuerza, estaba sumamente emocionado. El médico aplicó el gel frío y movió el transductor sobre el vientre redondeado del omega. En la pantalla, la imagen se aclaró a tal punto de ver por completo la posición en la que estaba, sin duda fue diferente a la primera vez, aquel pequeño punto ahora tenía un cuerpecito más formado, incluso se sintió el latido del corazón de aquel bebé.

—Ahí está su bebé, formándose muy bien —Bin entrelazó sus dedos con los de su omega, el vínculo era más grande, los latidos de su pequeño eran aún más audibles para el doctor quien sonrió —Parece responder bastante bien a sus feromonas. Bien, veamos...

Movió el aparato buscando la forma de ver su sexo, el hombre sonrió más y miró a la pareja ansiosa para luego bromear un poco.

—¿Qué desean que fuera? —Bin miró a Dong Min esperando una respuesta.

—No importa lo que sea, lo amaremos de todas formas. —el hombre asintió.

—Pues bueno, vean aquí— señaló el médico —es una niña.

Las palabras resonaron en la mente de Bin y Dong Min. Una niña. Su niña. Bin se inclinó y besó la mejilla de su esposo, sus ojos brillaron con lágrimas no derramadas de felicidad.

—Una pequeña loba— murmuró Dong Min, su corazón rebosante de amor. —Nuestra pequeña luna.

Las lágrimas rodaron por las mejillas de Dong Min mientras Bin lo abrazaba y lo llenaba de tranquilidad. Imaginaron su pequeña hija: su cabello castaño como el de Bin, sus ojos brillantes como los de Dong Min. Hablaron en susurros sobre nombres y sueños para su hija.

—¿Cómo deberíamos llamarla?— preguntó el pelinegro.

Bin acarició suavemente la barriga de Dong Min mientras le limpiaba. —¿Qué te parece Minsung?

Dong Min lo repitió en voz baja y asintió, su voz apenas salió en susurro.

—Minsung. Es perfecto.

El doctor les entregó una foto impresa del ultrasonido, y Bin la sostuvo como si fuera el tesoro más valioso. En ese momento, supieron que su amor se multiplicaría con cada latido del corazón de Minsung.

El viaje hacia la paternidad estaba lleno de momentos como este, pequeños destellos de alegría que se grabarían en sus memorias para siempre. Y mientras la noche caía, Bin y Dong Min soñaban con el futuro, con su hija, con una vida llena de risas y el unidad que esta les traería.

Dulce Espera |🦢| BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora