[1] Welcome to hell

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Mi vida fue corta, corta y no muy alegre, nacida en Friburgo, Suiza en el año 1940 hasta el 1965, crecí en un ambiente duro y lleno de desgracias que me moldearon a tener que hacer lo necesario en nombre de mi supervivencia, si, es cierto, había hecho muchas cosas de las que no estaba orgullosa, excepto de una, matar a mi abusador, me enorgullece y jamás me arrepentiría de hacerlo, y desde el momento uno, supe que eso fue lo que me llevo al infierno. Pero bueno, de igual manera supongo que jamás pertenecí al cielo, al final de cuentas solo sonaba como una dulce promesa.

Después de mi trágica muerte y mi llegada al infierno las cosas realmente fueron dándose bastante naturales, lo que no había que hacer bajo ningún concepto era obvio, aunque lo que sí había que hacer era incierto, se suponía que el infierno era un lugar para que los pecadores sufrieran, o algo así, nunca tuve mucho tiempo de repasar las normas de la biblia. Aunque una cosa sí tenía bastante claro y era que conseguiría poder, aquí era posible, lo había visto, los pecadores más viles y crueles llegaban a conseguir bastante poder aprovechándose de los más idiotas y eran llamados "overlords", no estaba segura de si yo conseguiría tanto poder, pero me aseguraría de que nadie más intentara pasarse de listo conmigo, quizá que la gente me tuviera miedo no era tanto el objetivo, pero si eso era necesario, lo conseguiría, ya no me importaba pasar límites, ya estaba en el infierno, ¿ que podía ser peor que eso?

Lo único que sería difícil en esta búsqueda por poder era que quería mantener un perfil bajo, no quería que todos supieran que era poderosa, no quería que me llamaran "overlord" quería estar lejos de la vista de todos, pero de igual manera, sería algo de lo que me ocuparía después.

Los días iban pasando, me parecía estúpido y chistoso lo fácil que era conseguir almas, la historia de un demonio que había llegado y al poco tiempo se había convertido en overlord deshaciéndose de los más poderosos y antiguos de estos cada vez sonaba menos fascinante.

Un día iba paseando por las calles infernales buscando algo, un destino, un alma perdida, una casa quizá y lo único que encontré fue a una viejita dándole una paliza a un IMP, esos diablillos a veces podían llegar a ser unos hijos de puta, aunque no parecieran relacionarse con los pecadores por alguna razón para mi desconocida; la escena me pareció adorable por lo que fui a ayudar a la anciana, una vez el IMP vio que ahora tenía dos oponentes decidió que era mejor largarse corriendo.

- Oh, pero que amable jovencita, muchas gracias por ayudarme a quitarme ese diablillo de encima, aunque yo lo tenia controlado - dijo con un tono encantador

- No lo dudo ni un poco, - solté una risilla - pero nunca está demás ayudar un poco ¿no cree?

- Por favor déjame agradecerte - dijo tomándome de la mano

- Oh no, no es necesario, estoy perfecta así solo pasaba

- Aunque sea acéptame una taza de té

Y así fue, esa tarde fue una de las que más disfrute desde mi llegada, esa anciana se terminaría convirtiendo una de mis mejores compañías, una amiga, que por primera vez en mi existencia tenía una de verdad, me ofreció vivir en su casa y por un tiempo acepte, hasta que lograba conseguir un lugar decente, no quería seguir rodando de aquí para allá. Esa mujer fue la solución para varios de mis problemas, uno de ellos fue la vivienda, otro, el mantenerse en perfil bajo incluso si conseguía mucho poder, fue una noche que tomando algo de té y platicando llegamos a ese tema.

- ¿Usted me ayudara a guardar mi poder?

- Por supuesto que si, no sabes cuan feliz me hace poder ayudarte a que consigas todas tus metas.

Dijo con esa amable sonrisa que parecía sólo tener para mi, era tan linda, nunca le había preguntado porque estaba aquí, y sinceramente creo que nunca se lo preguntaría, al final de cuentas de nada serviría, nada cambiaría.

- Bien - suspiré por el nerviosismo - de ser así, hagamos un trato - alce la mano lista para proponerlo - el 80% de mi poder lo mantendrá usted

- Pero jamás estará disponible para mi uso - complemento, y aunque me agradaba la idea, me sorprendió que fuera ella quien la propusiera

- La única forma en que este volverá a mí, porque en algún punto lo hará, es que mi vida o la de alguien a quien ame corra peligro y precise de este para poder defenderme o defenderlo

- O también si mi vida corre peligro, no quiero morir y que ese poder se pierda - me sonrió burlesca

- Será un secreto nuestro y solo nuestro, una vez una de estas dos condiciones se cumpla, el trato de romperá automáticamente y mi poder volverá a mi disposición

- Trato - por fin extendió su mano y ambas estrechamos, un ambiente escarlata iluminó la habitación para desaparecer al instante.

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Primer capitulo: algo de contexto. El siguiente se pondrá mejor.

Un amor infernalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora