Los días habían pasado, había conseguido un par de almas a mi disposición, me parecía gracioso que la mayoría fueran por apuestas de bares, prácticamente pierden sus almas por ambición, era algo gracioso y que no me generaba nada de sorpresa. También había conseguido el dinero suficiente para comprar una casa decente, estaba en una calle tranquila, más que nada porque era poco habitada, las casas del lugar no eran baratas, eso era bueno, al menos quien viviera cerca de mi seria mierda con clase. Estaba recostada en mi cama pensando en que podría hacer, comenzaba a volverse de noche así que decidí levantarme y salir por ahí, quien sabe, quizá y podría conseguir otro alma fácil por ahí.
Y todo parecía normal hasta que pase por un callejón, lo había pasado como habría hecho cualquier otro día sin tomar la más mínima importancia hasta que un sonido llamó mi atención, me detuve en seco al reconocerlo, era un sonido de ciervo, sabía muy bien como sonaban esos tiernos animales cuando estaban asustados o pasando por dolor, en vida siempre que podía estudiaba a los animales, eran seres tan divinos, y cuando podía los ayudaba, está claramente no sería la excepción.
Regrese y me detuve a mirar el callejón, estaba oscuro y probablemente no tenía salida, lo cual no era bueno por si acaso era una especie de trampa; en este, mis ojos no podían creer lo que veían, claro que no era un ciervo, no había animales terrenales en el infierno, era un pecador, uno con aparentes orejas de venado, mire para ambos lados antes de acercarme, no había nadie mas a la vista, una vez más cerca de él pude ver que no solo tenía orejas sino que también tenía astas de venado, tenía las manos en la cabeza y me estaba dando la espalda.
- No se quien seas pero lamento pedir que se retire o de lo contrario me veré obligado a tomar medidas más violentas - Su voz era muy particular, tenía efecto de radio y sonaba muy amenazante, claro que lo hacía, pero también podía notar que sufría.
- Tus astas - me explique - están mudando, seguro es una complicación, déjame ayudarte.
Sabía que no era lo más inteligente que podía hacer, ofrecer ayuda a un pecador en el infierno, pero él la necesitaba, y probablemente yo era la única persona capaz de brindarla, así que poco a poco trate de acercarme.
- Dije que te alejes!!!
Sonaba muy enojado, pero sabía que solo estaba asustado, probablemente era la primera vez que tenía complicaciones lo cual sería normal ya que es raro que pase. Me acerqué hasta solo quedar a dos metros de él con las manos levantadas en señal de sumisión.
- Vivo cerca, en mi casa tengo lo necesario para ayudarte con eso, ven, se que no quieres más complicaciones, además, debe doler.
Al principio parecía que quería matarme, después parecía dubitativo y al final, aunque sin decir nada, accedió. Esperé que se acercará más a mi, le di un par de palmadas en la espalda acompañadas de una sonrisa amable y lo guie a mi casa. Por suerte para él no había mucha gente que pudiera verlo en ese estado de vulnerabilidad, al final de cuentas si estaba escondido en un callejón era por algo.
Una vez en casa encendí las luces por fin lo pude ver bien, era un hombre alto, guapo, con una sonrisa bastante perturbadora y muy bien vestido, vi que estaba soltando sangre, así que por comodidad e higiene lo lleve a la bañera.
- ¿Por qué no te quitas el saco y te sientas dentro en lo que saco el botiquín? - dije a la vez que me acercaba a un gabinete que tenía al otro extremo de la habitación.
- ¿Perdón? - Parecía indignado ante mi petición.
- Es por higiene, ni yo quiero que manches mi piso ni tu quieres manchar tu abrigo - aunque pensándolo bien estábamos en el infierno, el tipo tenía una sonrisa macabra y el color del saco se asemejaba bastante al de la sangre - ...creo
Este resoplo en respuesta y comenzó a hacer lo que le había pedido mientras yo me volvía a acercar a él ya con el botiquín en manos; una vez se quitó el saco y se dio la media vuelta pude apreciar algo extremadamente tierno, y es que no solo tenía orejas y astas de ciervo, sino que también tenía cola, aunque por el dolor la tenía prácticamente entre las piernas.
- Casi olvido que eso debe doler, un segundo.
Salí del baño que estaba dentro de mi habitación primero me quité la blusa y me puse una camiseta de tirantes más que nada por dos razones, la primera es que hacía calor, y la segunda era que no quería manchar mi blusa con sangre. Rápidamente tomé unos analgésicos de la mesa de noche, unas tijeras por si acaso y volví con él.
Por alguna razón me resultaba un hombre de cierta manera interesante, pero no era el momento para pensar en esas cosas, y es que al entrar al baño lo vi algo destrozado con las orejas echadas para los lados y las manos en las astas, se veía ciertamente desesperado, no entendía porqué se forzaba a mantener esa sonrisa; me dirigí hacia él y le di una pastilla.
- Para el dolor, te ayudara bastante.
Y nuevamente algo desconfiado la tomo, acerque un banco para dejar el botiquín y lo demás al alcance
- Ahora hazme un espacio
Este me frunció el ceño y recogió sus piernas, seguido de ello me metí a la bañera con él frente suyo de rodillas, la altura perfecta para poder ver bien su cabeza
- Necesito tocar tu cabeza ¿eso está bien?
Este asintió levemente por lo que procedí a acercar suavemente su cabeza hacia mi, y aunque no fue mi intención termine tocando un poco por encima una de sus orejas, eran muy lindas y suaves, pero rápidamente deje de hacerlo, mi intención no era incomodarlo y sabía que casi todo de esta situación lo hacia, sabia que si había terminado optando por aceptar mi ayuda era porque de verdad la necesitaba, en cierta parte lo entendía, no era fácil acostumbrarse a estos cambios de un cuerpo humano a uno demoníaco.
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Esta parte y la siguiente me gustan a decir verdad c:
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Un amor infernal
Fanfiction¿Por que ayudar a los pecadores en el infierno esta mal? Fanfic del universo de Hazbin Hotel y Helluva Boss, mostrando una especie de vida en el infeirno y centrado un poco más en Alastor . Es una historia dependiente y únicamente escrita por divers...